FOTO 2.- Cúpula sobre pechinas asentadas en los arcos torales del crucero. Fuente: picojario.
FOTO 3.- Una bóveda de crucería neogótica cubre la cabecera de la iglesia. Fuente: picojario.
FOTO 3.- Una bóveda de crucería neogótica cubre la cabecera de la iglesia. Fuente: picojario.
La nave es el lugar en el que se congregan los fieles para asistir al sacrificio de la misa y simboliza el camino terrenal que debe recorrer el cristiano hasta su encuentro con Dios. En la iglesia de Oseja se trata de un espacio bien iluminado gracias a las dos ventanas semicirculares situadas en cada uno de los muros laterales, que se cubre con bóveda de arista (FOTO n. 1) para distinguirse del tramo previo (inicial e iniciático) cubierto, a su vez, con bóveda de cañón y lunetos.
Inmediatamente después de la nave (o Iglesia terrenal) se halla el crucero cubierto por cúpula (o Iglesia celeste). La cúpula central es el símbolo de la Jerusalén celestial en toda iglesia católica desde la Edad Media; es el símbolo del paraíso al que aspira todo cristiano; es el Cielo que se eleva sobre la Tierra representada, a su vez, por el cuadrado que forma la intersección de la nave con el transepto y, por tanto, el lugar en el que se encuentra lo divino con lo humano.
Para encajar ambas figuras geométricas, es decir, para asentar la bóveda semiesférica sobre el cuadrado del crucero se utilizan pechinas que, a su vez, descansan sobre los arcos torales (FOTO n. 2). Al exterior, la cúpula queda enmascarada en un volumen de sección cuadrangular cubierto por tejado a cuatro aguas que destaca en altura de los restantes volúmenes del edificio (a excepción del campanario).
De origen romano y característica del arte bizantino, la cúpula está asumida en las iglesias del Occidente europeo desde el Románico y profusamente utilizada durante el Renacimiento, el Barroco y el Neoclasicismo. Por consiguiente, no puede verse en su uso otra influencia que esta arraigada tradición occidental.
Tras el crucero y el arco de triunfo se sitúa la cabecera de la iglesia, formada por el presbiterio o lugar reservado a los clérigos y el altar mayor. Si la cúpula era la morada de Dios en el Cielo, la cabecera o ábside es la morada de Dios en la tierra y el espacio más sagrado de todo el templo.
Como suele ser habitual, el presbiterio se halla en un nivel más elevado que el resto de la nave, separado de ésta por un escalón y por la cancela del comulgatorio.
A diferencia de la cúpula del centro de la iglesia, de la bóveda de arista de la nave y de la bóveda de lunetos del coro, el ábside se cubre con bóveda de crucería de estilo neogótico que forma una estrella de cuatro puntas (FOTO n. 3), un nuevo elemento arquitectónico que marca una distinción con los restantes espacios que conforman el eje longitudinal de la iglesia.
Inmediatamente después de la nave (o Iglesia terrenal) se halla el crucero cubierto por cúpula (o Iglesia celeste). La cúpula central es el símbolo de la Jerusalén celestial en toda iglesia católica desde la Edad Media; es el símbolo del paraíso al que aspira todo cristiano; es el Cielo que se eleva sobre la Tierra representada, a su vez, por el cuadrado que forma la intersección de la nave con el transepto y, por tanto, el lugar en el que se encuentra lo divino con lo humano.
Para encajar ambas figuras geométricas, es decir, para asentar la bóveda semiesférica sobre el cuadrado del crucero se utilizan pechinas que, a su vez, descansan sobre los arcos torales (FOTO n. 2). Al exterior, la cúpula queda enmascarada en un volumen de sección cuadrangular cubierto por tejado a cuatro aguas que destaca en altura de los restantes volúmenes del edificio (a excepción del campanario).
De origen romano y característica del arte bizantino, la cúpula está asumida en las iglesias del Occidente europeo desde el Románico y profusamente utilizada durante el Renacimiento, el Barroco y el Neoclasicismo. Por consiguiente, no puede verse en su uso otra influencia que esta arraigada tradición occidental.
Tras el crucero y el arco de triunfo se sitúa la cabecera de la iglesia, formada por el presbiterio o lugar reservado a los clérigos y el altar mayor. Si la cúpula era la morada de Dios en el Cielo, la cabecera o ábside es la morada de Dios en la tierra y el espacio más sagrado de todo el templo.
Como suele ser habitual, el presbiterio se halla en un nivel más elevado que el resto de la nave, separado de ésta por un escalón y por la cancela del comulgatorio.
A diferencia de la cúpula del centro de la iglesia, de la bóveda de arista de la nave y de la bóveda de lunetos del coro, el ábside se cubre con bóveda de crucería de estilo neogótico que forma una estrella de cuatro puntas (FOTO n. 3), un nuevo elemento arquitectónico que marca una distinción con los restantes espacios que conforman el eje longitudinal de la iglesia.
2 comentarios:
Muy bien explicada, con claridad, sencillez y elegancia...asequible a todo aquel que lo lea y con una belleza extraordinaria...
Gracias, Lourdes.
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