La antigua iglesia de Santa María debía hallarse en algún repecho situado en la caída de la ladera sobre la que se asienta todo el pueblo de Oseja. A finales del siglo X, su altura es una de las referencias topográficas mencionadas en la delimitación de sus propiedades, cuando se dice que debajo de ella (subtus) existía una fuente (La Fuentona). Esta noticia certifica, por tanto, que la iglesia antigua estaba edificada en algún lugar topográficamente más alto que La Fuentona.
El caserío más primitivo se situaría a sus pies, conforme a la costumbre medieval de hacer que las iglesias destacasen jerárquicamente y fuesen bien visibles desde las viviendas. Y si la suponemos monasterio, tampoco sería raro que así hubiera sucedido, como pasó -sin ir más lejos- en el caso del monasterio benedictino de Santa Marina de Valdeón.
Como todas las iglesias medievales, su ábside estaba orientado al este, hacia los Santos Lugares y la salida del sol. Esta misma orientación se mantiene en la iglesia construida en el siglo XIX, razón por la cual la fachada principal da la espalda al barrio de Caldevilla. El muro de contención se construiría para salvar los desniveles y ubicar el cementerio construido ex novo que se suma al conjunto como un espacio anexo. La tierra removida para aplanar el suelo, la piedra acarreada para la iglesia y los muros y toda la obra de ingeniería debió ser de una envergadura proporcional a las enormes dimensiones que la estructura de contención llega a adquirir en determinados lugares. Aparte de edificar una iglesia, lo que se hizo a mediados del siglo XIX fue transformar completamente la fisonomía de este emplazamiento en el barrio de Caldevilla.
El conjunto arquitectónico levantado por orden de don Ignacio Díaz-Caneja y Sosa se compone de un espacio poligonal murado que se adapta al terreno y en el que se inscribe el casi rectángulo que forma la planta de la iglesia. Al conjunto se añade, en el frente oeste, un recinto destinado a campo santo, también rectangular pero de menores dimensiones, que está situado a un nivel más bajo que el pórtico de la iglesia y que se encuentra asimismo cercado por altas tapias.
El caserío más primitivo se situaría a sus pies, conforme a la costumbre medieval de hacer que las iglesias destacasen jerárquicamente y fuesen bien visibles desde las viviendas. Y si la suponemos monasterio, tampoco sería raro que así hubiera sucedido, como pasó -sin ir más lejos- en el caso del monasterio benedictino de Santa Marina de Valdeón.
Como todas las iglesias medievales, su ábside estaba orientado al este, hacia los Santos Lugares y la salida del sol. Esta misma orientación se mantiene en la iglesia construida en el siglo XIX, razón por la cual la fachada principal da la espalda al barrio de Caldevilla. El muro de contención se construiría para salvar los desniveles y ubicar el cementerio construido ex novo que se suma al conjunto como un espacio anexo. La tierra removida para aplanar el suelo, la piedra acarreada para la iglesia y los muros y toda la obra de ingeniería debió ser de una envergadura proporcional a las enormes dimensiones que la estructura de contención llega a adquirir en determinados lugares. Aparte de edificar una iglesia, lo que se hizo a mediados del siglo XIX fue transformar completamente la fisonomía de este emplazamiento en el barrio de Caldevilla.
El conjunto arquitectónico levantado por orden de don Ignacio Díaz-Caneja y Sosa se compone de un espacio poligonal murado que se adapta al terreno y en el que se inscribe el casi rectángulo que forma la planta de la iglesia. Al conjunto se añade, en el frente oeste, un recinto destinado a campo santo, también rectangular pero de menores dimensiones, que está situado a un nivel más bajo que el pórtico de la iglesia y que se encuentra asimismo cercado por altas tapias.
En planta, la iglesia de la Asunción arranca de un diseño básico en cruz latina formada por la intersección de la nave única y el transepto que se transforma en un espacio casi rectangular constituido por la suma de un ábside tripartito, el baptisterio, el sotocoro y el pórtico. En alzado, nos encontramos ante una volumetría compleja formada por un total de 15 cuerpos de distintos tamaños cubiertos por sus correspondientes tejados dispuestos a una, dos, tres y cuatro aguas.
En el exterior, los volúmenes se planifican de manera rítmica con 5 cuerpos en cada costado que se alternan según sus dimensiones (bajo-alto-bajo-alto-bajo) mientras flanquean el cuerpo central que longitudinalmente define la nave. Y si efectuamos la observación por tramos, veremos cómo existen tres espacios en cada uno de los cinco tramos del templo (5x3), existiendo una relación jerárquica entre el tamaño de cada cuerpo, el tipo de cubrición, la elección de los vanos y la función de cada espacio en el interior de la iglesia. Por encima de la fachada principal se eleva la torre-campanario dividida en dos bloques cuadrangulares rematados en cúpula.
Si exceptuamos esta torre, la yuxtaposición de volúmenes bien definidos al exterior y los tejados perfectamente diferenciados son aspectos que nos recuerdan las características volumétricas de algunas iglesias prerrománicas. El prerrománico no es la única influencia historicista que nos encontraremos al diseccionar este monumento, porque existen también otros elementos arquitectónicos propios del románico y del gótico que se armonizan con soluciones neoclásicas todavía vigentes en la primera mitad del siglo XIX.
Todo esto convierte a la iglesia parroquial de Oseja de Sajambre en un ejemplo temprano del Eclecticismo que se desarrollará en España en las últimas décadas del siglo XIX.
En el exterior, los volúmenes se planifican de manera rítmica con 5 cuerpos en cada costado que se alternan según sus dimensiones (bajo-alto-bajo-alto-bajo) mientras flanquean el cuerpo central que longitudinalmente define la nave. Y si efectuamos la observación por tramos, veremos cómo existen tres espacios en cada uno de los cinco tramos del templo (5x3), existiendo una relación jerárquica entre el tamaño de cada cuerpo, el tipo de cubrición, la elección de los vanos y la función de cada espacio en el interior de la iglesia. Por encima de la fachada principal se eleva la torre-campanario dividida en dos bloques cuadrangulares rematados en cúpula.
Si exceptuamos esta torre, la yuxtaposición de volúmenes bien definidos al exterior y los tejados perfectamente diferenciados son aspectos que nos recuerdan las características volumétricas de algunas iglesias prerrománicas. El prerrománico no es la única influencia historicista que nos encontraremos al diseccionar este monumento, porque existen también otros elementos arquitectónicos propios del románico y del gótico que se armonizan con soluciones neoclásicas todavía vigentes en la primera mitad del siglo XIX.
Todo esto convierte a la iglesia parroquial de Oseja de Sajambre en un ejemplo temprano del Eclecticismo que se desarrollará en España en las últimas décadas del siglo XIX.
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GLOSARIO
Crucero: lugar en el que se entrecruza la nave con el transepto, justo delante del presbiterio.
Nave: espacio de la iglesia comprendido entre los muros laterales que llega hasta el crucero.
Transepto: nave transversal que corta la nave principal de una iglesia.
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