Iglesia de San Juan Bautista de Ribota (Foto de Mª Aurora Fernández).
1699: Catalina Díaz de Vega, mujer de Damián Fernández, dispone en su testamento “que mi cuerpo sea sepultado en la iglesia parroquial de San Juan de Ribota” (Archivo Piñán, Agustín Piñán de Cueto Luengo 1699-04-20).
1712: “...el licenciado don Thorivio Díaz Prieto, cura que soi deste lugar de Ribota y Bierdes su anejo en este concejo de Sajanbre” y “...en la parroquial de San Juan deste dicho lugar donde soi párroco...” (Archivo Piñán, Agustín Piñán de Cueto Luengo 1712-03-10).
Sin embargo, existen dos documentos discordantes. El primero es de 1649 y parece dar a entender que también entonces San Juan era la parroquia titular: “la ermita del señor San Pedro que está en el término de Rivota” (Archivo Piñán, Gonzalo Piñán 1649-04-28). Sin embargo, cuando se supone que la iglesia de San Juan Bautista estaba ya a la cabeza de la parroquia desde tiempo atrás, un documento de 1714 se expresa de la siguiente manera: “…Don Josseph Díaz de Viego, bicario en la parroquial de San Pedro de Ribota y Santa Marina deste dicho lugar” (Archivo Piñán, Agustín Piñán de Cueto Luengo 1714-04-22).
No sé si durante un espacio corto de tiempo llegaron a existir dos parroquias en Ribota, la de San Pedro de Orzales y la de San Juan Bautista, aunque la existencia del anexo de Santa Marina vinculado a ambas parece desmentirlo. Pero en Ribota pudo haber sucedido en algún momento lo que sucedió en Caín durante el siglo XV, cuando existían allí dos parroquias (San Salvador y Santo Tomás), una en el Caín de Arriba y otra en el Caín de Abajo. Al igual que el pueblo valdeonés de Caín, también Ribota tiene un barrio de Arriba y un barrio de Abajo.
Aunque también pudiera existir en los testamentos algo parecido a lo que observamos en Soto cuando los vecinos se referían a su iglesia de Santa María como “parroquial”, en el momento en el que todavía era un anexo de la de Oseja. Lo cierto es que estos problemas no están resueltos y hace falta volver a bucear en los fondos documentales del Archivo Histórico Diocesano de León, del que me separan ahora mismo unos 900 kilómetros.
Al margen de estas cuestiones de la administración diocesana, la iglesia de San Juan está presente en las mandas de misas de los devotos sajambriegos desde principios del siglo XVII. Ya vimos en otro post, la manda de Sebastián Fernández de Cuetoluengo en 1636. Como ejemplos, podemos mencionar también la de la vecina de Ribota María González de Oseja (Archivo Piñán, Tomás Díaz de Oseja 1667-09-13) o la orden de Manuel Díez de que le dijera una misa “a San Juan Bautista, patrono de esta yglesia” y varios aniversarios “que se digan en el altar privilegiado de dicha parroquia de San Juan” (Archivo Piñán, testamento escrito por el párroco Isidro Pérez, 1815-01-15). Y don Toribio Díaz Prieto dispone en su testamento del mes de marzo de 1712 que se le entierre en el altar mayor de dicha iglesia: “Yten mando que quando su dibina magestad fuesse serbido de llebarme desta presente bida a la otra, que mi cuerpo sea sepultado en la capilla mayor de la iglesia parroquial deste dicho lugar, donde soi cura, en la parte más decente y desocupada y se pague a la fábrica los derechos acostunbrados, que así es mi boluntad”.
La actual iglesia parroquial de San Juan Bautista de Ribota fue construida entre 1924 y 1927 a imitación de la que en Oseja se edificó a costa de las fortunas de los hermanos Díaz-Caneja y Sosa en 1855.
Según un documento dado a conocer en 1980 por el padre Martino (Valdeburón, n.207), parece que la iglesia se "reconstruyó" entre 1785 y 1790. Tengo que matizar la afirmación de Eutimio Martino cuando habla de “construcción” de esta iglesia en el año 1785 porque los nuevos documentos, que no se conocían cuando se publicó La Montaña de Valdeburón y que yo he localizado en el Archivo Piñán, atestiguan la existencia de esta iglesia 150 años antes. Por esos documentos sabemos que la fecha más antigua conocida hasta el momento en la que aparece la iglesia de San Juan de Ribota corresponde al año 1636 (Archivo Piñán, Gradefes 1636-10-24). No obstante, volveré sobre esto en el siguiente post. Lo que no sabemos es cuando se transforma en parroquia.
La organización parroquial del Tercio de Allende el Agua fue cambiando con el paso del tiempo por culpa de la mayor o menor solvencia económica de los pueblos. Cuando los diezmos y las restantes cargas eclesiásticas de una feligresía eran escasas para mantener un beneficio curado, bien por la pobreza del lugar, o bien por existir una merma demográfica, el obispado hacía depender administrativamente una iglesia de otra. Es lo que le sucedió a Soto con respecto a Oseja y a Vierdes-Pío con respecto a Ribota a partir de 1527 (Martino: Valdeburón, n.78), porque durante la Baja Edad Media la parroquia de Santa Marina de Vierdes fue independiente.
Parece que durante el siglo XVI y parte del XVII la parroquia matriz es San Pedro de Ribota, pero en los testamentos San Juan Bautista empieza a figurar como la iglesia titular en 1669:
1669: Catalina Díaz, viuda de Juan Fernández, dispone en su testamento que su cuerpo “sea sepultado en la iglessia parroquial de San Juan de Rivota” (Archivo Piñán, José Díaz de Caldevilla, 1669-04-01).
Según un documento dado a conocer en 1980 por el padre Martino (Valdeburón, n.207), parece que la iglesia se "reconstruyó" entre 1785 y 1790. Tengo que matizar la afirmación de Eutimio Martino cuando habla de “construcción” de esta iglesia en el año 1785 porque los nuevos documentos, que no se conocían cuando se publicó La Montaña de Valdeburón y que yo he localizado en el Archivo Piñán, atestiguan la existencia de esta iglesia 150 años antes. Por esos documentos sabemos que la fecha más antigua conocida hasta el momento en la que aparece la iglesia de San Juan de Ribota corresponde al año 1636 (Archivo Piñán, Gradefes 1636-10-24). No obstante, volveré sobre esto en el siguiente post. Lo que no sabemos es cuando se transforma en parroquia.
La organización parroquial del Tercio de Allende el Agua fue cambiando con el paso del tiempo por culpa de la mayor o menor solvencia económica de los pueblos. Cuando los diezmos y las restantes cargas eclesiásticas de una feligresía eran escasas para mantener un beneficio curado, bien por la pobreza del lugar, o bien por existir una merma demográfica, el obispado hacía depender administrativamente una iglesia de otra. Es lo que le sucedió a Soto con respecto a Oseja y a Vierdes-Pío con respecto a Ribota a partir de 1527 (Martino: Valdeburón, n.78), porque durante la Baja Edad Media la parroquia de Santa Marina de Vierdes fue independiente.
Parece que durante el siglo XVI y parte del XVII la parroquia matriz es San Pedro de Ribota, pero en los testamentos San Juan Bautista empieza a figurar como la iglesia titular en 1669:
1669: Catalina Díaz, viuda de Juan Fernández, dispone en su testamento que su cuerpo “sea sepultado en la iglessia parroquial de San Juan de Rivota” (Archivo Piñán, José Díaz de Caldevilla, 1669-04-01).
1698: "El liçenciado don Thorivio Díaz Prieto, cura de San Juan de Ribota y su anexo Santa Marina de Vierdes en este concexo de Saxanbre" (Archivo Piñán, copia en papel sellado de 1699).
1699: Catalina Díaz de Vega, mujer de Damián Fernández, dispone en su testamento “que mi cuerpo sea sepultado en la iglesia parroquial de San Juan de Ribota” (Archivo Piñán, Agustín Piñán de Cueto Luengo 1699-04-20).
1712: “...el licenciado don Thorivio Díaz Prieto, cura que soi deste lugar de Ribota y Bierdes su anejo en este concejo de Sajanbre” y “...en la parroquial de San Juan deste dicho lugar donde soi párroco...” (Archivo Piñán, Agustín Piñán de Cueto Luengo 1712-03-10).
Sin embargo, existen dos documentos discordantes. El primero es de 1649 y parece dar a entender que también entonces San Juan era la parroquia titular: “la ermita del señor San Pedro que está en el término de Rivota” (Archivo Piñán, Gonzalo Piñán 1649-04-28). Sin embargo, cuando se supone que la iglesia de San Juan Bautista estaba ya a la cabeza de la parroquia desde tiempo atrás, un documento de 1714 se expresa de la siguiente manera: “…Don Josseph Díaz de Viego, bicario en la parroquial de San Pedro de Ribota y Santa Marina deste dicho lugar” (Archivo Piñán, Agustín Piñán de Cueto Luengo 1714-04-22).
No sé si durante un espacio corto de tiempo llegaron a existir dos parroquias en Ribota, la de San Pedro de Orzales y la de San Juan Bautista, aunque la existencia del anexo de Santa Marina vinculado a ambas parece desmentirlo. Pero en Ribota pudo haber sucedido en algún momento lo que sucedió en Caín durante el siglo XV, cuando existían allí dos parroquias (San Salvador y Santo Tomás), una en el Caín de Arriba y otra en el Caín de Abajo. Al igual que el pueblo valdeonés de Caín, también Ribota tiene un barrio de Arriba y un barrio de Abajo.
Aunque también pudiera existir en los testamentos algo parecido a lo que observamos en Soto cuando los vecinos se referían a su iglesia de Santa María como “parroquial”, en el momento en el que todavía era un anexo de la de Oseja. Lo cierto es que estos problemas no están resueltos y hace falta volver a bucear en los fondos documentales del Archivo Histórico Diocesano de León, del que me separan ahora mismo unos 900 kilómetros.
Al margen de estas cuestiones de la administración diocesana, la iglesia de San Juan está presente en las mandas de misas de los devotos sajambriegos desde principios del siglo XVII. Ya vimos en otro post, la manda de Sebastián Fernández de Cuetoluengo en 1636. Como ejemplos, podemos mencionar también la de la vecina de Ribota María González de Oseja (Archivo Piñán, Tomás Díaz de Oseja 1667-09-13) o la orden de Manuel Díez de que le dijera una misa “a San Juan Bautista, patrono de esta yglesia” y varios aniversarios “que se digan en el altar privilegiado de dicha parroquia de San Juan” (Archivo Piñán, testamento escrito por el párroco Isidro Pérez, 1815-01-15). Y don Toribio Díaz Prieto dispone en su testamento del mes de marzo de 1712 que se le entierre en el altar mayor de dicha iglesia: “Yten mando que quando su dibina magestad fuesse serbido de llebarme desta presente bida a la otra, que mi cuerpo sea sepultado en la capilla mayor de la iglesia parroquial deste dicho lugar, donde soi cura, en la parte más decente y desocupada y se pague a la fábrica los derechos acostunbrados, que así es mi boluntad”.
4 comentarios:
Nuestra historia estaba oculta por falta de investigación... porque la teníamos oculta a falta de personas que la sacaran a la luz.. Gracias a ELENA, a Eutimio en su tiempo, y gracias al Archivo Piñán y a quien te deja investigar en él...y al Ayuntamiento. Todo es una riqueza para Sajambre y sirve para dejarles un legado a nuestros sucesores...así como a nosotros nos lo dejaron nuestros antepasados.
El pionero pionero pionero fue JUSTINIANO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ que en el año 1972 publicó un librito (lo digo por su extensión, no por su calidad) titulado "Valdeón y Sajambre", en el que daba a conocer los documentos altomedievales y se adentraba también en los siglos finales de la Edad Media. Esta obra editada por la Institución Fray Bernardino de Sahagún fue una antorcha en una noche cerrada.
La antorcha se convirtió en un faro con "La Montaña de Valdeburón" de EUTIMIO MARTINO, la primera persona en rastrear documentos sobre Sajambre tanto en fuentes publicadas, como en archivos de todo el país. No sé cuánto tiempo le llevó al padre Martino recopilar esa información, pero el trabajo fue exhaustivo y muy, muy útil.
Los demás vamos detrás y el tiempo juzgará.
Lo que sí ES NECESARIO E IMPORTANTÍSIMO es el apoyo de las instituciones públicas a dos cosas relacionadas entre sí: 1ª) a la salvaguarda y puesta en valor del patrimonio documental conservado en los archivos. Y 2ª) a la investigación, que es la encargada de interpretar y difundir la información que se conserva en los documentos antiguos.
Desconozco el librito de Justiniano Rodriguez Fernández, no así el de Eutimio Martino de la Montaña de Valdeburón que lo leí en su tiempo, lo releí y tengo subrayado de cabo a rabo...Fue el primero que a mí me aportó más riqueza sobre Sajambre...fruto de su investigación.
JUSTINIANO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ fue un historiador leonés que empieza a publicar en los años 40. El libro "Valdeón y Sajambre" es una obra menor en su ingente y destacada producción científica, pero no por ello carece de interés, ya digo que fue capaz de iluminar el camino por primera vez.Y, desde luego, está realizada con el rigor y la seriedad que caracterizó al medievalista leonés.
El libro lleva muchos, muchos años agotado.
Desde 1972, año de la edición de esta obra fundamental, tuvimos que esperar a 1980 que fue cuando EUTIMIO MARTINO publicó "La Montaña de Valdeburón. Biografía de una región leonesa", concebido como un catálogo de documentos. Además, a él le debemos también dos artículos sobre la vida del Arcediano publicados en el Boletín del Instituto de Estudios Asturianos; otros dos trabajos editados en la revista Tierras de León; el estudio comparado de las vidas del Arcediano y de los hermanos Díaz-Caneja y Sosa en "Hombres de Sajambre"; y sus distintas obras sobre las guerras cántabras y la etapa de la Historia Antigua en esta comarca, en la que se ha especializado.
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