Uno de los edificios más antiguos de Sajambre se encuentra en el término de Ribota y, además, en un hermoso enclave al que el cambio climático le está haciendo perder algunos de sus encantos. ¿Quién se acuerda de la última vez que el Salto de San Pedro era una generosa catarata?
Algo puedo decir sobre este templo y sobre los cuatro muros ya perdidos, pero que aun resistían en pie cuando se tomaron las fotografías superiores de los años 40 y 80 del siglo pasado. 
Voy a empezar por hablar de la fábrica, es decir, de la construcción que ha llegado a nuestros días, para referirme después a los documentos y al emplazamiento. 
Habitualmente, esta ermita se adscribe al siglo XII, lo cual es un gran error. Si la iglesia se hubiera construido en el Pirineo catalán, a lo mejor podríamos arriesgarnos a situarla en el siglo XII. Pero habiendo sido construida en el corazón de la Cordillera  Cantábrica
Toda esta comarca montañosa de la que hablamos es, en la Historia  del Arte, un espacio en el que los nuevos estilos y las innovaciones arquitéctonicas llegan tarde para luego perpetuarse en ella como si se tratase de “una caja de resonancias”. Así definió este fenómeno acertadamente el padre Fernández Conde hace años (en alguno de sus muchos trabajos que hoy no recuerdo y que andará perdido por mi caótica biblioteca). A esta razón, sobradamente estudiada y conocida, hay que añadir además el importante carácter conservador que acostumbra a tener toda la arquitectura, eclesiástica o civil, en el mundo rural. Ambos argumentos nos dicen que los muros de San Pedro de Orzales no pudieron ser levantados antes del siglo XIII. 
De otro lado, un códice diplomático de la catedral de León, copiado en el año 1468 (“El Libro de las Presentaciones”, estudiado a su vez por el catedrático de la Universidad  de Burgos, José Antonio Fernández Flórez, leonés de origen y paleógrafo de especialidad), incluye este templo entre las iglesias sajambriegas que existían en dicho año. Este códice actualiza el estadismo diocesano de la Iglesia  de León utilizando como modelo un códice anterior del siglo XIII, lo que no significa que en el manuscrito más antiguo ya estuviera presente la iglesia de Ribota. 
Lo que nos dice “El Libro de las Presenciones” leonés es que en 1468 la iglesia de San Pedro ya existía y que debió construirse entre el siglo XIII y mediados del siglo XV, una época que coincide de lleno con el arte gótico en León y Castilla. San Pedro de Orzales es, por tanto, posterior a los inicios del siglo XIII y anterior a 1468. Los hallazgos materiales de sus proximidades apuntan a una datación tardía.
 
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