Veíamos
en el post anterior cómo el concejo de Oseja había denunciado la obra de un
nuevo molino que pretendía construirse en Ruseria y leíamos las argumentaciones
del Pueblo por boca de sus representantes legales.
La Fuentona en la actualidad.
El molino que Isidoro González quería construir con el agua de La Fuentona era un molino de cubo, lo que suponía una innovación para Oseja, en donde solo existían los tradicionales molinos que se movían con la fuerza del río. Como viene siendo habitual en la mentalidad campesina en general y en la sajambriega en particular, las gentes se opusieron a la novedad por la fuerte desconfianza que les causaba la iniciativa arremetiendo con el tremendismo y la dureza que vimos en el post anterior contra Isidoro González.
La Fuentona en la actualidad.
El molino que Isidoro González quería construir con el agua de La Fuentona era un molino de cubo, lo que suponía una innovación para Oseja, en donde solo existían los tradicionales molinos que se movían con la fuerza del río. Como viene siendo habitual en la mentalidad campesina en general y en la sajambriega en particular, las gentes se opusieron a la novedad por la fuerte desconfianza que les causaba la iniciativa arremetiendo con el tremendismo y la dureza que vimos en el post anterior contra Isidoro González.
La
variedad del «molino de cubo» se utilizaba para lugares en donde la corriente
de agua era escasa, como sucedía con el arroyo que salía de La Fuentona. La
rueda se movía por la presión que alcanzaba el agua recogida en un depósito vertical
y circular, llamado cubo, que accionaba
la rueda según se iba vaciando.
Al
defenderse de las acusaciones de los vecinos de Oseja, el dueño del molino precisa
las características y el emplazamiento exacto de la construcción:
«Los
ymaginados perjuicios que dibulgan los contrarios temiéndose que yo haga algún
alberque por bajo de la Fuente de Monasterio a donde pudiera suceder algún
daño, éste se evita porque prometo no hacer allí alberque alguno, supuesto que
el agua de dicha fuente la yntrodujo en un huerto mío ynmediato para su riego,
a donde pienso hacer toda la maniobra, y el cubo a de principiar en dicho
huerto cerrado, y el molino bajo el mismo huerto, sin que pueda seguirse daño a
ninguno, que por lo mismo conpré y derribé un nogal que avía a donde se funda
el sitio que tengo principiado a cimentar. Por lo que dicho enbargo nace de
pura malicia... » (1815, agosto, 9).
Por
tanto, el depósito de agua estaría en el huerto propiedad de Isidoro González,
topográficamente más alto que el molino que iba a construir en la orilla del
camino, cuya integridad y la del lavadero se aseguran:
«Se
dejará tránsito y cañada suficiente para tránsito de ganados de toda especie. El
labadero quedará como se halla. Las aguas nunca podrán hacer los daños que se
proponen porque ya no le hacen, ni aora, ni aunque tomen otra dirección pueden
hacerle balsa. Para aquél tampoco pienso hacerla. Y así queda devanecido lo que
se dice de aogar los niños. Toda la represa que de éstas pueda hacerse queda
dentro de mi misma posesión y en caso de haver daño, yo solo le esperimentaría»
(1815, agosto, 9).
Por
lo que se dice, el molino proyectado constaría exclusivamente de un cubo, sin
ningún estanque adicional, que se iría llenando con el agua convenientemente
canalizada de La Fuentona hacia el huerto que, a decir de otros documentos,
estaba cercado, lo que a su vez minimizaba o, incluso, impedía los hipotéticos peligros que podían suponer
estas instalaciones.
El
conjunto del mecanismo que se quería construir se iba a hacer en una propiedad
particular de Isidoro formada por el huerto y por el solar que había ocupado el
nogal derribado. No obstante, sí parece que el edificio del molino sobrepasaba en
algo estos límites, según las palabras del propio Isidoro:
«El
terreno público que la máquina pueda
ocupar no pasa de doce pies (3’65 m). El
perjuicio que de aquí pueda provenir es ymaginario por la utilidad que resulta
y a él ningún perjuicio deve ésta echar» (1815, agosto, 9).
Lo
que no tolera Isidoro González es la injusta acusación sobre el carácter
público del huerto que era de su propiedad. La falsedad de este argumento
parece demostrarse al no volver a mencionarse el hecho en la restante
documentación del pleito:
«El
otro reparo que se pone en el otro escrito de la pretensión a que contesto es
en todas sus partes despreciable e impertinente. Por tener solo mala causa se
propone. Yo tengo título y dominio en el huerto, y aunque no le tubiera no es
de este juicio el ventilarlo, pero le tengo y me hallo en quieta y pacífica
posesión. Y si sobre esta certeza el contrario quiere disputar, que lo haga en
otro juicio» (1815,
agosto, 9).
Al
margen de estas respuestas a las acusaciones del Pueblo de Oseja, el
emprendedor sajambriego justifica de la siguiente manera y por las siguientes
razones la conveniencia de su molino:
«Este
molino, estando en medio de la población, es más útil que todos los que hay en
todos sus términos. Es éste un país nevosísismo, de ir a los otros molinos, (lo)
que solo se puede verificar peonilmente, se siguen muchos perjuicios que no
habrá quando yo ponga corriente (a) mi muela. Aquí, desde casa, a pie o de a
caballo o con carro, qualquiera puede conducir sus moliendas» (1815,
agosto, 9).
Esta
afirmación y otra noticia de 1819 a la que nos referiremos en un instante dan a
entender que el molino de La Yana, documentado en 1759, no se hallaba en
funcionamiento. Pero la verdad es que la idea de Isidoro González era buena.
Los lectores de este blog ya pudieron comprobar los problemas que originaba el
difícil y concurrido tránsito del camino del Valleyo hacia los molinos de
Carunde. Y cabe asimismo imaginarse muy bien los incómodos trabajos de la
población al tener que recorrer la distancia que separaba el caserío del
Buseco, a la ida y a la vuelta, con los caminos completamente cubiertos de
nieve.
Los
documentos conservados no contienen la sentencia de este pleito, pero en la
zona de La Fuentona existió un molino en el siglo XX que perteneció a la
familia González, así que quizás ganaron el litigio. Nada sé de las
características técnicas de dicha construcción, si era verdaderamente de cubo y
si se conserva en la actualidad alguna huella de aquel depósito, aunque intuyo
una respuesta negativa dada la transformación y urbanización del lugar.
Después
de sufrir la incomprensión de sus vecinos, en 1819 un hermano de Isidoro,
llamado Pedro González, denuncia a Santos Díaz de Oseja y a José Díaz de la
Caneja Piñán por un molino harinero que pretendían construir en el barrio de
Las Cortes movido con el agua de la fuente de La Yana. Dicho molino debía ser el que se documenta en
el año 1759 perteneciente en parte a Don Joaquín de Sosa, de quien debió
heredarlo su pariente, José Díaz de la Caneja Piñán.
El
argumento principal defendido por Santos y por José para la construcción del
molino de La Yana era la conveniencia de poseer un molino dentro del pueblo
para mayor comodidad de los vecinos a fin de que no tuvieran que desplazarse a los más alejados de
Carunde o El Buseco.
José
Díaz de la Caneja figura en los documentos que rechazaban el proyecto de
Isidoro González cuatro años antes. Los argumentos que combatía en 1815 contra
uno de sus vecinos eran exactamente los mismos que defendía en 1819 para su
propio beneficio.
7 comentarios:
Cambio de opinión al leer el post con respecto al molino del tío Jenaro de Ruseria, Veo que él tenía su razón y está claro, el que busca la innovación siempre encuentra dificultades...y también es bien cierto que ocurre eso de que cuando se convaten unos argumentos que otro pretende, después se llega a hacer y querer lo mismo.
Lo que no sé es si Isidoro González les dio la idea a los del año 1819, si el molino de La Fuentona empezó a funcionar y se comprobaron sus ventajas de inmediato o si los de 1819 ya tenían pensado hacer algo así en La Yana e intentaron poner impedimentos al proyecto de Isidoro González para evitar la competencia.
¿Nadie recuerda cómo era el molino de La Fuentona que llegó al siglo XX?
YO NO, PERO TENGO UNA IDEA MUY LEJANA DE QUE SÍ ESTABA POR ALLÍ EL CASERÓN,,,YA SI USAR DESDE LUEGO
No han pasado ni dos días y ya han entrado dos spams en el blog. No tengo más remedio que volver a poner los códigos. Copio aquí las instrucciones del sistema sobre lo que se puede hacer cuando no se ven bien.
INSTRUCCIONES
1. Introduce las palabras que ves en el cuadro en orden y separadas por un espacio para ayudar a evitar que los programas automatizados hagan un uso inadecuado de este servicio.
2. Si no estás seguro de las palabras, intenta deducirlas o haz clic en el botón de recarga situado junto a las palabras distorsionadas.
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Voy a hacer una prueba
Vale, me salió bien
Me alegro.
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