Los documentos de Sahagún nos dicen que los dominios feudales de la Iglesia en Oseja se extendían desde el monasterio de Santa María de Oselia hacia el sur, arrancando de La Fuentona en dirección al Puerto del Pontón y Panderruedas. Siempre me pregunté por qué los documentos medievales no incluían también el resto de lo que hoy es el centro de Oseja. Pensaba entonces en dos posibilidades: o porque el resto del lugar no estaba ni explotado, ni habitado, o porque pertenecía a otro u otros dueños. A juzgar por la realidad que retratan diversos diplomas, la segunda opción parecía la más plausible.
Al colocar sobre el plano lo que sabemos del poblamiento medieval de Oseja se observa lo siguiente: una zona documentada que correspondía al dominio de la Iglesia (la descrita). Junto a ella, La Cortina que fue cementerio medieval. Y desde el camino de La Pandiella en dirección norte: El Palacio.
Porque El Palacio comprende gran parte del centro de Oseja que la construcción de la carretera en el siglo XIX dividió en El Palacio de Arriba y El Palacio de Abajo.
El Palacio de Arriba abarca, aproximadamente, desde la casa de Serapio hasta la zona del hórreo bajo El Retiro, y desde la carretera, el dispensario médico y los aparcamientos hasta el camino de Quintana y el barrio del mismo nombre.
Y El Palacio de Abajo corresponde (salvo de error de la que escribe) a la zona que existe entre el camino de La Pandiella y el que baja a La Yana desde la carretera. El actual Ayuntamiento, el supermercado, el viejo hotel o el antiguo cuartelillo pertenecería todo al Palacio de Abajo, extendiéndose hacia el barrio de La Pandiella por las escuelas hasta llegar a La Estrada.
En los siglos XVI y XVII la zona de El Palacio de Abajo era una ería y limitaba con tierras de la Iglesia, de algunos particulares, con la cárcel y con el camino real (¿La Estrada?). Había allí tierras de labor y caserío. Varios lugareños añadieron un “de Palacio” a sus nombres para reconocerse por el lugar en el que se ubicaban sus viviendas.
Todo esto indica que la institución que dio nombre al lugar debió haber desaparecido muchos, muchos años antes.
Los palatia documentados en todo el norte peninsular lo están en los siglos X, XI y XII. Eran muy abundantes en número por ser instrumentos de explotación y control del espacio. Solían ubicarse en ciudades y villas, pero las más de las veces se levantaban en zonas rurales. Explotaban un territorio dominical y a él estaban sometidas varias aldeas de los alrededores formando una demarcación cuyo centro administrativo y jurisdiccional era el palatium.
La amplia zona a la que la toponimia designa con el nombre de El Palacio en Oseja indica que lo que la tradición local recuerda no es el lugar que había ocupado el edificio señorial, sino las tierras que le pertenecieron en origen y, quizás también, lo que significó como centro de poder que explotó la tierra y dominó a los hombres que a él estaban sometidos.
Al colocar sobre el plano lo que sabemos del poblamiento medieval de Oseja se observa lo siguiente: una zona documentada que correspondía al dominio de la Iglesia (la descrita). Junto a ella, La Cortina que fue cementerio medieval. Y desde el camino de La Pandiella en dirección norte: El Palacio.
Porque El Palacio comprende gran parte del centro de Oseja que la construcción de la carretera en el siglo XIX dividió en El Palacio de Arriba y El Palacio de Abajo.
El Palacio de Arriba abarca, aproximadamente, desde la casa de Serapio hasta la zona del hórreo bajo El Retiro, y desde la carretera, el dispensario médico y los aparcamientos hasta el camino de Quintana y el barrio del mismo nombre.
Y El Palacio de Abajo corresponde (salvo de error de la que escribe) a la zona que existe entre el camino de La Pandiella y el que baja a La Yana desde la carretera. El actual Ayuntamiento, el supermercado, el viejo hotel o el antiguo cuartelillo pertenecería todo al Palacio de Abajo, extendiéndose hacia el barrio de La Pandiella por las escuelas hasta llegar a La Estrada.
En los siglos XVI y XVII la zona de El Palacio de Abajo era una ería y limitaba con tierras de la Iglesia, de algunos particulares, con la cárcel y con el camino real (¿La Estrada?). Había allí tierras de labor y caserío. Varios lugareños añadieron un “de Palacio” a sus nombres para reconocerse por el lugar en el que se ubicaban sus viviendas.
Todo esto indica que la institución que dio nombre al lugar debió haber desaparecido muchos, muchos años antes.
Los palatia documentados en todo el norte peninsular lo están en los siglos X, XI y XII. Eran muy abundantes en número por ser instrumentos de explotación y control del espacio. Solían ubicarse en ciudades y villas, pero las más de las veces se levantaban en zonas rurales. Explotaban un territorio dominical y a él estaban sometidas varias aldeas de los alrededores formando una demarcación cuyo centro administrativo y jurisdiccional era el palatium.
La amplia zona a la que la toponimia designa con el nombre de El Palacio en Oseja indica que lo que la tradición local recuerda no es el lugar que había ocupado el edificio señorial, sino las tierras que le pertenecieron en origen y, quizás también, lo que significó como centro de poder que explotó la tierra y dominó a los hombres que a él estaban sometidos.
2 comentarios:
Veo que después del "Parón" por tus muchas ocupaciones,te has vuelto a "enganchar con fuerza." ¡ Qué interesante todo lo del Palacio! He disfrutado leyendo tus investigaciones que creo sinceramente están bien fundadas. Muy propio todo de la Edad Media y muy triste, todas las explotaciones e injusticias por parte de los Poderosos. A mí, me queda el consuelo de las Bienaventuranzas: Dichosos los pobres, los humildes y sencillos...porque de ellos es EL REINO DE LOS CIELOS...
Y yo, contenta de reencontrarme con el blog, aunque volverá a haber parón. Gracias, Lourdes.
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