Vimos en el post anterior (1) cómo los oficios
públicos y, entre ellos, el de escribano del número eran ocupaciones que se
heredaban, se vendían, se arrendaban o se cambiaban a pesar de las muchas leyes
en su contra. Los reyes, cansados de promulgar normativas que no se cumplían,
decidieron sacar algún provecho de la situación, especialmente en épocas de
debilidad de las arcas públicas.
Surgen así los oficios públicos acrecentados que eran dotados por
los propios monarcas y vendidos al mejor postor en subasta pública. Este es el origen de la segunda escribanía
pública del número del Concejo de Sajambre que fue comprada al rey por los
Piñán de Cueto Luengo.
4. SIGLO
XVII (segunda parte)
La línea principal del linaje Piñán de Cueto
Luengo será la propietaria de la segunda notaría pública del número que fue,
en su origen, una escribanía acrecentada. Su primer titular fue Gonzalo Piñán de Cueto Luengo y Díaz, el 4º de
este nombre en lo que conocemos de la familia y sobrino carnal del comisario
de la Inquisición, Don Domingo Piñán. Su padre se llamó Marcos Piñán de Cueto Luengo y González de Coco y su madre
Catalina Díaz, quien casó en segundas nupcias con Juan Fernández de Ribota.
Gonzalo Piñán desempeña el oficio de escribano
entre los años 1659 y 1679. Después del
comisario Piñán, este Gonzalo es la figura más importante en la historia de los
Piñán de Cueto Luengo, ya que fue el fundador del Mayorazgo que poseerán hasta
su abolición en el siglo XIX. Vivió en el palacio de Oseja, donde se localizaba
la escribanía y trabajó en todos los ámbitos posibles. Veamos.
Con la otra escribanía del Concejo, la de los
Díaz-Caneja, compartió la clientela de los negocios privados y, desde muy
pronto, consiguió monopolizar la actividad judicial pese a las protestas de
Tomás Díaz de Oseja.
Más difícil le resultó trabajar en el ámbito
municipal, ya que los escribanos de ayuntamiento eran los titulares de la
escribanía más antigua del lugar. No obstante, en algunos casos lo vemos
escriturando documentos concejiles, tanto municipales, como de las asambleas
vecinales de los pueblos. Todavía no
sabemos de qué forma o por qué vía consiguió Gonzalo introducirse en el
ayuntamiento, si por turnos pactados entre ambos notarios, si por ausencia o
vacante del primero o por otros motivos. Lo que podemos afirmar es que su
actividad en este ámbito fue muy escasa y que la mayor parte de los documentos
conservados son notariales y judiciales.
Como señalaba la ley, en la suscripción notarial
debía constar la naturaleza y características del oficio que poseía Gonzalo
Piñán y en ella nunca aparece la categoría de escribano de Ayuntamiento: «Gonçalo Piñán de Queto Luengo, escrivano
público del número, perpetuo y real, deste Concejo de Saxanbre por el rey
nuestro Señor».
De Gonzalo Piñán y su trabajo tenemos mucha más
información que podrá leerse dentro de poco en una monografía (2). Digamos solamente que, en su testamento,
Gonzalo entrega la escribanía familiar a su primogénito, también llamado
Gonzalo y, en el caso de que éste tomara los hábitos, a otro de sus hijos
varones. Gonzalo Piñán de Cueto Luengo (el
5º de este nombre) nunca llegó a ejercer el oficio, ni se habla de él en la
documentación familiar y sus hermanos, Pedro y Agustín, no poseían la edad
legal para poder convertirse en escribanos públicos a la muerte de su padre.
Por estas razones, la notaría de los Piñán quedaba vacante, lo que entrañaba un serio
peligro.
La política regia de acrecentamientos dio lugar a
la multiplicación de oficios, a menudo supérfluos, lo que generó numerosos
conflictos en todo el reino. La propia Corona se vio obligada a reglamentar
periódicamente sobre la manera de limitar y recortar los oficios públicos. A la muerte de Gonzalo Piñán estaba vigente
la ley promulgada por Felipe III en 1609 que trataba sobre la manera de
disminuir las escribanías, permitiendo que
«...si las
dichas ciudades, villas y lugares quisieren consumir las Escribanías mayores, y
las de los Cabildos y Regimientos dellas, así las antiguas como las nuevamente
acrecentadas, pagando ante todas cosas el valor de las dichas Escribanías del Número
acrecentadas, que desde luego han de quedar por consumidas como fueren vacando,
y el de las dichas Escribanías mayores y de los Cabildos y Regimientos quando
las quieren consumir» (3).
Es decir, permite a los municipios reducir motu proprio las escribanías de
ayuntamiento, tanto «las antiguas» (la de los Díaz-Caneja en Sajambre), como «las
acrecentadas». Y permite también eliminar las escribanías del número cuando
éstas vacaren, previo pago de su valor a los propietarios.
La situación que se produce a la muerte de
Gonzalo Piñán IV y la renuncia de Gonzalo Piñán V deja la escribanía de los
Piñán a punto de desaparecer. Sin embargo, esto no sucedió porque la escribanía
siguió perteneciendo a los Piñán hasta que pudo ser ocupada por otro de los
hijos de Gonzalo Piñán.
En el ínterin, el titular de la segunda
escribanía pública del número del Concejo de Sajambre fue un primo de Gonzalo
(no sabemos en qué grado) llamado José
Díaz de Caldevilla.
José Díaz ya había trabajado como escribano
auxiliar con su primo y además había aprobado el examen de notario en
1669, de manera que era persona profesionalemente capacitada y, con seguridad, de
plena confianza para los Piñán.
Pero... ¿a qué linaje pertenecía este José Díaz
de Caldevilla?
Interpelo a los lectores de este blog: ¿Qué otra
familia importante hay en la historia de Sajambre después de los Piñán y de los
Díaz-Caneja? ¿Qué sajambriego célebre falta por mencionar en este artículo?
En efecto, José Díaz de Caldevilla fue el
principal heredero en Oseja del arcediano de Villaviciosa, Don Pedro Díaz de
Oseja. En los documentos familiares, él y sus hermanos (Catalina, Juan, Julián
y Pedro) aparecen como «sobrinos» de Don Pedro Díaz de Oseja (4).
José Díaz de Caldevilla fue el primer administrador de la obra pía que el arcediano dejó en su tierra natal. Fue también el primer maestro de
la escuela elemental que fundó en el barrio de Las Cortes. Desde muy pronto lo
vemos intentando convertirse en regidor y en juez, lo que consigue por primera
vez en 1668. Aprende el oficio de escribano con Gonzalo Piñán, aprueba el
examen de suficiencia y, a la muerte de aquél, le sustituye como escribano del
número titular.
Casó con la asturiana Margarita de Longoria después
de enero de 1668 (el 18 de diciembre de 1667 todavía era mozo) a la edad de 23
o 24 años y fueron hijos suyos Lucas, Agustín y José Díaz de Caldevilla, todos hidalgos
notorios. Murió en 1697. Su descendencia
en Sajambre procede de Lucas y de Agustín Díaz de Caldevilla y Longoria.
Poseyeron un mayorazgo, a cuya cabeza estuvo
hasta el 16 de diciembre de 1717 un nieto suyo, llamado Pedro Díaz de
Caldevilla, casado con Ana Díaz. Tuvieron un hijo llamado también Pedro Díaz de
Caldevilla.
José Díaz trabajó en el ámbito notarial y
judicial. Dice su suscripción: «Jossephe
Díaz de Caldevilla, vecino y escribano público del número deste Conçexo de
Saxambre por su maxestad».
Tras su muerte en 1697 vuelve a ocupar la
escribanía familiar un Piñán, hijo de Gonzalo y titular del mayorazgo que ya ha alcanzado la edad legal para ejercer el oficio, la formación adecuada y la suficiencia: Agustín Piñán de Cueto Luengo y Sánchez de
Vega, quien desempeñará el oficio entre 1697 y 1721.
Agustín ejerció en el ámbito notarial, judicial
y municipal compartiendo las competencias de escribano de ayuntamiento con
Manuel Díaz de la Caneja y supliéndole cada vez que este último era apartado
del oficio por sus malas prácticas. Su suscripción dice: «Agustín Piñán de Queto Luengo, escribano público del número, perpetuo y real, deste Conzejo de
Sajambre por su magestad».
Casó con María Fernández del Campillo,
procedente de una de las familias más ricas del concejo de Valdeón. Su único
heredero varón fue Don Alejandro Piñán de Cueto Luengo que muere con
anterioridad a 1737 dejando un hijo pequeño, Don Agustín Lucas Piñán
de Cueto Luengo, que tiene 14 años a la muerte de su padre.
Ni Alejandro (el 1º de este nombre en la
familia), ni Agustín Lucas llegaron a ocupar la escribanía familiar. El estado
actual de la investigación me impide proporcionar más detalles sobre la historia
de la segunda escribanía del número sajambriega.
Continuará.
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NOTAS
(1) Una parte importante de este artículo se
basa en la siguiente publicación, en la que se puede encontrar el aparato
crítico de lo que aquí narramos: Elena E. Rodríguez Díaz, «La institución
notarial en un concejo rural de montaña: el caso de Sajambre en los siglos XV
al XVII», en R. Marín (ed.) Homenaje al Profesor Dr. D. José Ignacio
Fernández de Viana y Vieites, Granada: Universidad, 2012, pp.439-454.
(2) Elena E. Rodríguez Díaz, Gonzalo Piñán de Cueto
Luengo, escribano público del Concejo de Sajambre (1659-1679), de próxima
publicación.
(3) Novísima
Recopilación de las Leyes de España, Tomo III, Libro VII, Título VII, Ley
XIV.
(4) En esta época hay cuatro familias distintas
en Oseja apellidadas “Díaz de Caldevilla” con nombres (Pedro, Juan, Tomás) que
se repiten debido a la extendida homonimia de la época. Sin embargo, los
herederos del arcediano son sólo los hermanos de este José Díaz y sus
descendientes. Algunos fueron,
simplemente, personas apellidadas Díaz que vivían en el barrio de Caldevilla y
que se hacían llamar, por ese motivo, «Díaz de Caldevilla».
2 comentarios:
Mi afecto y cariño para Elena en éste Nuevo Año 2014 y le deseo con toda el alma nos siga enriqueciendo con darnos a conocer nuestra Historia Sajambriega con la que yo, al menos disfruto y gozo
Lo mismo deseo yo, Lourdes, tanto a ti, como a todos mis lectores. Feliz 2014.
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