domingo, 23 de octubre de 2011

CRUCES APOTROPAICAS EN LAS PUERTAS DE CASAS Y ESTABLOS

Foto n.1.- Oseja de Sajambre, cruz apotropaica de un casa antigua,
hoy fuera de contexto.




Foto n.2.- Oseja de Sajambre, Archivo de la Casa Piñán, Sección 2.

Antiguamente se creía que colocar una cruz en la puerta de una casa protegía a sus moradores de enfermedades y males. Por eso es muy frecuente encontrar cruces talladas en los dinteles de las puertas o ventanas. Lo mismo sucede con los establos, lugar para recogimiento de los animales: una cruz sobre la puerta los protegía de enfermedades, maldiciones y mal de ojo.

Esas cruces no tienen otro significado, ni ninguna otra función. Como no podía ser de otra manera, dado lo extendido de la práctica, algunas casas antiguas de Sajambre conservan estos signos apotropaicos. La Foto n.1 muestra el dintel de lo que la tradición de Oseja atribuye a la Casa Davia, que hoy forma parte de un muro del Canto La Sierra.  También en Vierdes se reutilizó uno de estos dinteles así grabados para delimitar la bolera, si no recuerdo mal lo que hace algunos años me advirtió un vecino de la localidad. Otra cruz en una de las puertas de la Casa Piñán fue erróneamente interpretada por algunos como prueba del antiguo caracter monástico del edificio. Esto es absoluta y rotundamente falso, porque las cruces apotropaicas son un fenómeno muy extendido, muy estudiado y muy bien conocido por antropólogos e historiadores.

Forman parte de un pensamiento mágico que no ha desaparecido, pues en la actualidad son muchos los que siguen creyendo en la facultad protectora de ciertos amuletos, rituales o fórmulas. Con la misma finalidad encontramos en países como Grecia o Turquía la creencia en el ojo protector que sus habitantes llevan en adornos corporales, colocan en sus casas y uno puede llegar a contemplar en los lugares más insospechados. En nuestra cultura, se atribuyen a la herradura los mismos poderes. Y la cruz ya tenía este significado mucho antes de que fuera adoptada como símbolo por el Cristianismo. Todo forma parte de la misma mentalidad supersticiosa.

En el Archivo de la Casa Piñán se conserva una Cruz de San Zacarías (Foto n.2), impresa en León en el año 1834, que nos sirve como ejemplo para mostrar la función de estas cruces grabadas en las paredes.

La Cruz de San Zacarías se acompaña de una advertencia en donde se explican los poderes del signo y varias jaculatorias útiles para alejar la peste. En la portadilla del folleto se lee: “Saludable remedio contra la peste” y en la Advertencia se explica que

Los Padres del Concilio de Trento trajeron consigo esta Cruz, compuesta por San Zacarías Obispo, y encontrada en un Convento de Religiosas en España, no fueron acometidos de la peste que en Trento hubo en el año 1546. Lo mismo ha sucedido últimamente en Portugal. Se pudiera asimismo probar con hechos auténticos para confusión de los incrédulos, que en Málaga y Cádiz, las personas que o han traido consigo esta Cruz, o la han puesto en las puertas de sus casas, se han visto libres del contagio...”.    

En este año de 1834, la Iglesia se veía obligada a dirigirse a los escépticos por la cada vez mayor difusión social del pensamiento racionalista, pero cuanto más atrás vayamos en el tiempo y nos sumerjamos en épocas o ambientes en los que la única explicación autorizada para los acontecimientos de la Naturaleza y de la vida humana era la religión, mayor presencia del pensamiento mágico encontraremos.

Las Luces del siglo XVIII también iluminaron a algunos eclesiásticos, como Fray Benito de Feijóo, quien combatió durante toda su vida estas supersticiones religiosas, patrimonio tanto de fieles, como de clérigos. Sin embargo, muchas de aquellas creencias todavía siguen vigentes en una parte de la población. Todos tenemos en mente multitud de ejemplos de similar carácter (tocar madera, la higa...) que nos son cotidanos por lo extendido de su uso.  

Una de las muchas cosas que enseña la Historia es que cuando una creencia está muy arraigada, ni siquiera el sentido común consigue erradicarla y permanece en la sociedad durante siglos manifestándose abiertamente o enmascarada bajo distantos disfraces. Unos se aferran a ella por el peso (de la losa) de la tradición. Otros porque verdaremente creen. Y muchos se dejan llevar por la equivocada idea de que si algo es antiguo tiene que ser bueno o sabio. A menudo se olvida que muchas de esas cosas antiguas, como las cruces encima de las puertas o “los remedios de la abuela”, proceden de una época precientífica, irracional y supersticiosa.   

2 comentarios:

Lourdes Vega dijo...

Todavía hoy sucede con frecuencia eso de la superstición...con cruces y medallitas, estampas etc. y creer en Dios no eso por supuesto, que todo ello no son cosas mágicas...la creencia es algo mucho más profundo.

Elena E. Rodríguez Díaz dijo...

La Iglesia siempre estuvo enfrentada a la Magia, desde los tiempos más primitivos (recordemos a Simón El Mago). Pero a veces Magia y Religión se mezclaron y, sobre todo, estuvieron y siguen mezcladas en muchas manifestaciones de lo que se denomina 'religiosidad popular', en cosas que hoy han quedado reducidas al folclore, aunque muchos no sepan distinguirlas al no conocer su origen.

Por otro lado, en este blog ya llevamos vistas dos funciones de la cruz que nada tiene que ver con el Cristianismo: una, usarla como mojón (para las partes de España donde esta palabra suena mal, entiéndase límite o lindero) y la otra, usarla para ahuyentar las 'malas vibraciones'.

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