sábado, 7 de septiembre de 2019

JOSÉ DÍAZ Y DÍAZ-CANEJA Y SU VOCABULARIO SAJAMBRIEGO


El principal autor de lo que se publicó como Vocabulario sajambriego en el año 2001, en una mala edición a la que me referiré más adelante, es la persona a la que dedico esta entrada, porque llevo tiempo oyendo muchas incorrecciones sobre él y porque creo que se merece poner por escrito algo de su biografía. 

También creo necesario precisar algunos hechos relacionados con la recopilación crítica que hizo del vocabulario sajambriego, publicado en la obra póstuma anteriormente mencionada, porque dedicó a ello casi toda su vida y no ha sido tratado como se merece. 

Aclaro que todo lo que voy a publicar procede del conocimiento y archivo familiar, ya que José Díaz y Díaz-Caneja fue mi tío abuelo.    


1.- BIOGRAFÍA 

José Díaz y Díaz-Caneja nació en Oseja de Sajambre (León) en 1894 y murió en su casa del barrio de Quintana (Oseja) en 1969.  Fue hijo de Ramón Díaz Piñán (1861-1923), secretario del Ayuntamiento de Oseja de Sajambre, y de Francisca Díaz-Caneja Acevedo (m. Colunga, 1937).   

Tras iniciar los estudios elementales en la escuela de Oseja y quizás también en la de Soto con el célebre maestro Leonardo Barriada, de quien se consideró discípulo, entró en el seminario conciliar de Oviedo gracias a la beca perpetua que poseen todos los miembros del linaje de su fundador: el obispo de Oviedo, Ignacio Díaz-Caneja (1779-1856).  No completó sus estudios eclesiásticos pero se licenció en Magisterio y Derecho.    

Nunca fue maestro, aunque aprobó las oposiciones en 1923. Tampoco ejerció como inspector de Hacienda, aunque también superó una oposición en 1933, sino que se convirtió en jurista y en lingüista.

Como jurista, formó parte de la comisión nacional que elaboró la Ley de Régimen Local durante el Franquismo y publicó diversos libros y artículos sobre esta temática entre 1941 y 1955. Como lingüista, investigó sobre la lengua castellana y la lengua asturiana (o leonesa, que es lo mismo), con publicaciones en revistas científicas de su época, siendo elegido en 1947 miembro correspondiente por Asturias de la Real Academia de la Lengua Española, cuando don Ramón Menéndez-Pidal era director.   

Tras completar sus estudios de Derecho empezó a opositar al Cuerpo de Secretarios de la Administración Local, profesión que ejercía su hermano mayor, que había desempeñado su padre y muchos de sus antepasados desde el siglo XVI. Entre 1923 y 1936 ocupó las secretarías de los ayuntamientos de Oseja de Sajambre, Villamayor de Santiago (Cuenca), Nava del Rey (Valladolid) en 1935 y Sahagún (León) en el mismo año. En 1936 llegó a Asturias para encargarse de la secretaría del Ayuntamiento de Colunga y, más tarde, desempeñó la misma función en Llanes desde 1944 y en Villaviciosa, desde 1956 hasta su retiro.  Aunque aprobó las oposiciones para ayuntamiento de primera categoría, con asignación de plaza en la ciudad de Barcelona, renunció a este destino porque nunca quiso abandonar Asturias.  

Dotado de gran memoria (por herencia de los Díaz-Caneja), dedicó su vida al estudio. Fue un gran bibliófilo y un lector infatigable.  El catálogo de su biblioteca y las anotaciones de sus libros muestran su carácter metódico y un trabajo paciente, ordenado, exhaustivo y sistemático.  Los contenidos de sus anotaciones reflejan una cultura extensa.   

Murió en Oseja en 1969 después de sufrir una enfermedad degenerativa. Está enterrado en el cementerio de su localidad natal.  


2.- EL VOCABULARIO SAJAMBRIEGO 

El estudio del habla sajambriega, en el contexto de la lengua asturiana, fue su principal interés lingüístico durante toda su vida. En su correspondencia privada dejó por escrito que, en 1942, contaba ya con miles de fichas y con una versión muy avanzada que se planteaba publicar porque había interesado en la Real Academia de la Lengua.  Sin embargo, no la publicaría entonces, sino que continuaría ampliándola y enriqueciéndola, quedando inédita a su muerte en 1969.   

Los herederos de José Díaz y Díaz-Caneja entregaron dicho original a una conocida filóloga leonesa, hoy fallecida, con el encargo de que lo dejara en depósito en la Biblioteca del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, aunque previamente se le preguntó si el libro tenía interés científico, decididos sus herederos a editarlo si así fuera. Al haber obtenido una respuesta negativa de dicha filóloga, el manuscrito quedó sin publicar.     

En los años 70, el jesuita Eutimio Martino pidió permiso para utilizar el original inédito como parte de la bibliografía de un libro que llevaría por título La Montaña de Valdeburón. Biografía de una región leonesa, Universidad de Comillas, Madrid, 1980.  La familia le concedió permiso de consulta. No se sabe si el erudito sajambriego llegó a utilizar dicha obra, ya que no aparece en el apartado bibliográfico de su Montaña de Valdeburón.   

En el año 2001, el Ayuntamiento de Oseja de Sajambre, a iniciativa del alcalde, Virgilio Díaz Vega, publicó un libro titulado Vocabulario sajambriego bajo la autoría de Olegario Díaz-Caneja y José Díaz y Díaz-Caneja.   Esta edición se hizo sin solicitar permiso a los herederos de José Díaz y Díaz-Caneja. Desconozco el proceder en el caso del otro autor. 

La edición fue encargada a Eutimio Martino y costeada por el Ayuntamiento de Oseja de Sajambre, que figura como institución responsable de la publicación. No se destinó a la venta y su distribución fue gratuita.  Pero el hecho de que no hubiera -ni haya- intereses comerciales de por medio no excusa a los editores de esta lamentable edición.

En primer lugar, ¿de dónde se sacó el original de mi tío abuelo? ¿De la Biblioteca del CSIC? En ningún sitio se indica su localización.

En segundo lugar, ¿por qué no se consultó a los herederos, aunque solo hubiera sido por elegancia?

En tercer lugar y lo más importante de todo: ¿por qué no se atribuyó a cada autor su parte en el trabajo? Habría sido tan fácil como editar ambas obras por separado aunque en el mismo volumen o, en su caso, añadir las iniciales de cada autor a cada uno de los item a modo de firma (más trabajoso pero mucho más honesto).   

Después de haber indagado sobre lo sucedido, debo afirmar que las razones proporcionadas por los editores no justifican en modo alguno lo que se hizo o, mejor dicho, lo que no se hizo.   

El Vocabulario sajambriego editado en el año 2001 se debe casi en su integridad a José Díaz y Díaz-Caneja. Solo las voces contenidas en la Letra A (págs.31-84) pertenecen a ambos autores, todo lo demás (Letras B a la Z, págs.85-568) pertenece a la única autoría de José Díaz y Díaz-Caneja, porque desgraciadamente el trabajo de don Olegario se perdió en las catastróficas inundaciones de Bilbao del año 1983. 

La ausencia de una correcta atribución en la autoría provocó lo siguiente:   

Se atribuyó a don Olegario Díaz-Caneja cosas no escritas por él y con las que podría no estar de acuerdo.

Se atribuyó a don José Díaz y Díaz-Caneja cosas no escritas por él y con las que podría no estar de acuerdo.

Se mezcló la obra de dos autores diferentes y sin ninguna conexión entre sí, lo que incumple la Ley de Propiedad Intelectual vigente desde el año 1996.   

Se disminuyó el valor y el aporte científico de José Díaz y Díaz-Caneja cuando fue el autor de casi todo el libro.

Se puso a José Díaz y Díaz-Caneja como segundo autor cuando fue el principal, con 454 páginas de autoría única frente a 54 págs. compartidas. Quienes se dedican profesionalmente a estos quehaceres, saben perfectamente cómo debe ser el orden de las autorías de libros y artículos científicos de carácter histórico y lingüístico. No así los editores del vocabulario que lo hicieron justo al revés.

Es una verdadera lástima que no se haya puesto más esmero en la edición del año 2001. En su lugar lo que hubo fue una falta de respeto a los autores, a su trabajo y a sus respectivos legados, tanto por parte del Ayuntamiento de Oseja de Sajambre en la persona de su alcalde, como por parte del encargado de esta penosa edición, Eutimio Martino Redondo.