miércoles, 27 de mayo de 2020

LA VENTA DE TABACO EN SAJAMBRE: DE LOS INICIOS EN 1660 AL ESTANCO DE 1893


ÍNDICE: 1. Introducción. 2. Los estancos del tabaco de los concejos de Sajambre y Valdeón en el siglo XVII. 3. Cosme de Acevedo. 4. Consumo y consumidores de tabaco en Sajambre durante los siglos XVII y XVIII. 5. El estanco de tabaco y timbre de José Piñán en 1893. 



1. INTRODUCCIÓN



En 1636 el tabaco americano se convirtió en un monopolio en el reino de Castilla,  en 1638 en el reino de León y en 1707 en el de Aragón. Los monopolios fiscales fueron “rentas estancadas” o, genéricamente, “estancos”, lo que implicaba la existencia de un comercio regulado y con precios oficiales. La venta al por mayor se llevaba a cabo en las tercenas (almacenes tabaqueros) y al por menor en los llamados estanquillos, a los que acudía la gente para adquirir pequeñas cantidades destinadas al consumo personal.  Con anterioridad a 1730, la explotación del tabaco se gestionó a través de arrendamientos al mejor postor y los puntos de venta se establecían mediante contratos de obligación.   

El éxito del tabaco en España fue rápido, aunque la mayor difusión entre las clases populares se produjo a partir de 1700. Durante el siglo XVII, la planta americana, que se transformaba en la primitiva fábrica sevillana de la collación de San Pedro, era consumida en polvo (rapé) por las élites, mientras que entre las clases bajas se prefería el tabaco de mascar. Ahora bien, una serie de circunstancias frenaron el consumo popular del tabaco en el 1600. Por un lado, se le culpó de haber sido la causa de una epidemia y por otro, contaba con la oposición de una parte de la Iglesia católica, ya que los papas Urbano VIII en 1624 e Inocencio X en 1650 publicaron sendas bulas en las que se amenazaba con la excomunión a los consumidores de tabaco, prohibiciones que no se levantaron hasta 1725 cuando los pontífices se percataron de los pingües beneficios económicos que reportaba el tabaco. La orden de los jesuitas fue una firme defensora de las ‘virtudes’ del cultivo americano. 

Pero nada de esto afectó a Sajambre ni, por lo que parece, a la región de Riaño, donde ya se consumía tabaco en el año 1660. 

2.- LOS ESTANCOS DEL TABACO DE LOS CONCEJOS DE SAJAMBRE Y VALDEÓN EN EL SIGLO XVII



En efecto, el 24 de enero de 1660, un vecino de Oseja llamado Cosme de Acevedo arrendó por un año “los estancos del tavaco, de hoxa y polvo, de los concejos de Saxambre y Baldeón por cantidad de ocho ducados”, incluidos “los alfoçes de Santa Marina y Caín del dicho Concejo de Baldeón”, a un clérigo de Pedrosa del Rey no ordenado in sacris que tenía por nombre Juan Gutiérrez, con la obligación de satisfacer la renta en dos pagas: una por San Juan y la otra al final del año.  El contrato de arrendamiento se hizo ante tres testigos: un laico llamado Alonso de Redondo y dos clérigos, Julián Rodríguez y Pedro Piñán (de Cueto Luengo). 

Por un documento posterior sabemos que Cosme de Acevedo siguió poseyendo los estancos de Sajambre y Valdeón en 1661 y en 1662, arrendado primero a Juan Gutiérrez y más tarde a Miguel Gutiérrez, asimismo vecino de Pedrosa, por lo que debía estar emparentado con el anterior.  

El 19 de febrero de 1662, Cosme de Acevedo subarrienda el derecho de vender tabaco en Valdeón a Domingo Marcano, vecino del concejo de Piloña en el Principado de Asturias, por 7 ducados que hacían 77 reales de vellón, nuevamente en dos pagas: una por San Juan (junio) y la otra por San Martino (noviembre).  Literalmente, el documento dice que Cosme de Acevedo 


“...dava y dio en arriendo el estanco del tavaco del dicho conçejo de Baldeón con sus alfozes, Santa Marina y Caín, a Domingo Marcano, veçino del conçejo de Piloña, Principado de Asturias, para que por sí mismo u persona en su nonbre lo pueda vender en dicho conçejo y alfozes referidos en la forma que el dicho Cosme de Acevedo lo tiene por este presente año...”.


La renta establecida en este subarrendamiento de 1662 (7 ducados) casi igualaba los 8 ducados que le había costado al sajambriego su arrendamiento del punto de venta conjunto de Sajambre y Valdeón dos años antes.  Esto debe indicar el aumento en el consumo de tabaco en ambos concejos, lo que es coherente con el incremento en las cantidades generales de tabaco importado a España desde América que, desde comienzos del siglo  XVII, no hizo más que acrecentarse (1). 

En el siglo XVII, ser arrendador de las rentas del tabaco, aunque fuera de un pequeño estanquillo, proporcionaba ventajas económicas y otorgaba prestigio social, gracias a una serie de exenciones y privilegios que estos oficios llevaban implícitos. En otros lugares de la Península, se conocen auténticas estrategias familiares para rentabilizar económica y socialmente el arrendamiento del tabaco. La continuidad del apellido Gutiérrez en Pedrosa da a entender que una familia del lugar, así llamada, pudo haber intentado medrar gracias al negocio del tabaco. Y en Sajambre lo intentó un miembro del linaje de los Acevedo (originarios de Corniero y establecidos en Sajambre desde el siglo XVI),  que culminaron su táctica de engrandecimiento social cuando adquirieron el estado de hidalgos a finales del siglo XVII. Tanto los Gutiérrez en Pedrosa, como Cosme de Acevedo en Oseja, mantuvieron el negocio del tabaco activo y rentable al menos durante 3 años (1660, 1661, 1662) y, a juzgar por el crecimiento de las rentas, posiblemente bastante más, quizás hasta la reforma de la Real Hacienda a principios del siglo XVIII, cuando se suprimió el sistema de arrendamientos.   

Pero ¿qué sabemos de este vecino de Oseja llamado Cosme de Acevedo?


3.- COSME DE ACEVEDO



El Cosme que nos interesa nació en Oseja en el año de 1612. Fue hijo de Diego de Acevedo Villarroel, natural de Corniero y fallecido el 8 de septiembre de 1633; hermano de Miguel y Juan de Acevedo. Cosme se casó dos veces, una con Catalina de Santos, natural de Soto e hija de Juan de Santos y Catalina de Cueto Luengo, cuya familia había vivido más de 24 años en dicho lugar de Cueto Luengo.  El matrimonio engendró, al menos, a Pedro, quien el 8 de septiembre de 1661, participó en el sorteo celebrado para sustituir a un desertor sajambriego en la guerra con Portugal, lo que indica claramente que eran tratados como pecheros. Más tarde contrajo segundas nupcias con Juliana Fernández Santos. En total tuvo 5 hijos: Pedro, Santiago, Martín, María y Ana de Acevedo. 

Su primogénito, Pedro, fue administrador de la Casa de la Caneja, oficio que pasó a su hijo, el primer Luis de Acevedo, compañero de andanzas y pendencias de Leonardo García de Mendoza. Desde finales del siglo XVII, esta familia de Acevedos (hubo otras) vivieron en el barrio del Valleyo, por debajo de Las Cortes. En concreto, su casa lindaba con la bolera que existía en el lugar, es decir, lo que hoy se llama La Huerta de la Bolera. Dicha casa había pertenecido con anterioridad a María de Granda, natural de Oseja. 

Un año antes de hacerse con los estancos del tabaco de Sajambre y Valdeón, en 1659, Cosme de Acevedo fue regidor de Oseja. En las pruebas testificales de un juicio celebrado en 1662 declara tener 50 años, lo que nos permite calcular su fecha de nacimiento y la edad que tenía cuando se hizo cargo de la venta de tabaco en los concejos de Sajambre y de Valdeón.  Murió antes de 1693. 


4.- CONSUMO Y CONSUMIDORES DE TABACO EN SAJAMBRE DURANTE LOS SIGLOS XVII Y XVIII 



Al ser el tabaco un producto perecedero y de ocio, como es lógico no suele aparecer en los inventarios de bienes de ningún vecino de Sajambre de los siglos XVII y XVIII. Pero el aumento de las rentas en menos de tres años indica que debía estar bastante extendido, por lo menos el tabaco de hoja para mascar, que era el preferido por las clases populares de la época. El uso debió ir en aumento, como sucedió en toda España, a lo largo del siglo XVIII. 

Al contrario del tabaco de mascar, el tabaco en polvo o rapé fue considerado en el siglo XVII un producto de lujo propio de las clases acomodadas. Y esto sí quedó reflejado en algún inventario post mortem sajambriego. En concreto, en el de un cura. 

Se trata del párroco de Oseja y Soto, Francisco Rodríguez Reyero, que murió en el año 1720 y que, a juzgar por su inventario de bienes, debía ser todo un sibarita en el entorno en el que vivía. Entre los objetos de su casa había “un pote de echar tavaco”, que era un recipiente característico para guardar el rapé (FOTO 1).  En su casa había también otros productos culinarios caros, auténticas delicatessen de la época, como el azafrán, la pimienta y el chocolate. 

FOTO 1. Pote para guardar tabaco en polvo o rapé


Como se ve, los que consumían rapé tenían recipientes para guardarlo, cosa que no sucedía si lo que se usaba era el tabaco de mascar. De ahí que el silencio de los inventarios de los laicos siga apuntando, indirectamente, a dicha modalidad de consumo.  


5.- EL ESTANCO DE TABACO Y TIMBRE DE JOSÉ PIÑÁN EN 1893



Aunque no se han conservado otros documentos, en Oseja debió seguir existiendo un punto de venta de tabaco a lo largo de los siglos XVIII y XIX porque la demanda fue creciente y porque volvemos a documentarlo en el año 1893. Para entonces el estanco abarcaba ya la venta unificada de tabaco, franqueo para la correspondencia y pólizas para los documentos oficiales (se establecieron en 1856), así como papel sellado.  

En el año 1636 se hizo obligatorio el uso de papel sellado para todas las escrituras públicas y privadas con una finalidad tributaria. Como el tabaco, el papel sellado se vendía en estancos específicos para ello. 

El primer estanco de papel de Sajambre, del que tenemos noticia, data del año 1668 y fue establecido por Pedro Alonso Llano, “vecino de Oseja, estanquero del papel sellado deste concexo de Saxambre y lugares de su jurisdiçión”, que se abastecía de género en la casa del estanquero mayor de la ciudad de León.  Esta información aparece en un testimonio notarial que está roto y del que solo se conservan doce renglones, la fecha la sabemos gracias al sello entintado del papel (FOTO 2).  Otros documentos sajambriegos de 1712 y de 1715 se refieren también a la existencia en Oseja de un estanco de papel sellado. 

FOTO 2. Papel sellado de 1668


Sobre este Pedro Alonso Llano apenas sabemos nada porque se pierde en la nebulosa de los Alonso, a no ser que aparezca con su segundo apellido. Es lo que sucede en dos casos: en 1661 cuando se documenta como regidor de Oseja y, en 1680, cuando declara como testigo en un juicio.   

Volvamos al año de 1893.

En aquel tiempo, el estanco de tabaco, timbre y papel sellado lo tenía José Piñán. No sé exactamente quién fue este José Piñán, más allá de que tuvo que pertenecer al linaje de los Piñán de Cueto Luengo, porque sus papeles se han conservado en el Archivo de la Casa entre los documentos familiares y que pudo ser la misma persona que el José Piñán que se documenta como alcalde en 1898.  Entre sus papeles, “Don José Piñán” aparece como “encargado de la expendeduría de Oseja”, que se abastecía en Riaño en la casa de Antonio González.   

Entre el 20 de agosto y el 29 de diciembre de 1893, es decir, en 4 meses, el estanco de José Piñán facturó 1.975 pesetas y 90 céntimos solo de tabaco, sin contar los franqueos y el papel sellado, repartido de la siguiente manera: 


Tabaco picado común =  231 kilos

Cigarros fuertes = 6.720 unidades

Cigarros entre fuertes = 40 unidades

Cigarros de marca chica = 140 unidades

"Cigarrillos papel" = 3.750 unidades



Una cosa que se observa muy bien es cómo las ventas se duplicaban en Navidad, sobre todo de tabaco picado, que era la modalidad más consumida. De estas ventas, el estanquero se llevaba el 3% que, en este caso, fueron 59 pesetas y 27 céntimos. Como ganancia de José Piñán habría que sumar el porcentaje correspondiente de la venta de sellos y de papel sellado. 

Los siguientes registros conservados al respecto penetran ya en el siglo XX, cuando en 1941 se documenta un estanco en Oseja y en 1945, seguía habiendo uno en Oseja y otro más en Soto.  Entre medias debieron existir otros establecimientos de estas características en Oseja, casi ininterrumpidamente desde 1660 porque, al menos, en 1886 consta que no habia estanco en Sajambre, pero sí en Valdeón, propiedad de Jerónimo Marcos. José Piñán debió abrir el suyo  poco después.


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NOTAS

(1) Por ejemplo, en 1609 llegaron a España desde las Indias 15.328 libras de tabaco; en 1610, 63.401 libras; en 1611, 183.526 libras; en 1612, 327.218 libras... Santiago de Luxán y Óscar Bergasa, “La institucionalización del modelo tabaquero español 1580-1636. La creación del estanco del tabaco en España”, Vegueta, 7 (2003), p.138.



3 comentarios:

lourdes vega dijo...

Me resulta muy curioso lo del tabaco...fíjate desde cuando se consumía...y ahora desaparece poco a poco y me pregunto ¿no se morirían de Cáncer entonces?

Elena E. Rodríguez Díaz dijo...

Hola, Lourdes. ¡Pues claro que se morían de cáncer! Lo que sucede es que en muchos casos se morían sin saberlo por falta de conocimientos y de atención especializada, aunque en la etapa precientífica de la medicina, la atención del profesional médico servía para muy poco ante estos males. También es verdad que cuanto más atrás vamos en el tiempo, menor era la esperanza de vida y las muertes tempranas impedirían el desarrollo de muchos tumores. Ahora bien, ninguna sociedad humana se libró nunca de la enfermedad. Del cáncer ya se habla en textos de la antigua Roma, que yo sepa, y no me extrañaría que en algún caso anterior a esa época.

lourdes vega dijo...

Yo tuve la suerte que en mi casa no fumaba nadie...ni mi padre ni mi abuelo...
Creo que mi abuelo el de Caldevilla sí pero se murió el año que yo nací...y llegó a 86 años...

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