Sobre
Ribota habría que hablar de muchas cosas más, como del Quintanal habitado desde
1411, en donde vivió la familia Martínez durante los siglos XV, XVI y parte del
XVII.
Habría
que hablar de la familia Gómez que llegan a Ribota de la mano de Julián Gómez,
párroco del lugar y contemporáneo del Arcediano. Y de los Simón, y de los Andrés, y de los
Granda y de los Díaz.
Habría
que hablar de los dos Caminos Reales que se juntan en la localidad: el Camino
Real de Pontón que discurre por todo el fondo del valle hasta enlazar con el Camino
Real del Beyo en Covarcil, esa obra de ingeniería sajambriega que está por
estudiar. Y habría que hablar también del ramal del Camino Real que subía por Monarga
hacia Soto.
Habría
que hablar del camino de Niajo que se documenta desde principios del siglo
XVII, de las casas y casares con techo de paja que había en La Espinera, en La Escareda, en Songa y en La Yana del
Arguyo. Habría que hablar de La Cortina o cortinas de Ribota. En 1711 era un
prado lo que se nombra como La Cortina de Rumiyar y en otro documento de 1712 se
habla del uso como prado de un lugar llamado La Cortina, sin más precisiones.
Habría que hablar de los lugares del barrio de Arriba y de que su poblamiento no es antiguo. Apenas hay menciones concretas a viviendas en el barrio alto durante la Edad Moderna. Únicamente en un par de casos de 1711 y 1721 se dice que las casas de morada se hallaban entre el camino de San Pedro y el camino de Soto (1711) o junto al camino que iba a San Pedro (1721), pero sin poder precisar mucho más.
Habría que hablar de los lugares del barrio de Arriba y de que su poblamiento no es antiguo. Apenas hay menciones concretas a viviendas en el barrio alto durante la Edad Moderna. Únicamente en un par de casos de 1711 y 1721 se dice que las casas de morada se hallaban entre el camino de San Pedro y el camino de Soto (1711) o junto al camino que iba a San Pedro (1721), pero sin poder precisar mucho más.
Habría
que hablar también del terrazgo cerealístico de Santa Gracia, La Viña, Tablero,
La Vega, Moneo, La Mata, Tamancia, etc. Pero
por el momento quiero terminar deteniéndome solo en dos topónimos: Ondinas
y El Taraniello de Moneo.
“Yten
un carro de yerba donde diçen Hondinas término de dicho lugar que linda [...] obra pía que fundó el doctor Osexa,
arçediano que fue de Villaviçiosa, y con el río de San Pedro. Yten una tierra
de quatro carros de abono en El Taraniello de Moneo” (1660). “Yten ynventriaron una tierra de dos carros
de avono en El Taraniello de Moneo” (1669). “Yten ynventariaron una tierra de dos carros
de abono en Hondinas, camino de San Pedro” (1669). En 1828 seguían formando
parte de la Obra Pía del Arcediano los lugares de El Pradón de Ondinas, La
Canga de Ondinas y La Haza de Ondinas.
El Taraniello de Moneo es como
El Taraniello de Vierdes y como tantos otros lugares del norte y, en particular, de la región de Picos de Europa, llamados igual. ¿Son topónimos relacionados con la abundancia de piedra? ¿O existiría
en Moneo otro antiguo santuario al aire libre dedicado al dios céltico del
trueno? ¿Y Ondinas? ¿Cómo entender este
topónimo que se repite, por ejemplo, en La Ondina de Pen del vecino concejo de Amieva? ¿Es acaso un
derivado del ondar euskérico (“arena”)
según dice mi amigo Ramón(1)? ¿Hay arena en el Ondinas de Ribota? ¿O hemos de
suponerlo latino en su «hondura»? ¿No es el lugar sajambriego muy semejante
al río que fluye bajo el castañedo llamado Ondines en Villaviciosa(2)?
No puedo
proporcionar respuestas, no las tengo. Aunque al recordar la presencia
constante de lo acuático en Ribota, me gusta imaginar a los antiguos sajambriegos
temiendo el acecho de los genios femeninos del agua, las ondinas, por estos parajes solitarios.
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NOTAS
(1) R. Sordo Sotres, Notas gramaticales y toponimia no latina en
Asturias, cantabria, León y Palencia, 1997, p.155.
(2) R. Sordo Sotres, Toponimia de Asturias, Cantabria y León,
s.l., s.f., p.349.
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