martes, 30 de junio de 2009

NOTICIAS DE OTROS TIEMPOS.

1875, marzo 9, martes.
LA IBERIA. Diario liberal.
Año XXII.- Número 5646
“Las nevadas se suceden casi sin interrupción en las montañas de León, habiendo pueblos en la parte de Valdeburón donde se han visto precisados los vecinos abrir una galería por debajo de la nieve para comunicarse, siendo de notar que en uno de ellos se entra a la torre de la iglesia por las ventanas del campanario”.

1860, noviembre 10, sábado.
EL CLAMOR PÚBLICO. Periódico del Partido Liberal.
Segunda época.- Edición de Madrid.
VENTA DE BIENES DESAMORTIZADOS
PROVINCIA DE LEÓN
Remate para el día 14 del presente ante el juez de primera instancia y escribano mencionados.
Beneficencia.- Rústicos.- Mayor cuantía. Núm. 6.211 al 6.368 del inventario. Una heredad en los términos de Oseja de Sajambre, Ribota, Vierdes, Pío y Soto, compuesta de 32 tierras y 126 prados, con 86 fanegas y 6 celemines. Linderos notorios. Tasada en 44.903 reales, tipo de la subasta.
[Se refiere a bienes eclesiásticos que debían pertenecer, en su mayoría, a las distintas obras pías, capellanías e instituciones similares del concejo.]

Gijón, 28 y 29 octubre de 1930.
LA PRENSA. Diario independiente.

Naufragio del buque de bandera alemana “Baden” tras haber sido cañoneado durante la noche frente a las costas de Río de Janeiro. Se dirigía a la Argentina desde Hamburgo tras haber hecho escala en el puerto del Musel, de Gijón.
El vapor iba lleno de emigrantes españoles y, en particular, de mujeres, “la mayoría asturianas”, a decir del diario del día 29. El saldo total del desastre recogido en estos periódicos fue de 32 muertos (1 alemán y el resto españolas) y 50 heridos graves (sólo 6 alemanes y el resto españoles y españolas). Entre ellas encontramos algunas sajambriegas.
En el naufragio perdió la vida “Agustina Espadas Intriago, natural de Ribota de Sajambre, 80 años, soltera” Y resultaron heridas: “Iluminada Piedad Berodia, de Oseja de Sajambre (León), de 19 años, soltera” y “Felisa Blanco Blanco, de Ribota de Sajambre (León), de 26 años, soltera”.
De la tragedia que debió vivirse aquella triste madrugada de 1930 entre los que iban “en busca de mejor fortuna a Suramérica”, da cuenta el caso de Pilar Toribio Caso, natural de Viego (Ponga), viuda de 40 años, que fue dada por muerta en los primeros momentos y apareció viva al cabo de un par de días. Al mencionar su caso, el diario relata que había embarcado con sus hijas Amparo, de 20 años, Victoria de 18 y Pilar de 16. Entre las fallecidas había hijas de Ribadesella, Villaviciosa, Colunga, Infiesto, Nava, Siero, Gijón... Las edades que más abundaban: la mayoría niñas y adolescentes, varias en la veintena, alguna en la treintena y sólo ciertos casos aislados de mediana edad. La más veterana de las mencionadas en la prensa fue la octogenaria vecina de Ribota.
Los tiempos que vivimos son buenos para recordar esta parte de nuestro pasado, una parte muy amplia y extendida en el tiempo que ha ido dejando profundo rastro en muchas (demasiadas) familias españolas. Que las tragedias humanas de tantos exilios, hambres y persecuciones por las que pasaron tantos españoles se recuerden. Que los jóvenes sepan y nunca olviden. Es una de las maneras de combatir el racismo y la intolerancia.


domingo, 21 de junio de 2009

MOJONES ANTIGUOS (IV): la colocación en 1551 de un gran mojón que se había caído.

Conservamos una serie de documentos (1) que nos permiten describir el procedimiento utilizado en la época para renovar y colocar las piedras divisorias y, en concreto, el gran mojón de Fuencaliente que se hallaba fuera de su lugar y para cuya colocación iba a ser necesaria la fuerza de muchos hombres. Esta piedra, que debía ser enorme, servía de mojón entre los concejos limítrofes de Burón y Valdeón por una parte, pero también separaba a estos dos del concejo de Sajambre, porque a decir de varios testigos: “que hazia los términos de Sajanbre que sabe que va la dicha raya desde dicho hito derecho al hyto questá en Collado Barreyo”; “…y por la otra parte hazia Sajanbre”. Todo el procedimiento reviste forma legal, se desarrolla ante las autoridades concejiles implicadas y de ello levanta acta el “escribano real de sus magestades” en la Merindad de Valdeburón.

1. El 26 de noviembre de 1551 los concejos de Burón y Valdeón acuerdan “renovar los mojones e señales antiguos”.

2. El 2 de diciembre, reunidos en Vegacerneja, se convoca a los vecinos de los dos concejos interesados “para que veniesen a alçar e renovar larca e hito e mojón de las Agüeras de Fuencaliente”, que dividía los términos de Burón y Valdeón.

3. El 7 de diciembre se toma declaración a 6 testigos sobre la ubicación y características del dicho mojón, situado junto al Camino Real pero que entonces se hallaba derribado, a fin de alzarlo y colocarlo en el lugar correcto: “el uno de los dichos hitos era el hito de Huencaliente sobredicho y que al presente estaba caído en el suelo. El qual, de siempre jamás a esta parte, tanto que en memoria de onbres no es, avía estado y estaba en el dicho lugar entre términos, y que agora paresçía estar caído en el suelo. El qual dicho hito hera de piedra y muy grande, y tenía en sý çiertas señales, segúnd que los veçinos del dicho conçejo de Burón y los veçinos del dicho conçejo de Baldeón lo avían puesto y alçado por tal hito, para partir los dichos términos como hito y arca y mojón dentre anbos conçejos”.
Como se ve, por una parte se dice que el mojón era muy antiguo (“de siempre jamás a esta parte, tanto que en memoria de onbres no es”) y por otra, que habían sido los vecinos de estos concejos los que lo habían puesto allí. Sin duda, han de referirse a que las señales que en él existían habían sido hechas por los vecinos, así como a la elección de tal piedra como mojón por los habitantes de la tierra en épocas pasadas, ya que 100 años antes, en 1443, los procuradores de Sajambre ya aluden a este mojón de la siguiente manera: “…e dende a otro fito que está çerca de Fuy Caliente, contra el dicho conçejo de Valdeón, debajo del camyno de carro…”.
Cada uno de los 6 testigos describe el mojón como “una piedra muy alta y ancha, y tenía çiertas cruces por señal” y algunos echan la culpa de su ruina a un tal Alfonso Fernández de Retuerto “el loco”: “que es pública voz y fama que lo arrancó vn onbre que se salió de juizyo, que se llama Alfonso Fernández, ques vecino del dicho lugar de Retuerto”. No parece posible que un único hombre hubiera tirado el mojón cuando hizo falta la fuerza de muchos vecinos para levantarlo. A lo más, pudiera ser que el monolito estuviese medio caído y terminara de hacerlo con ayuda del loco de Retuerto.

4. El mismo 7 de diciembre se redacta un documento distinto en el que queda constancia oficial de la petición de ayuda que hacen los de Valdeón a los de Burón para levantar entre todos la pesada piedra. Al negarse Burón a participar en la empresa, son los de Valdeón los encargados de hacerlo ante el juez, Juan Díez, quien ordena a Juan de Elvira, Alfonso Díez, Alfonso Díez Blanco, Juan Bermejo, Juan Majón “y otras muchas personas, veçinos del dicho conçejo de Baldeón, que alçasen el dicho mojón e lo posiesen en el mismo logar que antes estaba”.


¿QUEDARÁ ALGÚN RESTO DE ESTA PIEDRA?

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NOTAS
(1) Elena E. Rodríguez Díaz, Valdeón: Historia y Colección Diplomática. El occidente de Picos de Europa en la Edad Media, RIDEA, Oviedo, 2000, pp.343-353.

lunes, 8 de junio de 2009

CALDUPIOS, JORACAÑOS, SARRIEGOS Y REBALBOS.

En el viejo foro saqué un día el tema de los gentilicios de Sajambre y comprobé que bastantes personas consideraban los términos de caldupios, joracaños, etc, como tales. Y es más, navegando por la red, compruebo que en los datos incluidos en la Wikipedia sobre Oseja de Sajambre (como Ayuntamiento) aparece el caldupios como gentilicio, en lugar de "sajambriegos". Por lo que parece, estos datos fueron introducidos por un caldupio orgulloso de serlo, a quien no tengo el gusto de conocer y que, por lo que dice en su ficha, está afincado en Córdoba. Así que, aparte de paisanos, somos casi vecinos en estas tierras del sur.

Quiero dejar claro, antes de nada, que no tengo inconveniente alguno en que la gente se haga llamar como quiera o le apetezca, pero ruego que lo que yo escriba aquí se entienda en su justa medida. Vaya a ser que me pase (y ya llevo muchas papeletas en la mano) lo que, con su gracia catalana, contaba siempre un viejo y recordado profesor al que “habían ‘excomulgado’ el cura y unos cuantos vecinos de su pueblo por haber escrito que las reliquias conservadas en su iglesia eran falsas”.

El único gentilicio que existe en Sajambre es el de “sajambriego”. Los pueblos no tienen gentilicio y los caldupios, joracaños, sarriegos y rebalbos son apodos y, además, son apodos puestos entre sí con intención ofensiva. Si acuden ustedes al “Vocabulario sajambriego”, tantas veces citado, verán como en todos los casos se definen estas palabras como “motes”. Y, ciertamente, de eso se trata.

No existen gentilicios particulares de cada pueblo porque, cuando salían del valle, se identificaban todos como sajambriegos, procedieran de Oseja, de Pío o de cualquier otro pueblo. Y así sigue sucediendo, ya que muchas veces la gente dice que es de Oseja aunque sea de Vierdes, por tratarse Oseja de un lugar más conocido. Supongo que todos hemos tenido alguna vez un diálogo semejante al siguiente: “Mi abuelo era de Oseja”. “¿Ah sí? ¿De qué familia?”. Bueno, en realidad, era de Soto”. A esto me refiero.

Por los documentos antiguos ya estamos viendo cómo dentro del concejo las gentes se identificaban, además de por la filiación, por el nombre del pueblo (“Diego Díaz de Oseja”, “Pedro Redondo de Vierdes”) o por el lugar del que procedían (“Sebastián Fernández de Cuetoluengo", y todo sajambriego sabía que Cuetoluengo estaba en Soto). No hacía falta nada más.

Ahora bien, producto de la rivalidad entre vecinos y de las rencillas, benévolas o malévolas, tanto da, es normal que existan apodos humorísticos, irónicos o despectivos entre lugares cercanos. Esto es el origen de:

CALDUPIO: palabra que se sirve de un sufijo despectivo añadido a la voz “caldo” para referirse a “los que sólo comen caldo”. Es una manera de llamar "muertos de hambre" a los vecinos de Oseja.

JORACAÑO: se compone del término “joraco/joracu” y un sufijo latino adjetivador para definir a “los que viven en un joraco”. Los de Soto, que están metidos en un agujero entre montañas, aislados del mundo.

SARRIEGO: se forma con la palabra “sarro” y el sufijo ibérico “-eccu”, presente en el propio “sajambriego”, o en “cabraliego” o “mujeriego” o “palaciego”. En el habla de Sajambre “sarro” significa "hollín" y “sarriego” hace referencia a la suciedad que, según este apodo, caracterizaría a los vecinos de Ribota.

REBALBO: procede del latín “balbus”, que significa "tartamudo", "el que habla mal" (de ahí procede el actual “balbucear”). En bable existe el verbo “rebalbiar” que el Diccionariu de l'Academia de la Llingua Asturiana (Oviedo, 2000, 1029A) define como: “1. Repostiar, contestar de males maneres. / 2. Actuar escontra la inxusticia, escontra l’autoridá”. Existe también la voz “rebalbo” con las siguientes acepciones: “1. Que rebalbia. / 2. Dau a rebalbiar. / 3. Traste, revolvín. / 4. Cola punta del rabu de color blanco [un animal].” Fuera de Asturias el término “rebalbo” hace referencia a algo de color muy blanco. En Sajambre, la manera de llamar a los de Pío y Vierdes pudo estar relacionado o con su manera de expresarse (no olvidemos que en Pío existió una manera distinta de hablar); o queriendo aludir despreciativamente a su carácter de contestones y rebeldes; o a algún atributo físico (piel o cabello) de color claro. Sin embargo, está aceptado que ninguno de los topónimos del valle con términos derivados de "albus" hacen referencia al color. Este hecho unido a la naturaleza ofensiva de los restantes apodos del valle, hace que el “rebalbo” sajambriego se refiera a “contestar y actuar de malas maneras”.