La ermita de San Roque en la década de 1940. |
1.- SOBRE LA FUNDACIÓN
A las afueras de la
localidad de Oseja de Sajambre existe una pequeña ermita dedicada a San Roque, justo
en la orilla de lo que fue el camino real que hoy se conoce como la Senda del
Arcediano. San Roque es el patrón de Oseja y los vecinos celebran una romería
en el lugar el 16 de agosto.
No conocemos la fecha
exacta de su fundación, pero ya existía entre 1598 y 1600, por lo que su edificación ha de ser anterior a este período. Lo veremos en un instante con mayor detalle, porque antes son necesarias una serie de aclaraciones históricas.
En primer lugar, la construcción de este templo no puede ser anterior a la difusión del culto al santo de Montpellier, sanador y peregrino. Dicho culto se extiende por Europa en los años comprendidos entre 1468 y 1505. En 1508, Francisco de Ávila ya incluye al santo en La vida y la muerte o Vergel de discretos, que dedicó al cardenal Cisneros: San Roque, tan illustrado, / varón de gran penitencia, / patrón y gran abogado / de la fiera pestilencia (1). En el Norte de España, la devoción a San Roque se documenta a partir de la primera mitad del siglo XVI, cronología a la que pertenece -por ejemplo- la capilla del hospital de peregrinos de Llanes, que pasó a llamarse de San Roque en algún momento anterior al año 1541 (2). Según esto, la ermita de Oseja debió fundarse después de 1468 y con más probabilidad en el siglo XVI.
En primer lugar, la construcción de este templo no puede ser anterior a la difusión del culto al santo de Montpellier, sanador y peregrino. Dicho culto se extiende por Europa en los años comprendidos entre 1468 y 1505. En 1508, Francisco de Ávila ya incluye al santo en La vida y la muerte o Vergel de discretos, que dedicó al cardenal Cisneros: San Roque, tan illustrado, / varón de gran penitencia, / patrón y gran abogado / de la fiera pestilencia (1). En el Norte de España, la devoción a San Roque se documenta a partir de la primera mitad del siglo XVI, cronología a la que pertenece -por ejemplo- la capilla del hospital de peregrinos de Llanes, que pasó a llamarse de San Roque en algún momento anterior al año 1541 (2). Según esto, la ermita de Oseja debió fundarse después de 1468 y con más probabilidad en el siglo XVI.
En segundo lugar, en el santoral
católico, a San Roque se le considera protector contra la peste y otras
enfermedades infecciosas, por lo que con la construcción de ermitas o el cambio
de advocación de otras, las gentes buscaban una intercesión milagrosa y la
protección del santo ante la amenaza de enfermedad y de muerte, o bien le agradecían el final de una mortandad. Por ejemplo, la
importancia de la devoción a San Roque en tiempos de peste se constata en un documento del 10 de junio de 1600, en el que se solicita al rey licencia para escribir a
las ciudades y villas de Castilla, con voto en Cortes, a fin de tramitar
la canonización de San Roque, considerando los travajos questos reynos
han padecido de algunos años a esta parte de la enfermedad de peste,
que todavía dura en algunas partes dellos, y las muchas y grandes
mercedes que Dios, nuestro Señor, ha hecho librando deste mal por la
interçesión del bienaventurado Sant Roque a los que en él se han
encomendado (3).
Una de las epidemias de peste más virulentas y mejor conocidas sucedió entre los años 1596 y 1602, razón por la cual el padre Martino propuso este origen cronológico para la ermita de San Roque de Oseja en 1980: "como por otro lado sabemos de la peste de fines del siglo XVI..., resulta muy probable que date de cuando esta peste" (4).
Una de las epidemias de peste más virulentas y mejor conocidas sucedió entre los años 1596 y 1602, razón por la cual el padre Martino propuso este origen cronológico para la ermita de San Roque de Oseja en 1980: "como por otro lado sabemos de la peste de fines del siglo XVI..., resulta muy probable que date de cuando esta peste" (4).
Analicemos la cuestión a la luz de las fuentes conservadas.
La peste bubónica llegó a España en un barco procedente de Flandes que arribó al puerto de Santander el 5 de noviembre de 1596, extendiéndose por los caminos de la costa (Laredo, Castro Urdiales, Ribadesella hacia el Oeste y San Sebastián hacia el Este) en 1597-1598 y por los caminos del interior en 1598-1599, para llegar dicho año a Castilla, Andalucía y la costa mediterránea. El norte cantábrico fue la zona de la Península Ibérica más castigada y solo en Asturias y en la ciudad de Santander, la peste cercenó a las dos terceras partes de la población. En el conjunto de aquella España de poco más de 8 millones de almas, se cree que perdieron la vida de 500.000 a 600.000 personas (5). En Asturias, los peores años fueron 1598 y 1599, siendo 1599 el año en el que la peste atlántica azotó la Península con mayor intensidad.
La peste bubónica llegó a España en un barco procedente de Flandes que arribó al puerto de Santander el 5 de noviembre de 1596, extendiéndose por los caminos de la costa (Laredo, Castro Urdiales, Ribadesella hacia el Oeste y San Sebastián hacia el Este) en 1597-1598 y por los caminos del interior en 1598-1599, para llegar dicho año a Castilla, Andalucía y la costa mediterránea. El norte cantábrico fue la zona de la Península Ibérica más castigada y solo en Asturias y en la ciudad de Santander, la peste cercenó a las dos terceras partes de la población. En el conjunto de aquella España de poco más de 8 millones de almas, se cree que perdieron la vida de 500.000 a 600.000 personas (5). En Asturias, los peores años fueron 1598 y 1599, siendo 1599 el año en el que la peste atlántica azotó la Península con mayor intensidad.
El 14 de agosto de 1598 la peste de landres ya campaba a sus anchas por las tierras de la Montaña Oriental leonesa, como sabemos por Prioro
(6), y continuaba activa en 1599, como sabemos por Burón. Y aunque en el año 1602 la infección empezó a remitir, todavía existieron muertes y rebrotes en diferentes lugares de España.
En Sajambre, sabemos que la familia Piñán, entonces residente en el pueblo de Soto, perdió a 7 de sus miembros, además de un criado. Las víctimas fueron Pedro Piñán y su mujer, María Sánchez; Juan Piñán y su mujer, Inés de Mendoza; tres hijos de este último matrimonio, uno muy pequeño; y un criado de la familia, llamado Juan. Pedro y Juan Piñán fueron hermanos del Gonzalo Piñán (m.1624) que fue, a su vez, padre de Domingo Piñán de Cueto Luengo, cura de Oseja y Soto, comisario de la Inquisición y constructor del palacio de Oseja. En total, la peste se llevó a ocho personas de una misma casa, por lo que podemos imaginar fácilmente la magnitud que debió alcanzar la mortandad en el valle.
En Sajambre, sabemos que la familia Piñán, entonces residente en el pueblo de Soto, perdió a 7 de sus miembros, además de un criado. Las víctimas fueron Pedro Piñán y su mujer, María Sánchez; Juan Piñán y su mujer, Inés de Mendoza; tres hijos de este último matrimonio, uno muy pequeño; y un criado de la familia, llamado Juan. Pedro y Juan Piñán fueron hermanos del Gonzalo Piñán (m.1624) que fue, a su vez, padre de Domingo Piñán de Cueto Luengo, cura de Oseja y Soto, comisario de la Inquisición y constructor del palacio de Oseja. En total, la peste se llevó a ocho personas de una misma casa, por lo que podemos imaginar fácilmente la magnitud que debió alcanzar la mortandad en el valle.
2.- LAS NOTICIAS DOCUMENTALES SOBRE LA ERMITA DE SAN ROQUE
El documento más
antiguo que menciona el San Roque sajambriego no está fechado, pero por su
contenido y su escritura tuvo que hacerse entre 1598 y 1600, como vamos a ver a continuación.
Se trata de unos apuntes contables que el Gonzalo Piñán citado hizo en varias hojas y cuartillas cosidas entre sí, en las que consignó diversos asuntos de carácter económico. Allí se menciona una misa en San Roque a pan, vino y cera entre las deudas contraídas a causa de la celebración de los funerales de sus hermanos Pedro y Juan Piñán.
Entre las cuartillas hay un recibo del cura de Oseja y Soto, a la sazón Juan González de Prada, fechado el 29 de enero de 1602, en el que se da por satisfecho del pago de los oficios fúnebres de los Piñanes fallecidos. Esto nos proporciona una fecha ante quem. De otro lado, sabemos que el 4 de mayo de 1598 los hermanos de Gonzalo Piñán y su cuñada Inés todavía estaban vivos, de donde obtenemos una referencia post quem. Por último, también se conserva un documento del 8 de diciembre de 1600, en el que se habla de Pedro Piñán y de Juan Piñán como difuntos.
Por tanto, los apuntes contables que nos interesan fueron escritos después del 4 de mayo de 1598 y no más allá del 29 de enero de 1602. Pero, en concreto, la anotación sobre San Roque ha de ser anterior al 8 de diciembre de 1600, fecha en la que Pedro y Juan Piñán ya habían muerto. Es decir, nos estamos moviendo en los años en los que la peste atlántica estaba azotando la comarca. Y para entonces, la ermita de San Roque de Oseja ya existía.
Gracias a estos documentos, podemos descartar que los sajambriegos construyeran la capilla de Oseja para agradecer al santo de Montpellier el final de la peste, al contrario de lo sucedido en Las Rozas, lugar del vecino concejo de Cangas de Onís, cuyos habitantes se comprometieron por escrito en 1599 a construir una capilla dedicada a San Roque si el santo les liberaba de la infección bubónica que sufrían (7), cosa que hicieron cuando finalizó el contagio. En cambio, en Sajambre, ya existía una ermita con esta advocación antes de que se terminara la peste, lo que significa que el San Roque de Oseja se fundó con seguridad antes de finales del año 1600 y con probabilidad antes de 1599, época en la que pudieron fallecer Pedro y Juan Piñán por haber sido el año de mayor intensidad de la peste en España y en los alrededores de Sajambre (Asturias, Liébana, Burón).
¿Levantarían los sajambriegos la ermita de San Roque hacia 1596-1597, justo antes de la llegada del mal, cuando ya había gente muriendo en la vecina Cantabria? Lo desconocemos por el momento. Pero no debemos olvidar que el culto a San Roque en la región está documentado antes de la peste de 1596 (en Llanes, antes de 1541).
En consecuencia, según el estado actual de la investigación, se abre una doble posibilidad: 1ª) Que la ermita de San Roque de Oseja se construyera antes de 1596 (durante la peste de 1582-1583 o de alguna epidemia previa). 2ª) Que se hiciera en los primeros momentos de la peste atlántica (1596-1597).
Se trata de unos apuntes contables que el Gonzalo Piñán citado hizo en varias hojas y cuartillas cosidas entre sí, en las que consignó diversos asuntos de carácter económico. Allí se menciona una misa en San Roque a pan, vino y cera entre las deudas contraídas a causa de la celebración de los funerales de sus hermanos Pedro y Juan Piñán.
Entre las cuartillas hay un recibo del cura de Oseja y Soto, a la sazón Juan González de Prada, fechado el 29 de enero de 1602, en el que se da por satisfecho del pago de los oficios fúnebres de los Piñanes fallecidos. Esto nos proporciona una fecha ante quem. De otro lado, sabemos que el 4 de mayo de 1598 los hermanos de Gonzalo Piñán y su cuñada Inés todavía estaban vivos, de donde obtenemos una referencia post quem. Por último, también se conserva un documento del 8 de diciembre de 1600, en el que se habla de Pedro Piñán y de Juan Piñán como difuntos.
Por tanto, los apuntes contables que nos interesan fueron escritos después del 4 de mayo de 1598 y no más allá del 29 de enero de 1602. Pero, en concreto, la anotación sobre San Roque ha de ser anterior al 8 de diciembre de 1600, fecha en la que Pedro y Juan Piñán ya habían muerto. Es decir, nos estamos moviendo en los años en los que la peste atlántica estaba azotando la comarca. Y para entonces, la ermita de San Roque de Oseja ya existía.
Gracias a estos documentos, podemos descartar que los sajambriegos construyeran la capilla de Oseja para agradecer al santo de Montpellier el final de la peste, al contrario de lo sucedido en Las Rozas, lugar del vecino concejo de Cangas de Onís, cuyos habitantes se comprometieron por escrito en 1599 a construir una capilla dedicada a San Roque si el santo les liberaba de la infección bubónica que sufrían (7), cosa que hicieron cuando finalizó el contagio. En cambio, en Sajambre, ya existía una ermita con esta advocación antes de que se terminara la peste, lo que significa que el San Roque de Oseja se fundó con seguridad antes de finales del año 1600 y con probabilidad antes de 1599, época en la que pudieron fallecer Pedro y Juan Piñán por haber sido el año de mayor intensidad de la peste en España y en los alrededores de Sajambre (Asturias, Liébana, Burón).
¿Levantarían los sajambriegos la ermita de San Roque hacia 1596-1597, justo antes de la llegada del mal, cuando ya había gente muriendo en la vecina Cantabria? Lo desconocemos por el momento. Pero no debemos olvidar que el culto a San Roque en la región está documentado antes de la peste de 1596 (en Llanes, antes de 1541).
En consecuencia, según el estado actual de la investigación, se abre una doble posibilidad: 1ª) Que la ermita de San Roque de Oseja se construyera antes de 1596 (durante la peste de 1582-1583 o de alguna epidemia previa). 2ª) Que se hiciera en los primeros momentos de la peste atlántica (1596-1597).
El siguiente testimonio
documental que conocemos sobre San Roque fue hecho el 6 de noviembre de 1611:
En el
lugar de Soto de Sajambre, a seis de noviembre de el año de mil y seiscientos y
onze años, declararon ante mí, Sebastián Fernández, clérigo vicario del lugar
de Osexa y Soto, y juez de comisión por el arcediano de Mayorga y visitador general para ello en su destrito de arzedianazgo, para tomar las quentas de la
ermita de San Roque y San Julián. Nota
dorsal: Memoria de lo que se respondió
que era del señor San Roque.
Lo que sucede es que de esta visita pastoral
solo conservamos una hoja suelta en el Archivo de la Casa Piñán, que no alcanza
a incluir las propiedades de San Roque, sino tan solo las de San Julián de
Soto.
En 1613 situaba el padre Martino la plantación de nogales en el término de San Roque por parte del Arcediano (8).
Don Pedro Díaz de Oseja vuelve a referirse a San Roque, ahora a la devoción, cuando escribe a Domingo Piñán de Cueto Luengo desde Roma, en el mes de junio de 1622, anunciando un jubileo: Anuncio un jubileo para el señor San Roque (9). A partir de este momento, las misas votivas a San Roque aparecen de forma constante en la mayoría de los testamentos sajambriegos de los siglos XVII, XVIII y XIX, sobre todo de los vecinos de Oseja.
Don Pedro Díaz de Oseja vuelve a referirse a San Roque, ahora a la devoción, cuando escribe a Domingo Piñán de Cueto Luengo desde Roma, en el mes de junio de 1622, anunciando un jubileo: Anuncio un jubileo para el señor San Roque (9). A partir de este momento, las misas votivas a San Roque aparecen de forma constante en la mayoría de los testamentos sajambriegos de los siglos XVII, XVIII y XIX, sobre todo de los vecinos de Oseja.
Desde 1700 la iglesia
poseyó la doble advocación de ermita de San Roque y Nuestra Señora de
Belén, culto que se mantuvo hasta 1828 por lo menos,
como vimos en un post
del año 2010.
Nos preguntábamos entonces si la imagen de la que hablaban los documentos fue una pintura o una talla. El testamento de Polonia Piñán, de 1717, parece dar a entender que podría haberse tratado de una escultura:
Nos preguntábamos entonces si la imagen de la que hablaban los documentos fue una pintura o una talla. El testamento de Polonia Piñán, de 1717, parece dar a entender que podría haberse tratado de una escultura:
Yten mando que en biendiéndose la
mi baca llamada Pejana, que lo que saliesse de ella, en mercado o fuera de él,
se dé a la Birgen de Belén, empleándolo en alguna cossa para su adorno y
decencia (Testamento de Polonia Piñán, Oseja, 1717).
Lo que no sabemos es si
dicha escultura o talla de madera pudo haber sido la misma que aparece entre
los bienes que el cura Pedro González tenía en su casa de Oseja en 1711:
Una imagen de bulto redondo de
Nuestra Señora de Belén (Inventario post mortem de Pedro
González, cura de Oseja y Soto, 1711).
¿Por qué se perdió la
advocación de la Virgen de Belén? No lo sabemos. Pero la devoción a San Roque en Sajambre fue
claramente mayor que la de la Virgen madre. Quizás, con el tiempo, eso se convirtiera en una razón determinante. No obstante, en la ermita de Oseja todavía se conserva una
vieja pintura con la representación de la Virgen y el Niño.
3.- LAS PROPIEDADES
En los deslindes de fincas se mencionan pocas veces los prados y tierras pertenecientes a San
Roque, cuyas propiedades no debieron ser muchas en los siglos XVII y XVIII. He aquí un par de ejemplos:
Y más os vendo palmiento de otro
carro de yerba, so la misma cuesta, que linda con heredad de San Roque y con prado
de vos, la compradora, y por la parte de abajo con la cañada que va para Pontón
(Carta de venta, Oseja, 1657).
Una
propiedad de Antonio Díaz de Coco en Sobre Quintana lindaba con tierra de Nuestra Señora de Belén (Catastro
de Ensenada, año 1752, AMO, Lib. 1, f.118r).
De 1810 se conserva una
relación de bienes que muestra, efectivamente, las escasas propiedades de dicho templo:
Vienes
del Santuario de Sant Roque y Nuestra Señora de Belén.
Un carro de yerba en el sitio del Bao, linda con
prado de Agustín Alonso y matas que le rodean.
Medio carro de yerba en Los Pontigos, linda con el
camino de Los Pontigos y con prado de Don Marcos Balbuena.
Yten medio en Cardal, linda por dos partes con Josef
Calbo.
Yten un celemín de sembradura en La Redondiella,
linda con María de la Puente y Phelipa Mendoza.
Yten otro celemín en Mato, linda con Juan Manuel
González y Manuel Díaz de Osexa.
Yten medio en la ería de Cubilones, linda con Josef
Alonso y herederos de Manuel Piñán y camino real.
Yten dos en Las Cortinas Viejas, (do) dicen La
Corrada, linda con Calbo y viuda de Clemente Acevedo.
Yten uno en Palacio, linda con Canexa, el regidor, y
Francisco Piñán.
Yten uno en Nobenas, linda con Francisco González y
cerradura.
Yten medio en Palacio, linda con Josefa Piñán y con
Fernando Acevedo.
Yten uno en La Palomera, linda con Acevedo y el
regidor Canexa.
Yten uno en Barrial, linda con Manuel Canexa y
herederos de Manuel Barales.
Yten medio en Camín de los Rocinos, linda con Fausto
Bega y el Francisco Piñán.
Yten uno en La Calleja de Sobrequintana, linda con
la bereda y ribas.
4.- LA TITULARIDAD
La ermita de San Roque
siempre perteneció al pueblo de Oseja, razón por la cual todo lo relativo a
dicho templo se decidía en la asamblea vecinal.
No se conoce la
existencia de mayordomo antes del siglo XX, a diferencia de lo sucedido con la
ermita de San Julián de Soto, cuyo primer mayordomo documentado fue el Gonzalo
Piñán, padre del comisario.
5.- SOBRE LA REFORMA DE 1703
En el año 1703 se lleva
a cabo una reforma de la ermita y del pórtico de San Roque por estar indecentes para el adorno del santo, seguramente a causa
de algún mandato de los jueces visitadores de la diócesis. Para financiar los
gastos, los vecinos de Oseja se vieron obligados a vender una propiedad y a empeñar
otra. Pueden leerse los documentos en el post del año 2012.
De la obra se
encargaron Antonio García, Juan del Puerto y Pedro Ribero, que procedían del
concejo de Llanes y que, en aquel mismo año de 1703, trasladaron y
reconstruyeron la ermita de San Pelayo de Pio. Pero a diferencia de este último
caso, los registros conservados no dicen nada sobre las reformas arquitectónicas
que se hicieron, más allá de especificar la presencia del pórtico, que también pudo tener la ermita primitiva.
Desconocemos si la
fábrica actual es la misma que la de 1703, excepción hecha de algunas pequeñas
modificaciones que se hicieron en el siglo XX (apertura
de vanos). Pero a juzgar por cómo afecta el avance de la sedimentación del
terreno a los muros de la ermita, habiendo invadido ya una de las ventanas, hay
que suponerle una cierta antigüedad.
En cualquier caso, dada
su sencillez, la estructura básica del templo debe ser la misma que la de 1703
y, posiblemente, también de la iglesia anterior: una capilla pequeña, de una
sola nave, con una puerta en arco de medio punto y pórtico cubierto, sustentado
por estrechos pilares de madera a uso de la tierra. La gran puerta en arco encaja
en la cronología de 1703, pero no estaría presente en la iglesia del siglo XVI con seguridad. La
cubrición a tres aguas del atrio podría ser una de las mejoras del año 1703, ya que la imagino más humilde en sus orígenes.
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NOTAS
(1) Edición de Pedro M. Cátedra, Universidad Pontificia de Salamanca, 2000, p.295.
(2) J. I. Santos Rodríguez, El hospital de peregrinos y el culto a San Roque en la villa de Llanes, tesis doctoral, Universidad de Oviedo, 2013, pp. 97, 111-117.
(3) Archivo General de Simancas, Patronato Real, Cortes de Castilla, Leg. 85, doc. n.495.
(4) E. Martino, La Montaña de Valdeburón, Madrid, 1980, p.129.
(5) B. Benassar et alii, Historia Moderna, Akal Textos, Madrid, 2005 (5ª ed.), p.291.
(2) J. I. Santos Rodríguez, El hospital de peregrinos y el culto a San Roque en la villa de Llanes, tesis doctoral, Universidad de Oviedo, 2013, pp. 97, 111-117.
(3) Archivo General de Simancas, Patronato Real, Cortes de Castilla, Leg. 85, doc. n.495.
(4) E. Martino, La Montaña de Valdeburón, Madrid, 1980, p.129.
(5) B. Benassar et alii, Historia Moderna, Akal Textos, Madrid, 2005 (5ª ed.), p.291.
(6) En el año 2006,
Pedro Gómez Gómez publicaba su lectura de un Libro de difuntos de la villa de Prioro, iniciado en 1597, donde se
registraron los fallecidos en dicho lugar a causa de la peste de 1598, ver P.
Gómez Gómez, La lucha secular por la
supervivencia en la Montaña de Riaño, Universidad de Oviedo, 2006, pp.251-261.
(7) F. J. Rozada Martínez, "Un notario-tallista y la devoción a San Roque en Las Rozas", artículo en el diario asturiano La Nueva España, del jueves 15 de agosto de 2013.
(8) E. Martino, Hombres de Sajambre (Leyenda de los dos hermanos), Diputación Provincial, León, 1987, p.25.
(7) F. J. Rozada Martínez, "Un notario-tallista y la devoción a San Roque en Las Rozas", artículo en el diario asturiano La Nueva España, del jueves 15 de agosto de 2013.
(8) E. Martino, Hombres de Sajambre (Leyenda de los dos hermanos), Diputación Provincial, León, 1987, p.25.
(9) E. E. Rodríguez Díaz,
“Autógrafos de Pedro Díaz de Oseja, arcediano de Villaviciosa (1621-1665), en
el Archivo de la Casa Piñán”, Boletín de
Letras del Real Instituto de Estudios Asturianos, n.185-186 (2015), n.2.
3 comentarios:
Gracias Elena, la verdad es que me lo paso muy bien sabiendo cosas que llevo tan dentro de mí...sobre todo si son tan entrañables como lo es San Roque ya que me recuerda mucho a mi madre...disfruto y me emociono... gracias de nuevo. Besos
De nada, Lourdes. Lectora fiel. Se van delimitando las fechas. De 1613 que era la mención más antigua conocida, tenemos ahora 1600 con seguridad y 1599 con alta probabilidad como fechas más antiguas. La ermita es anterior a esos años.
Fíjate qué antiguedad....y pienso yo que todos nuestros antepasados...pisaron ese lugar con mucha fe...a buscar consuelo para sus males y como la fe, mueve montañas,seguro que lo encontraban.
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