lunes, 5 de agosto de 2024

CASA PALACIO DE LOS PIÑÁN DE CUETO LUENGO EN OSEJA DE SAJAMBRE

1. CARÁCTER, ORIGEN y PROPIEDAD 


La Casa Piñán tuvo la categoría de palacio en la documentación de la época. Bajo dicha designación aparece, por ejemplo, en una tasación judicial que se efectuó en 1699 por orden de la Real Chancillería de Valladolid, en la que se lee: "...más tassa el dicho Facundo, maestro de carpintería, vigas principales, puertas, ventanas de la dicha cassa palacio, suelos, desbanes... Y más dos órrios, uno dentro y otro fuera pegado a dicha cassa palacio, con sus tejas...". 

Este palacio rural fue construido ex novo entre después de 1621 y antes de 1636 sobre un conjunto de tierras que el cura de Oseja y Soto, y comisario de la Inquisición, Domingo Piñán de Cueto Luengo, fue comprando a diferentes propietarios del lugar. Pongamos un ejemplo. A causa de una disputa familiar, nos enteramos que la madre de Gonzalo Piñán, sobrino del anterior, había accedido a compensar a María de Felipe en 1636 con una propiedad cuando “el Comisario Piñán trató de haçer la casa que hizo en el lugar de Oseja, en el término que está dicha casa tenía María de Phelipe una tierra y no se la quiso dar hasta que yo le di una tierra que mi padre me dio...”. Obsérvese que las referencias a la Casa Piñán están en pasado ("hizo") y en presente ("está dicha casa"), lo que significa que el palacio que nos ocupa se construyó antes de 1636 porque en dicha fecha ya había una casa en la tierra de María de Felipe. El inicio de las obras no sucedió antes de la llegada a Oseja de Domingo Piñán en 1621, por lo que la datación de esta construcción debe situarse entre 1621 y 1636. Ahora bien, en 1626 uno de los dos hórreos que pertenecieron a este palacio rural ya existía, aunque en este caso no sabemos si se construyó ex profeso o ya existía con anterioridad. Es más probable que se construyera con la casa, lo que nos daría una cronología de 1621-1626, pero no puede saberse con total seguridad. De ahí que sea más prudente establecer el período de construcción entre 1621 y 1636. Otros propietarios de tierras en el lugar en el que hoy se levanta la Casa Piñán se llamaron Pedro Díaz de Caldevilla, Alonso Redondo o Sancho Díaz. Por cierto, el Parque Nacional de Picos de Europa debiera corregir el error que se lee en uno de los carteles informativos del lugar de Oseja, en el que se escribió que la Casa Piñán es del siglo XVI, cuando lo es del siglo XVII. 

Es decir, no existió ninguna edificación previa en el lugar en el que se levantó la Casa Piñán, sino solamente las tierras de la ería de Palacio que, en aquellos tiempos, llegaban hasta dicho emplazamiento. De hecho, en el año 1662, las tierras de dicha ería, llamada "de Palacio", todavía ocupaban el lugar en el que hoy está la farmacia de Oseja, colindante con la casa de los Piñán de Cueto Luengo. Por tanto, es absolutamente falso que esta construcción fuera un antiguo monasterio, como escribió hace años Eutimio Martino sin ningún fundamento científico. Sabemos, incluso, que los vecinos de Oseja ayudaron al acarreto de los materiales durante su construcción, según costumbre: "que para hazer dicha capilla y casa ayudaron al acarreto los vecinos del concejo por ser costunbre en él (que) qualquiera que hiciese alguna obra el ayudarle (a) azer el acarreto de ella" (documento sin fecha, anterior a 1697). 

En la primera mitad del siglo XVII, cuando Domingo Piñán se instaló en Oseja (1621), el sitio donde se construyó esta casa se conocía como "El cuérano de Palacio". Este “palacio” del topónimo no está relacionado con la casona, ya que es muy anterior a su construcción y a la llegada de Domingo Piñán a Oseja. A su vez, el término "cuérano" es palabra del asturleonés oriental que puede significar dos cosas: lugar resguardado o parcelado con fincas de distintos propietarios. En este caso, tiene más sentido la segunda acepción. 

El palacio rural levantado por Domingo Piñán a comienzos del siglo XVII formó parte del mayorazgo familiar fundado en 1679 y perteneció a la línea principal del linaje, documentada como “Piñán de Cueto Luengo”. En la segunda mitad del siglo XIX se dejó de utilizar utilizar el apéndice nominativo “Cueto Luengo”, quedando limitado al actual Piñán. Los primeros en perder dicho apéndice de origen toponímico (Cueto Luengo es un despoblado de Soto) fueron los descendientes sajambriegos (en Oseja, Soto y Ribota) de las líneas ilegítimas, descendientes todas ellas de tres de los cuatro hijos varones del comisario Domingo Piñán, que fueron reconocidos por mandato judicial tras su muerte. La segunda generación ya empezó a prescindir del Cueto Luengo. Estos Piñán, que tuvieron como ancestros a los hijos bastardos del cura de Oseja y Soto, aparecen en los padrones solo como hidalgos. En cambio, los miembros de la línea principal fueron hidalgos notorios hasta el final del Antiguo Régimen y disfrutaron de una holgada situación económica, lo que les convirtió en los únicos rentistas del concejo. Asimismo, fue la principal casa diezmera hasta la abolición del Antiguo Régimen en 1834. Sus miembros desempeñaron oficios públicos y entroncaron con otros linajes destacados de Amieva, Burón y Liébana. Mantuvieron su mayorazgo desde 1679 hasta su supresión oficial en 1820.  De lo que no hay noticia hasta el momento es de que algún Piñán de Cueto Luengo llegara a ser merino mayor de Valdeburón, el oficio público más codiciado en la comarca, aunque casaron a hijas e hijos con consortes pertenecientes a familias en las que hubo merinos. 

2. LA CAPILLA DE SANTO DOMINGO 


El carácter de palacio de la Casa Piñán se completaba con la capilla señorial de Santo Domingo, que formaba parte del conjunto palaciego aunque se hubiera construido fuera del recinto cercado. Fue “una capilla de bóveda”, es decir, un recinto funerario con cripta que sirvió de panteón familiar y que, como gráficamente describen los documentos, mandó construir el propio Domingo Piñán “al mismo tiempo y con la misma manufactura” que su casa. Esto significa que los materiales de construcción y la fábrica fueron los mismos, o sea, madera y mampostería con sillares labrados en esquinas, puertas y ventanas. Un documento anterior a 1643 destaca la puerta de dicha capilla, aunque no describe su forma, quizás también en arco de medio punto.  En el mismo lugar se especifica que todo se hizo a expensas del comisario Domingo Piñán de Cueto Luengo, por eso la capilla lleva la advocación de santo Domingo, nombre de pila de su fundador y un elemento de ostentación para la posteridad. Tratamos sobre esto en otro lugar.  Solo tuvieron derecho a enterrarse allí los miembros de la línea principal del linaje: "no se entierran en dicha capilla más (que) los descendientes de la Cassa de Piñán y sus herederos" (documento anterior a 1697).  

La capilla de Santo Domingo se levantó frente al palacio, al otro lado del camino real que pasaba junto a la casa y en el lateral de la iglesia medieval de Santa María de Oseja que quedaba junto a la tribuna donde se lee el Evangelio, pero fuera de la estructura del templo: “fuera del cuerpo de la iglesia”, dicen las fuentes. Es decir, no fue una capilla en el interior del templo parroquial (como la de San Antonio, de los Díaz de Caldevilla), sino un edificio independiente, que poseía un altar con un retablo de madera de nogal (documentado en 1652) e imágenes de Santo Domingo de Guzmán y de la Virgen del Rosario. El interior se dividía en nave única y presbiterio, junto al cual había una especie de palco, elevado, que estaba reservado al asiento de los Piñán. En la cripta había tumbas "de piedra labrada". El conjunto debía tener ciertas dimensiones porque, en la descripción de algunos funerales, se especifica que una parte de la población entraba y asistía a los oficios religiosos. En estos casos, los Piñán colocaban un catafalco con el ataúd forrado de terciopelo negro, como era costumbre en las casas nobles de la época. 

Cuando se derribó esta capilla para construir la iglesia actual de Nuestra Señora de la Asunción en la primera mitad del siglo XIX, se incluyó una capilla de Santo Domingo dentro de la iglesia, desligada ya de cualquier dependencia. Hoy se conservan allí los restos mortales de Ignacio y Joaquín Díaz-Caneja y Sosa, trasladados en el siglo XX a dicho lugar. Ninguno de estos dos sajambriegos ilustres perteneció al linaje Piñán de Cueto Luengo, aunque su hermano mayor (José, el primogénito) casó con una Piñán “de la casa grande”, por lo que su descendencia sí habría adquirido derechos funerarios señoriales de haber existido para entonces. 

Por esta razón, es decir, por haber gozado los Piñán de un lugar privado de enterramiento, en el cementerio anexo a la iglesia actual, que todavía existe, a los Piñán principales, o sea, a los pertenecientes a la línea de los Cueto Luengo, se les dio un nicho permanente en un lugar distinto al resto de la feligresía.

3. LA FÁBRICA Y ENSERES DE LA CASA PALACIO SEGÚN LOS DOCUMENTOS ANTIGUOS CONSERVADOS 


La casa construida por Domingo Piñán entre 1621 y 1636 es un conjunto edilicio, compuesto de edificios y terrenos que, en origen, fue mayor que en la actualidad, ya que uno de sus límites era el camino que conduce al barrio de Quintana. Así que la propiedad de los Piñán llegaba hasta dicho camino por su parte superior. 

La casona señorial fue el típico palacio rural, completamente cercado, que se estructuraba alrededor de un patio central. Ese patio central es lo que hoy se llama la corralada o corral que, en el pasado, estuvo totalmente cerrado al exterior. Es decir, los muros que lo rodeaban impedían a los vecinos de Oseja ver el interior del recinto. A dicho patio se accedía por una puerta formada por un gran arco de medio punto, capaz de permitir la entrada de carros y carruajes, identificada como tal en los documentos familiares: "con sus entradas y salidas por azia la puerta del arco" (1726). 

Arco de entrada. Fuente: Sajambre rural.


Como solía ser habitual en estos casos, el interior estaba (y está) empedrado. En un lateral de la portalada se abría una pequeña ventana abocinada, con derrame externo, rematada también en arco de medio punto, que permitía a los habitantes de la casa observar el exterior sin ser vistos. La zona de residencia es un gran bloque rectangular, de dos pisos y desvanes, rodeado de edificios subsidiarios de carácter doméstico y agropecuario. En el pasado hubo un horno, bodegas, dos caballerizas, establos, todo “con sus recibimientos”, además de pajares y desvanes (en plural), “que todo linda uno con otro”. Así se describe desde 1652. Con el tiempo, se adaptaron algunos de estos espacios y se construyeron otros para habitación y uso de miembros de la familia. También existió desde antiguo la amplia portalada, cubierta por la prolongación de la techumbre, al estilo tradicional sajambriego.

Fuente de la fotografía: la autora.

El arco redondo o de medio punto es uno de los elementos arquitectónicos y visuales característicos de las casas de la hidalguía rural del norte peninsular en la Edad Moderna. Normalmente, se localizaba en las fachadas principales (puertas o ventanas). Pero, en este caso, se optó por colocarlos en el acceso a la propiedad, porque era lo que se veía desde fuera, ya que la puerta principal de la vivienda quedaba oculta por el muro que rodeaba y cerraba todo el conjunto. Al mismo tiempo, el considerable tamaño del arco de entrada es un evidente elemento de ostentación. Debe quedar claro que esta última expresión ha de entenderse siempre en el contexto de austeridad que caracterizó toda la arquitectura antigua sajambriega. Pero este arco es el de mayor tamaño que se conserva y no me extrañaría que también lo hubiera sido en el momento de la construcción de esta casona señorial. 


Hórreo, hoy caído, que ya existía en el año 1626 y que llegó intacto a finales del siglo XX; con pegollos de madera. Originalmente, se hallaba fuera del recinto cercado de la Casa Piñán. Se trasladó al construirse la carretera actual. 
Fuente de la fotografía: la autora (años 80 del siglo XX).


En la primera mitad del siglo XVII había un hórreo dentro del patio o "corral" que no es el que ahora está arruinado. No obstante, el que terminó cayendo se construyó también en el siglo XVII, seguramente al mismo tiempo que la casa, pues ya existía en el año 1626. Llegó intacto hasta finales del siglo XX. He hablado de él en otros artículos de este mismo blog. El hórreo que estaba dentro del patio tenía cuatro pegollos y el que hoy está derruído se hallaba fuera del recinto palaciego, aunque pegado al muro del patio como se describe en el inventario post mortem de Domingo Piñán, efectuado el 8 de julio de 1652: “Un órrio fuera de dicho corral, de piña y nuebe pies, pegado a la dicha casa y cerca del corral, que todo parte uno con otro y con el camino real por todas partes”. Este gran hórreo (propiamente es una panera) se metió dentro del corral cuando se construyó la carretera moderna sobre parte del trazado del antiguo camino real que cruzaba todo el pueblo y que, en este caso, separaba la Casa Piñán de la iglesia parroquial y de la capilla de Santo Domingo. Es posible que cerca de la antigua iglesia ya existiera una bolera antes de la construcción de la iglesia actual y de la remodelación del paisaje de dicho emplazamiento (espero dedicar un artículo a las boleras históricas de Sajambre).  

Como se ha dicho, el palacio de los Piñán es de fábrica rústica, con muros de mampostería, pero con una serie de características que lo distinguen del resto del caserío no solo de Oseja, sino de todo el valle de Sajambre. Lo que más destaca en el paisaje es su tamaño. Todavía en la actualidad, más de 400 años después de su construcción, la casona se distingue visualmente de forma notoria en el centro de la localidad y sigue siendo una de las más grandes del concejo. Su enorme cubrición de teja, con la prolongación del tejado hacia el portal, debió sobresalir en el caserío del momento, cuando muchas de las viviendas locales eran de pequeñas dimensiones y todavía se cubrían de paja. 

La zona de residencia principal tuvo sala, varios aposentos y dos cocinas, una, alta de humo, y otra, baja de chimenea. Esta última es la primera que se documenta en Sajambre. La de chimenea se describe en 1652. La de humo sigue documentándose en 1722 como “cozinas alta y baja”. 

Parte trasera de la sección de vivienda del palacio rural de los Piñán de Cueto Luengo en Oseja de Sajambre, construido por Domingo Piñán después de 1621 y antes de 1636. Fuente de la fotografía: la autora.

A diferencia de la puerta de acceso al recinto, para la entrada principal a la vivienda se eligió una solución adintelada, de una sola hoja y buen tamaño, con molduras cultas en las esquinas, aunque muy sencillas. Los otros elementos nobles, al exterior, son los sillares labrados de las esquinas y ventanas superiores y, sobre todo, los vanos abocinados con derrame externo del piso bajo. Este tipo de ventana no tenía una función militar (la tendría si el derrame hubiera sido interno), sino que fue un recurso arquitectónico que se puso de moda en el siglo XVI como adorno de casas acomodadas, que servía para otorgar una apariencia de antigüedad a la construcción que, evidentemente, no era tal. En la misma época, algunos palacios y casonas norteñas también construyeron torres que imitaban a las medievales con la misma finalidad, la de simular antigüedad y, en consecuencia, ostentación social del estatus alcanzado. 

El conjunto tiene una apariencia rústica por la austeridad en la ornamentación de los muros exteriores del edificio, algo nada extraño en casonas y palacios rurales de la Cordillera Cantábrica en los siglos XVI y XVII, porque con la escasez de vanos abiertos en la planta baja se protegían del frío y de las inclemencias metereológicas. Es en el piso superior donde se abren los huecos de mayor tamaño que son siempre ventanas adinteladas, formadas por sillares y sillarejos con una leve moldura voladiza. Sin embargo, en el interior de la casa estas ventanas cuadradas se presentan bajo arco escarzano con poyos laterales que aprovechan el grosor de los muros. Es lo que se describía en un documento del año 1726 como "la sala con sus ventanas de asiento". 

La gran sala del piso alto era el lugar vividero por excelencia, como lo indica el mobiliario antiguo y ciertas características arquitectónicas. Como hemos dicho, las ventanas abocinadas al exterior se cobijan bajo arcos escarzanos en el interior con poyos de piedra. Estas ventanas de asiento eran otro elemento distintivo de las casas señoriales y de las residencias palaciegas de los siglos XVI y XVII, que servían simplemente para contemplar la calle y en este caso, además, la entrada y salida de la iglesia. Su presencia en edificaciones del norte de España suele ser posterior a los siglos XIV y XV, lo que constituye una fecha de referencia para la datación de otros edificios del lugar en los que también existieron ventanas de asiento. A fin de aclarar algunas “leyendas urbanas”, digamos que difícilmente podía ser éste un aspecto propio de una construcción defensiva cuando acompañaba a una ventana que abría un hueco en el muro haciéndolo más vulnerable. No, en todos estos casos se trataba tan sólo de un lujo característico de una casona señorial o de un labrador acomodado.  

Tras la muerte repentina del comisario Piñán el día de San Juan de 1652, había dentro de la casa una biblioteca con más de 80 volúmenes y los ajuares siguientes: 

Primeramente, dos bufetes grandes y uno pequeño que son tres, de nogal, sin caxón. Más tres bancos de respaldar de dicha madera, más tres tauretes y una silla de madera de nogal, digo, que son dos, más un caxón de escritorio con quinçe caxas para meter papeles y otro caxonçillo de serbiçio, todo pegado uno de otro. 

Más siete arcas mayores y menores de echar pan. Más çinco jarros y pichetes de estaño, de una açunbre y media y de puchera. Más tres taças de plata y una jarra de plata y una olla de estaño oro pelada que haçe una puchera. Más doçe cuchares de plata y dos tenedores. Más un salero de plata y dos de Talabera. Más dos almireçes con sus manos. Más çinco candeleros, tres mayores y dos menores. Más tres ollas de metal i hierro que llaman jitanas. Más quatro calderos y una caldera de cobre, y los calderos de hierro. 

Más un cofre de echar ajuar. Más ocho quadros puestos y serbiendo dentro de la sala de dicha casa de morada, mayores y menores dichos quadros. 

Más dos caços de cobre y una tarta y una caçuela todo de cobre. Más dos açeiteras de estaño. 

Más un par de escobixas de linpiar sonbreros y ropa. Más una guitarra y un espexo. Más los jaeçes del caballo con todo adereço de silla, freno y coxín, y todo recado neçesario. Más dos benablos y una alabarda. Más dos escopetas, una de a caballo y otra de bolatería. 

Más doçe cuchillos en dos caxas. Más nuebe queros de traer bino que llaman pellexos. Más cinco carrales de traer bino, mayores y menores. Más tres doçenas de platos y escudillas de Talabera. Más un pipotillo de echar binagre. Más unas tenaças y un martillo de herrar. Más tres badillos y una sartén y dos cujares de fierro, dos achas y dos oçes, y media doçena de açadas, y una osoria. Más quatro doçenas de escudillas y platos de madera, ordinario de casa. Más tres heradas (sic) de traer agua. 

Ropa blanca. 
Primeramente, dos mesas de manteles alemaniscos, unos pequeños y otros grandes, con quatro serbilletas de la misma tela y otra serbilla (sic) en una pieça, que es decorada a los manteles grandes alemaniscos, de largo todo hermano. Más unos manteles ordinarios de lienço, de cada día, con media doçena de paños del mesmo lienço. Más otros dos paños de manos labrados de ilo leonado y negro, de manos. Más seis almoadas de costura ordinaria. Más dos escarpetas y sobremesas de lanilla labradas y buena labor, berdes y paxiças. Más siete sábanas de lienço de la tierra y seis cobertores anbos blancos, y tres quadras de pellexo. 

Bestidos del cuerpo del difunto. 
Dos jubones de damasquillo, de lana y otro de tela de garapiña, con mangas de sarga. Una sotana negra de paño fino negro. Más dos ferreruelos negros de paño fino de Segobia. Más una loba negra de paño negro de Segobia guarneçida con galón negro. Más una sotanilla de gorgerán de seda, con su çeñidor de seda. Más una sotana y capa de albornod blanco de camino. Más una capa de paño de Segobia. Más una capa de paño pardo biexa. Más un capotillo de paño de Ágreda pardillo, largo, forrado de bayeta cabellada. Más tres pares de grellescos de paño, unos biejos y los dos pares nuebos. Más dos pares de medias de paño de lo mismo que los calçones, hermano. Más unas polainas de rodillera. Más unos çapatos de cordobán nuebos. Más dos pares de medias de seda (1). 

Aparte de esto, se incluyeron en el inventario de 1652 todos los granos de los hórreos, aperos de labranza, carros, caballerías y, naturalmente, los restantes bienes muebles (ganado), inmuebles (casas, prados, tierras, huertas) y rentas. Una de las huertas es la que está en la parte posterior del edificio, que también estuvo cercada y cerrada al exterior.  

Con el tiempo, los escribanos públicos de la familia tuvieron en esta casa su oficina de trabajo, al menos desde 1659. No se detalla el lugar exacto en el que ejercían su oficio el notario titular, los escribientes y los aprendices, aunque había bancos de respaldo, mesas de trabajo, arcas y escritorios para guardar los documentos y los registros notariales.  

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NOTAS

(1) Valladolid, Archivo de la Real Chancillería, Pleitos Civiles, Alonso Rodríguez (D), caja 419, n. 1. Expediente presentado por el escribano público del número y del concejo de Sajambre, Manuel Díaz de la Caneja, en el pleito entre los herederos de Marcos Piñán y del comisario de la Inquisición, Domingo Piñán de Cueto Luengo. El expediente está fechado en Oseja el 31 de mayo de 1683 y contiene varios documentos desde 1636 a lo largo de 646 páginas.   

2 comentarios:

Ángel dijo...

Interesantísimo como siempre. La gran cantidad de datos aportados y el detalle de los mismos hacen que la lectura resulte a la vez fluida e instructiva. Agradecido de que vuelva a publicar, espero que pueda continuar compartiendo sus estudios con frecuencia. Es un auténtico disfrute. Gracias.

Elena E. Rodríguez Díaz dijo...

Muchas gracias, Ángel. A ver si puedo seguir publicando cuando empiece el año académico. Lo intentaré.

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