Lo
que llegó al siglo XX como casa rectoral en Oseja de Sajambre fue, en su
origen, una vivienda particular que pasó por diferentes manos, que se
transmitió como herencia patrimonial y a la que le perdemos la pista en el año
1720.
Su primer dueño conocido fue Juan Manuel de Posada Arnero, cura de Oseja y Soto entre 1665 y 1699. Este Juan Manuel de Posada, emparentado con los Posada del concejo de Llanes, aunque originario del de Onís, cambió su beneficio curado de Pinos de Babia con Francisco de Orcasitas y se instaló en Sajambre el 1 de abril de 1665. Vivió en Oseja 34 años, entre dicho mes de abril de 1665 y mediados de diciembre de 1699, cuando murió.
Sabemos que, con anterioridad a 1677, había comprado lo que hoy es la casa rectoral a un propietario anterior. En su testamento del 14 de diciembre de 1699 se la dejó en herencia a su sobrino, Manuel de Posada Arnero, quien la vendió en 1718 y en 1720 pasó al poder de un nuevo propietario particular. Veámoslo.
Una de las primeras cosas que hacían todos los curas al llegar a su nueva parroquia era empezar a comprar propiedades de todo tipo: casas, huertas, tierras, prados. Y el cura Posada no fue una excepción. Entre esas adquisiciones se encuentra un «un güerto y un casar» en el barrio de Las Cortes.
En la documentación sajambriega, el término casar se utiliza para designar a los edificios en ruinas, empleando a veces la más precisa expresión de «casar caído». El mismo significado existe en el asturiano oriental, en concreto en Llanes (1).
La ubicación exacta de ese casar, que se encontraba en lo que entonces era el barrio de Las Cortes, la proporciona un documento del 23 de marzo de 1677. En él quedó constancia de cómo el cura Posada compraba a Damián Díez de Oseja «una tierra en la hería de Palaçio donde dicen El Çinplono», de cuatro carros de abono, que lindaba «con heredad de Pedro Amigo y güerto y casar del comprador» (2). Luego, dicho casar se encontraba al lado del Cimploño, que hoy también linda con la casa rectoral.
Años más tarde, en 1718, la propiedad había crecido y era algo diferente. El casar se había transformado en una vivienda, los cuatro carros de abono del Cimploño eran ya ocho y había un hórreo delante de la casa. El sobrino del cura Posada, a la sazón dueño de dicha propiedad, la vende el 3 de abril de 1718. El documento de venta dice así:
En el lugar de Osexa, concejo de Saxambre, tres días del mes de abril deste año de mil setecientos y diez y ocho, ante mí, el escribano público y testigos parezió presente Manuel de Possada Harnero, vecino del lugar de Soto, deste dicho concejo, único y unibersal heredero que es y quedó del señor Juan Manuel de Possada Harnero, su tío, que santa gloria haya, cura que fue deste dicho lugar, como consta del testamento y última dispusición con que murió, que pasó por su testimonio del presente escribano que da fee.
Y como tal, usando de su derecho y el que en este casso le compete, de su voluntad sin apremio ni fuerza alguna, otorga que bende, en benta real por juro de heredad para siempre xamás del mundo, a don Francisco Rodríguez de Reyero, cura de dicho lugar, que sea para el susodicho y quien su derecho hubiere en qualquiera manera, es a saber: la su casa propia que tiene en el barrio de Las Escortes de dicho lugar de Oseja, con el órrio de quatro aguadas que está delante de dicha casa y la güerta de ortoliza que está inmediato a dicho órrio y casa, con más la tierra del Cimploño que está pegada a dicha casa, que serán ocho carros de abono, más o menos, lo que fuesse.
Que dicha cassa, toda ella, órrio, güerta de hortoliza con dicha tierra linda con el camino real, cassa de herederos de Santiago de Açebedo y Miguel de Açebedo. Y dicha tierra linda con heredad de Francisco Piñán, herederos de Tomás Díaz dela Caneja y del presente escribano.
Todo lo referido lo bende con las entradas y salidas, derechos, aziones y
serbidumbres quantos a, tiene y les perteneze según los heredó del dicho su tío, gozó y posseyó el susodicho después
de su muerte. Cuyos bienes los bende libres de zensso, tributo, anibersario
ni otra ninguna carga, que no la tienen, por preçio y quantía de doze mil
reales de vellón en que los susodichos fueron ajustados, bueno a bueno, cuya
cantidad confesó el otorgante aberlo rezibido antes de ahora, en hacienda raíz
en dicho lugar de Soto, bacas, bueyes, pan y dinero que le dio, que con un mil
y zien reales de vellón que tiene de zenso sobre sus vienes dicho otorgante, y
sobre los que vende con los réditos caídos hasta primero de junio deste
presente año.
Ajustada y liquidada la quenta en presencia de los testigos y del presente escribano con un mil y setezientos y diez reales que puso de presente con espeçie de oro, plata, calderilla y todo reducido a vellón que rizibió el dicho otorgante de mano del dicho don Francisco, conprador, oy día de la fecha en presensia de los testigos… (siguen las cláusulas de cierre acostumbradas).
Y la otorgó ante el presente escribano y testigos que lo fueron: Manuel Díaz dela
Caneja , Alexandro Piñán y Manuel Díaz de Coco. Y lo firmó de
su nonbre junto con dos testigos, que el otro no, porque dixo no saber escribir.
Y en fee de ello lo firmé. Entre renglones “lo difiere”, balga.
Manuel de Possada Harnero (rúbrica). Alegandro Piñán de Cueto Luengo (rúbrica). Manuel Díaz dela
Caneja (rúbrica).
Ante mí, Agustín Piñán de Cueto Luengo (rúbrica).
El camino real que se menciona entre los linderos de la propiedad era una prolongación del camino real de Pontón que, desde Caldevilla, pasaba junto al muro del corral de los Piñán de Cueto Luengo, y servía para comunicar el barrio alto de Oseja (Caldevilla) con el de Las Cortes, siguiendo en parte el trayecto de la actual carretera (3).
Es decir, estamos –sin ninguna duda- ante lo que llegó a nuestros días como Casa Rectoral y propiedad del Obispado de León, que el cura Posada reconstruyó a partir de una vivienda anterior en ruinas, dotó de hórreo cubierto a cuatro aguas y compró lo que era la tierra del Cimploño, en el Palacio, que lindaba por arriba con la propiedad de los Díaz-Caneja, cuya casa solariega también limitaba con la ería de Palacio. Así que no sería extraño que la fábrica antigua que llegó a finales del siglo XX fuera la que el cura Posada construyó entre los años 1677 y 1699.
En 1718, la venta se hace al cura Francisco Rodríguez de Reyero, que ya llevaba 19 años viviendo en Oseja y que muere poco después mientras estaba en Infiesto (Asturias). En su inventario post mortem, fechado el 26 de julio de 1720, se dice que dicho cura no dejó ningún pariente en Sajambre, sino algunos otros que vivían en los lugares de Riaño y Villayandre y «que actualmente están gobernando su casa».
En su inventario de bienes, la vivienda y propiedades adyacentes aparecen descritas así: «la casa en que bibía dicho difunto que se compone de dos salas, bodega, cozina y caballeriza y pajar, que linda de un lado con el camino real y güerta que está pegada a ella. Yten un órrio de quatro aguadas y nuebe pies que está delante de dicha casa, que linda con ella y con casa de Azebedo... Yten ynbentariaron la tierra del Zinploño, que está pegada a la casa de dicho difunto...que linda de un lado con casa del difunto y con la zerradura». Como se ve, se trata de las mismas propiedades que siguen siendo bienes de carácter particular.
Dos días después, mediante auto judicial fechado el 28 de julio de 1720, se hace entrega de todos los bienes del cura Reyero a quien se presentó como su heredero legítimo, con documento notarial hecho ante Gabriel de Vega, escribano público del número del concejo asturiano de Piloña. Dicho heredero fue Juan Rodríguez Reyero, vecino de Riaño y hermano del difunto.
Entre esos bienes, que ahora pasaban al poder de un vecino de Riaño, iba la casa de Las Cortes, la huerta, la panera de nueve pegollos y la tierra del Cimploño. Lo que ya no sabemos es cuándo pasaron estas propiedades a manos del Obispado de León.
NOTAS
Su primer dueño conocido fue Juan Manuel de Posada Arnero, cura de Oseja y Soto entre 1665 y 1699. Este Juan Manuel de Posada, emparentado con los Posada del concejo de Llanes, aunque originario del de Onís, cambió su beneficio curado de Pinos de Babia con Francisco de Orcasitas y se instaló en Sajambre el 1 de abril de 1665. Vivió en Oseja 34 años, entre dicho mes de abril de 1665 y mediados de diciembre de 1699, cuando murió.
Sabemos que, con anterioridad a 1677, había comprado lo que hoy es la casa rectoral a un propietario anterior. En su testamento del 14 de diciembre de 1699 se la dejó en herencia a su sobrino, Manuel de Posada Arnero, quien la vendió en 1718 y en 1720 pasó al poder de un nuevo propietario particular. Veámoslo.
Una de las primeras cosas que hacían todos los curas al llegar a su nueva parroquia era empezar a comprar propiedades de todo tipo: casas, huertas, tierras, prados. Y el cura Posada no fue una excepción. Entre esas adquisiciones se encuentra un «un güerto y un casar» en el barrio de Las Cortes.
En la documentación sajambriega, el término casar se utiliza para designar a los edificios en ruinas, empleando a veces la más precisa expresión de «casar caído». El mismo significado existe en el asturiano oriental, en concreto en Llanes (1).
La ubicación exacta de ese casar, que se encontraba en lo que entonces era el barrio de Las Cortes, la proporciona un documento del 23 de marzo de 1677. En él quedó constancia de cómo el cura Posada compraba a Damián Díez de Oseja «una tierra en la hería de Palaçio donde dicen El Çinplono», de cuatro carros de abono, que lindaba «con heredad de Pedro Amigo y güerto y casar del comprador» (2). Luego, dicho casar se encontraba al lado del Cimploño, que hoy también linda con la casa rectoral.
Años más tarde, en 1718, la propiedad había crecido y era algo diferente. El casar se había transformado en una vivienda, los cuatro carros de abono del Cimploño eran ya ocho y había un hórreo delante de la casa. El sobrino del cura Posada, a la sazón dueño de dicha propiedad, la vende el 3 de abril de 1718. El documento de venta dice así:
En el lugar de Osexa, concejo de Saxambre, tres días del mes de abril deste año de mil setecientos y diez y ocho, ante mí, el escribano público y testigos parezió presente Manuel de Possada Harnero, vecino del lugar de Soto, deste dicho concejo, único y unibersal heredero que es y quedó del señor Juan Manuel de Possada Harnero, su tío, que santa gloria haya, cura que fue deste dicho lugar, como consta del testamento y última dispusición con que murió, que pasó por su testimonio del presente escribano que da fee.
Y como tal, usando de su derecho y el que en este casso le compete, de su voluntad sin apremio ni fuerza alguna, otorga que bende, en benta real por juro de heredad para siempre xamás del mundo, a don Francisco Rodríguez de Reyero, cura de dicho lugar, que sea para el susodicho y quien su derecho hubiere en qualquiera manera, es a saber: la su casa propia que tiene en el barrio de Las Escortes de dicho lugar de Oseja, con el órrio de quatro aguadas que está delante de dicha casa y la güerta de ortoliza que está inmediato a dicho órrio y casa, con más la tierra del Cimploño que está pegada a dicha casa, que serán ocho carros de abono, más o menos, lo que fuesse.
Que dicha cassa, toda ella, órrio, güerta de hortoliza con dicha tierra linda con el camino real, cassa de herederos de Santiago de Açebedo y Miguel de Açebedo. Y dicha tierra linda con heredad de Francisco Piñán, herederos de Tomás Díaz de
Ajustada y liquidada la quenta en presencia de los testigos y del presente escribano con un mil y setezientos y diez reales que puso de presente con espeçie de oro, plata, calderilla y todo reducido a vellón que rizibió el dicho otorgante de mano del dicho don Francisco, conprador, oy día de la fecha en presensia de los testigos… (siguen las cláusulas de cierre acostumbradas).
Y la otorgó ante el presente escribano y testigos que lo fueron: Manuel Díaz de
Manuel de Possada Harnero (rúbrica). Alegandro Piñán de Cueto Luengo (rúbrica). Manuel Díaz de
Ante mí, Agustín Piñán de Cueto Luengo (rúbrica).
El camino real que se menciona entre los linderos de la propiedad era una prolongación del camino real de Pontón que, desde Caldevilla, pasaba junto al muro del corral de los Piñán de Cueto Luengo, y servía para comunicar el barrio alto de Oseja (Caldevilla) con el de Las Cortes, siguiendo en parte el trayecto de la actual carretera (3).
Es decir, estamos –sin ninguna duda- ante lo que llegó a nuestros días como Casa Rectoral y propiedad del Obispado de León, que el cura Posada reconstruyó a partir de una vivienda anterior en ruinas, dotó de hórreo cubierto a cuatro aguas y compró lo que era la tierra del Cimploño, en el Palacio, que lindaba por arriba con la propiedad de los Díaz-Caneja, cuya casa solariega también limitaba con la ería de Palacio. Así que no sería extraño que la fábrica antigua que llegó a finales del siglo XX fuera la que el cura Posada construyó entre los años 1677 y 1699.
En 1718, la venta se hace al cura Francisco Rodríguez de Reyero, que ya llevaba 19 años viviendo en Oseja y que muere poco después mientras estaba en Infiesto (Asturias). En su inventario post mortem, fechado el 26 de julio de 1720, se dice que dicho cura no dejó ningún pariente en Sajambre, sino algunos otros que vivían en los lugares de Riaño y Villayandre y «que actualmente están gobernando su casa».
En su inventario de bienes, la vivienda y propiedades adyacentes aparecen descritas así: «la casa en que bibía dicho difunto que se compone de dos salas, bodega, cozina y caballeriza y pajar, que linda de un lado con el camino real y güerta que está pegada a ella. Yten un órrio de quatro aguadas y nuebe pies que está delante de dicha casa, que linda con ella y con casa de Azebedo... Yten ynbentariaron la tierra del Zinploño, que está pegada a la casa de dicho difunto...que linda de un lado con casa del difunto y con la zerradura». Como se ve, se trata de las mismas propiedades que siguen siendo bienes de carácter particular.
Dos días después, mediante auto judicial fechado el 28 de julio de 1720, se hace entrega de todos los bienes del cura Reyero a quien se presentó como su heredero legítimo, con documento notarial hecho ante Gabriel de Vega, escribano público del número del concejo asturiano de Piloña. Dicho heredero fue Juan Rodríguez Reyero, vecino de Riaño y hermano del difunto.
Entre esos bienes, que ahora pasaban al poder de un vecino de Riaño, iba la casa de Las Cortes, la huerta, la panera de nueve pegollos y la tierra del Cimploño. Lo que ya no sabemos es cuándo pasaron estas propiedades a manos del Obispado de León.
NOTAS
(1) Xosé
Lluis García Arias, Diccionario general
de la lengua asturiana, en línea:
(2) Elena E. Rodríguez Díaz, Notas y cuadernos de notas de los Piñán, escribanos públicos de Sayambre (1659-1721), Academia de la Llingua Asturiana - Universidad de Oviedo, 2015, p.164.
(3) El
camino real de Pontón y Beza tenía ramificaciones que comunicaban los cinco
pueblos de Sajambre entre sí y, en Oseja, dos brazos principales: uno que se
dirigía hacia el barrio de Quintana y el otro que cruzaba el barrio de
Caldevilla hacia el de Las Cortes. Este segundo brazo bordeaba la pared de la
corralada de los Piñán, donde también había un hórreo propiedad de la misma
familia. Ese hórreo es el que hoy está en ruinas dentro del corralón y fue
trasladado allí cuando dicho tramo del camino real se asfaltó y se incorporó a
la carretera nacional de Sahagún a Las Arriondas.
5 comentarios:
Me parece un estudio de mucho interés....Gracias por tu trabajo y de nuevo te digo que con tu trabajo nos enriqueces y culturizas a los que tenemos ilusión por lo nuestro...
No soy Africa soy Lourdes....
De nada. Al menos esto sirve para empezar a datar otro de los edificios antiguos de Oseja, que conservaba algún arco en la fachada. No sé si lo sigue teniendo.
Nunca me di cuenta de este arco...siempre la conocí así
No sé por qué me sale África....no lo entiendo ya le daré vueltas
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