miércoles, 1 de diciembre de 2010

EL BARRIO DEL VALLEYO DE OSEJA DE SAJAMBRE (1).

Retomamos la descripción del antiguo pueblo de Oseja con otro capítulo. Le corresponde el turno al barrio de Las Cortes. Las Cortes fue uno de los cuatro distritos en los que se dividió la localidad durante el Antiguo Régimen a efectos administrativos (junto con Caldevilla, La Pandiella y Quintana) y tuvo una extensión mucho mayor que en la actualidad debido a la mayor densidad demográfica de épocas pasadas.

En los siglos XVI y XVII, el caserío de Las Cortes resbalaba por la ladera hacia el fondo del valle, siendo sus límites la Casa Rectoral y el Palacio de Arriba, el barrio de Quintana, el Palacio de Abajo y la Piedra Bellida, así como la zona del Vallejo o Valleyo.

Por la información que he podido recabar (muchas gracias a todos los que han colaborado), no queda memoria de un lugar denominado Valleyo o Vallejo en Las Cortes o en sus proximidades. Por un lado, no me extraña, porque observo que en Oseja pasó lo mismo que en Soto.

En épocas de un nivel demográfico elevado, el pueblo de Soto se extendía hasta Cueto Luengo. Con el tiempo, la gente olvidó ese nombre antiguo pero de padres a hijos se repetía que “por la zona del Piquero” había estado (sabe Dios cuándo) el “viejo pueblo de Soto”. En Oseja nadie sabe dónde estaba este otro Valleyo o Vallejo, pero las ruinas de algunas casas que llegaron hasta el siglo XX sirvieron para mantener el recuerdo de que “allá pa’bajo de Las Cortes” había estado (sabe Dios cuándo) “el viejo pueblo de Oseja”.

No hay nada más relativo en este mundo que el concepto de tiempo. Para unos, algo “viejo” es lo hecho en la infancia propia o en la juventud de los padres. Para otros, en la época de los abuelos o bisabuelos. En la escala de medievalistas o modernistas, el tiempo se mide por cientos de años, mientras que los historiadores del Mundo Antiguo cuentan por miles. El cómputo de los prehistoriadores puede llegar a los cientos de miles e, incluso, millones de años; mientras que los astrónomos cuentan por miles de millones. Para mi sobrina adolescente, George Clooney es un abuelito y para el más pequeño, la vieja soy yo.

Lo malo de la tradición oral es que nunca se sabe en qué escala se está midiendo el tiempo. El antropólogo cultural busca códigos de desciframiento en el presente para argumentar una interpretación. El historiador busca documentos del pasado para poder fundamentar sus afirmaciones. Una de las cosas que ya ha permitido nuestro proyecto de ordenar el Archivo de la Casa Piñán de Oseja de Sajambre es poder demostrar con pruebas documentales que existió población en Cueto Luengo durante los siglos XVI y XVII. Pues bien, ahora vamos a poder demostrar también que sucedió lo mismo en el “barrio del Vallejo” durante la misma época. En ambos casos, parece que fue en el 1700 cuando se inicia el abandono de tales lugares, destinándose a partir de entonces sólo a la explotación agropecuaria.

El abandono estuvo causado por el elevado y continuado aumento demográfico que se produjo a lo largo de todo el siglo XVIII en Europa, lo que provocó una imposibilidad real de alimentar a la población. En lugares como Sajambre, en los que no existían buenas condiciones para el desarrollo de la agricultura, la gente no tuvo otra salida que la emigración. Desde las primeras décadas del siglo XVIII empiezan a despoblarse casas y barrios en todo Sajambre. La mayoría emigraba a Andalucía, seguramente esperando la oportunidad para embarcarse hacia América.

Los documentos notariales describen la zona del Valleyo o Vallejo con casas, huertas y hórreos hasta tal punto que, a veces, se habla de el barrio del Valleyo. La zona así llamada arrancaba de lo que hoy es la Huerta de La Bolera y continuaba hacia el fondo del valle siguiendo la línea que marcaba el camino de Carunde.

Como en otras ocasiones, me veo obligada a dividir la información que poseo en varias partes. Dejo por ahora estos cuatro pasajes documentales.

1677, Oseja: venta de “la mitad de toda la cassa en que al presente bive la dicha María de Granda, mi sovrina, situada en este dicho lugar de Osexa, donde diçen el Ballexo, de piedra, madera y texa, con todos sus antoxanos y servidunbres..., según linda con cassa de la conpradora y con el camino que ba para los molinos” (Archivo de la Casa Piñán, Notarial, Gonzalo Piñán de Cueto Luengo, leg.1677).

1679, Oseja: “Primeramente ynbentariaron la cassa de su continua morada, de piedra, madera y teja, situada en el barrio del Balleyo deste lugar, según linda con la cortina que está debajo de dicha casa, y con el camino que ba para Carundi por dos partes. Yten ynbentariaron la cortina que está pegada a la dicha casa, con su güerto, que todo ello está cercado de parez seca, según linda con la dicha cassa y con el camino que ba para Carundi” (Archivo de la Casa Piñán, Notarial, Gonzalo Piñán de Cueto Luengo, leg.1679).

1693, Oseja: “Tocó a Pedro de Acebedo por razón de manda que le hizieron los dichos sus padres la cozina donde al pressente vibe, de la casa nueba del Balleyo” (Archivo de la Casa Piñán, Notarial, José Díaz de Caldevilla, leg.1693). En una descripción de esta misma casa del año 1703 se dice que “linda con los caminos que ban a los molinos de Carunde por bajo y arriva” (Archivo de la Casa Piñán, Notarial, Agustín Piñán de Cueto Luengo, leg.1703).

2 comentarios:

Lourdes Vega dijo...

Creo que después de leer los documentos está bien claro que había casa y hórreos por esa zona de debajo Las Cortes,y la Huerta la Bolera... así como siempre pensé que tenía que haber más casas y más hórreos por las Cortes y la LLana incluso por la Piedra bellida...todo después de leer los Documentos que tu nos vas dando a conocer

Elena E. Rodríguez Díaz dijo...

Hola, Lourdes. Sí, el pueblo cambió mucho desde la época del Arcediano. Mucho y en muchos sentidos, porque la sociedad campesina es conservadora, pero no es inmovilista.

Los documentos dan muchas sorpresas. Por ejemplo, esta semana he leído uno, en el que a la Piedra Bellida y a La Estrada las incluyen dentro de la ería de Cubilones. Lo que hay son fluctuaciones, según épocas, según hubiera más o menos población y, por tanto, más o menos necesidad de roturar nuevas tierras. Aunque en Historia, casi nunca existe una única explicación. Los acontecimientos no se producen por una única causa, siempre hay varios factores en juego.

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