Reverso de una moneda de 2 maravedís de Felipe III (1603) encontrada en Sajambre.
El centro del actual pueblo de Soto recibe el nombre ya en el siglo XVI de La Corral o El Corral. Así lo hallamos en la antroponimia como indicación de procedencia en todos estos siglos: Diego de El Corral en 1592, Diego Fernández de El Corral en 1616, otro Diego de El Corral en 1676, Francisco Fernández de El Corral en 1711, etc.
El caserío linda siempre con el río que atraviesa el pueblo. Según un documento del 22 de marzo de 1711, allí se situaba “un molino que está junto a la puente de La Corral, linda con el camino que va para El Corral” (Archivo Piñan, Agustín Piñán de Cueto Luengo 1711-03-22) y que pertenecía en esta época a la familia Mendoza.
El caserío linda siempre con el río que atraviesa el pueblo. Según un documento del 22 de marzo de 1711, allí se situaba “un molino que está junto a la puente de La Corral, linda con el camino que va para El Corral” (Archivo Piñan, Agustín Piñán de Cueto Luengo 1711-03-22) y que pertenecía en esta época a la familia Mendoza.
En 1752, el Catastro de Ensenada dice que había 2 molinos que pertenecían a “todos los vezinos del barrio de Soto”, es decir, que eran molinos de vecera o de turno y vez. En uno de ellos, que aparece documentado en 1813 como “el molino de la iglesia”, a la casa de Félix de Posada Harnero le correspondía moler tres días de cada mes.
La designación de “el molino de la iglesia” debía haberse originado, no por su pertenencia a dicha institución eclesiástica, sino por su proximidad a ésta, ya que el Catastro de 1752 nos da los nombres de los dueños de los otros 2 molinos harineros del lugar: de uno eran dueños Manuel Múñiz y Manuel Martino y del otro era propiedad de Melchor Candamo.
La designación de “el molino de la iglesia” debía haberse originado, no por su pertenencia a dicha institución eclesiástica, sino por su proximidad a ésta, ya que el Catastro de 1752 nos da los nombres de los dueños de los otros 2 molinos harineros del lugar: de uno eran dueños Manuel Múñiz y Manuel Martino y del otro era propiedad de Melchor Candamo.
Este último aparece en 1722 como testigo de la boda de los padres de Ignacio y Joaquín Díaz-Caneja y Sosa, documentado como "Don Melchor González de Candamo, vecino de Soto" (AHN Est-Carlos III, exp.1819), originario del concejo de Caso y procedente de un rancio linaje asturiano con casa solariega, una Torre, en el lugar de Pruvia, situado en el Concejo de Llanera, y una capilla privada en la iglesia parroquial del lugar. Don Melchor fue el propietario de la casona de los Caneja, conocida a partir de entonces como Casa Candamo y a este asunto le hemos dedicado varias entradas. Véase también la página de este mismo blog dedicada a reconstruir el "Linaje del Arcediano en Soto de Sajambre".
Otras casas de particulares se encontraban situadas “en El Corral”. Entre ellas destaca la Casa de los Mendoza que se somete a inventario de bienes tras la muerte de Santiago de Mendoza en 1711. El documento es bastante enigmático porque se indica que el inventario se hace por “no aber aparezido el cadáber del dicho Santiago de Mendoza y ser cierto aber fallezido” (Archivo Piñan, Agustín Piñán de Cueto Luengo 1711-03-22). Quizás un accidente en el monte, o un argayo...
El documento describe de la siguiente manera lo que debía ser una de las casas buenas de Soto:
El documento describe de la siguiente manera lo que debía ser una de las casas buenas de Soto:
“Primeramente los dichos jurados ynbentariaron la cassa en que bibía dicho difunto que se compone de sala y apossento, cozina, bodega y dos caballerizas con sus pajares y portal, que toda ella está sobre sí y linda de un lado con el río caudal y de otro con el camino que ba para el molino. Yten un órrio que está delante de dicha cassa, de quatro aguas, que linda con dicha cassa de un lado y del otro con cassa de Francisco Fernández de El Corral”.
Era el dueño del molino descrito, de manera que el inventario de bienes continúa diciendo:
“Yten un molino que está junto a la puente de La Corral, linda con el camino que ba para El Corral”.
Y como es normal en la quintana había también
“Yten una güerta de ortoliza que está pegada a dicha cassa, linda con el río caudal y con dicha cassa”.
Que la casa de los Mendoza de Soto no era precisamente pobre lo atestiguan los enseres domésticos que se inventarían:
Entre ellos 3 arcas, dos de ellas de nogal. “Un bufete con tres cajones y dos bancos de respaldo. Yten dos escaños, el uno con una messa y el otro sin ella”. Le siguen varios intrumentos de trabajo de hierro y objetos de cocina de cobre y de hierro, “unas clamiyeras de fierro”, “dos pies de abejas”, “una cama de ropa a usso de la tierra”, “una mesa de manteles, un paño de lienzo labrado y dos serbilletas”, varias prendas de vestir, “dos carrales de hechar bino sin bino”, “un yugo con su llorambre y un arado con su reja”, “un carro con sus ruedas” y para terminar un objeto de devoción: “una caja de un santo Christo con su dibujo, chiquita”. Sin alcanzar ni por asomo el nivel económico de los Piñán, el inventario de bienes de los Mendoza de Soto apunta a una familia de cierta relevancia. A diferencia de los inventarios más humildes que no llegan a ocupar un único folio, el de la casa Mendoza de Soto se extiende a lo largo de 7 páginas.
La presencia de un bufete o escritorio nos hace pensar en un profesional de la escritura en la familia. Sabemos de un Francisco de Mendoza que a comienzos del siglo XIX era escribano público de Sajambre. Quizás le pusieron tal nombre por ser tradición familiar (la fidelidad a esta tradición se observa continuamente en la documentación sajambriega), en recuerdo de otro Francisco de Mendoza que en el año 1714 era vecino de Soto. Y como en estos siglos el cargo de escribano público era un bien patrimonial que se heredaba, a lo mejor ya había escribanos en esta familia a principios del siglo XVIII.
Los Mendoza más antiguos que tengo documentados en Soto hasta el momento son: Toribio y Juan de Mendoza en 1649, Cecilia de Mendoza en 1662, el desaparecido Santiago de 1711, Catalina de Mendoza, el citado Francisco y los hermanos Domingo y Juan de Mendoza en 1714 (todos estos documentos se conservan en el Archivo Piñan de Oseja de Sajambre).
Un indicio más nos informa sobre la categoría y el poder de la rama asentada en Soto de esta familia hidalga. En varios documentos siempre se trata de “don” (lo que en esta época sólo se anteponía al nombre de personas destacadas) a Don Leonardo García de Mendoza, de quien sabemos que incoa querella criminal ante el Merino Mayor de Valdeburón contra el juez del concejo, cuyo criado que actúa como su representante legal se expresa de la siguiente manera, naturalmente pretenciosa e intimidatoria pero significativa para lo que tratamos de determinar:
“... don Leonardo García de Mendoza, vecino del lugar de Soto, persona mui poderosa y aliado de muchos caballeros y de dicho señor Merino y íntimo amigo de su merced y enemigo de Julián Díaz, juez, sólo por no le dar gusto en todo lo que intenta, siendo como el susodicho así ha hecho con los juezes ordinarios todo lo que quiere… Y su merced del dicho señor Merino dixo que juraba a Dios avía de ir preso dicho juez, atado ençima de un rozín, la burla que le avía hecho se la avía de pagar...” (Archivo Piñán, [16]98, octubre 11, ante la cárcel pública de Oseja).
PRÓXIMA ENTRADA: el barrio de La Caspariella de Soto.
Era el dueño del molino descrito, de manera que el inventario de bienes continúa diciendo:
“Yten un molino que está junto a la puente de La Corral, linda con el camino que ba para El Corral”.
Y como es normal en la quintana había también
“Yten una güerta de ortoliza que está pegada a dicha cassa, linda con el río caudal y con dicha cassa”.
Que la casa de los Mendoza de Soto no era precisamente pobre lo atestiguan los enseres domésticos que se inventarían:
Entre ellos 3 arcas, dos de ellas de nogal. “Un bufete con tres cajones y dos bancos de respaldo. Yten dos escaños, el uno con una messa y el otro sin ella”. Le siguen varios intrumentos de trabajo de hierro y objetos de cocina de cobre y de hierro, “unas clamiyeras de fierro”, “dos pies de abejas”, “una cama de ropa a usso de la tierra”, “una mesa de manteles, un paño de lienzo labrado y dos serbilletas”, varias prendas de vestir, “dos carrales de hechar bino sin bino”, “un yugo con su llorambre y un arado con su reja”, “un carro con sus ruedas” y para terminar un objeto de devoción: “una caja de un santo Christo con su dibujo, chiquita”. Sin alcanzar ni por asomo el nivel económico de los Piñán, el inventario de bienes de los Mendoza de Soto apunta a una familia de cierta relevancia. A diferencia de los inventarios más humildes que no llegan a ocupar un único folio, el de la casa Mendoza de Soto se extiende a lo largo de 7 páginas.
La presencia de un bufete o escritorio nos hace pensar en un profesional de la escritura en la familia. Sabemos de un Francisco de Mendoza que a comienzos del siglo XIX era escribano público de Sajambre. Quizás le pusieron tal nombre por ser tradición familiar (la fidelidad a esta tradición se observa continuamente en la documentación sajambriega), en recuerdo de otro Francisco de Mendoza que en el año 1714 era vecino de Soto. Y como en estos siglos el cargo de escribano público era un bien patrimonial que se heredaba, a lo mejor ya había escribanos en esta familia a principios del siglo XVIII.
Los Mendoza más antiguos que tengo documentados en Soto hasta el momento son: Toribio y Juan de Mendoza en 1649, Cecilia de Mendoza en 1662, el desaparecido Santiago de 1711, Catalina de Mendoza, el citado Francisco y los hermanos Domingo y Juan de Mendoza en 1714 (todos estos documentos se conservan en el Archivo Piñan de Oseja de Sajambre).
Un indicio más nos informa sobre la categoría y el poder de la rama asentada en Soto de esta familia hidalga. En varios documentos siempre se trata de “don” (lo que en esta época sólo se anteponía al nombre de personas destacadas) a Don Leonardo García de Mendoza, de quien sabemos que incoa querella criminal ante el Merino Mayor de Valdeburón contra el juez del concejo, cuyo criado que actúa como su representante legal se expresa de la siguiente manera, naturalmente pretenciosa e intimidatoria pero significativa para lo que tratamos de determinar:
“... don Leonardo García de Mendoza, vecino del lugar de Soto, persona mui poderosa y aliado de muchos caballeros y de dicho señor Merino y íntimo amigo de su merced y enemigo de Julián Díaz, juez, sólo por no le dar gusto en todo lo que intenta, siendo como el susodicho así ha hecho con los juezes ordinarios todo lo que quiere… Y su merced del dicho señor Merino dixo que juraba a Dios avía de ir preso dicho juez, atado ençima de un rozín, la burla que le avía hecho se la avía de pagar...” (Archivo Piñán, [16]98, octubre 11, ante la cárcel pública de Oseja).
PRÓXIMA ENTRADA: el barrio de La Caspariella de Soto.
5 comentarios:
Me ha parecido interesantísimo. ¿Tienes idea de cual sería la ubicación del llamado molino de la iglesia? ¿no estaría donde hoy está la fábrica de la luz?.
Es fantastico poder disponer de una puerta abierta a nuestra historia. Sigue ilustrandonos, por favor.
Gracias, Esperanza, acabo de empezar. El verdadero mérito lo tiene un tesoro llamado Archivo Piñán. Yo sólo estoy siendo su intérprete, en el sentido literal de la expresión porque para leer muchas de sus escrituras hace falta saber Paleografía.
El documento no dice nada sobre la situación de este "molino de la iglesia", pero la Iglesia, al menos en 1752, no era dueña de ningún molino en Sajambre. Por eso creo que sería algún molino cercano a la iglesia. ¿Dónde está la fábrica de luz? No lo sé.
Por otro lado, como yo soy de Oseja, voy a necesitar ayuda en la ubicación de algunos barrios y topónimos que aparecen en los documentos y que no localizo en los mapas que tengo a mi alcance. Espero la sabia colaboración de mis lectores y, entre ellos, la tuya.
Esperanza, vete al enlace que aparece en primer lugar en el apartado "Notas y Noticias". Te interesará.
La fábrica de la luz está pegada al rio y a la Iglesia por su cara oeste (creo) ¿no la has visto nunca? Merece la pena verla por la maquinaria de principios de siglo que tiene, otra iniciativa de Felx de Martino.
Estaré encantada de colaborar contigo en lo que necesites y yo pueda ayudarte.
Muchas gracias, Esperanza. Sí, por supuesto que he visto la fábrica de luz. Muchas veces. Y, además, con un amigo que es ingeniero (ya sabes quién) y que la explica a la perfección.
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