Poco a poco van apareciendo los antiguos edificios sajambriegos de los que teníamos noticia por haber llegado al siglo XX y otros desconocidos de los que ahora vamos sabiendo de su existencia. En este caso, le toca el turno a La Torre de Oseja. No obstante, hay que lamentar lo poco que se prodiga en una documentación en la que abundan las noticias sobre el barrio de Caldevilla.
Como ya habíamos explicado en otras entradas, es muy probable que esta construcción tuviera su origen en una torre o casa fuerte señorial de la Baja Edad Media. Pero a partir del siglo XV, estos edificios pierden totalmente su sentido originario convirtiéndose en torreones anexos a casas solariegas o siendo ocupadas por habitantes del lugar para diferentes usos. Uno de estos usos fue el de adaptar los viejos caserones medievales para lugares de habitación y vivienda. Y esto último parece ser lo que le sucedió a La Torre de Oseja, ocupada por más de una familia. Hasta el momento conozco 4 documentos: tres hablan de La Torre directamente y el cuarto lo hace de manera indirecta.
El primer caso está datado en Oseja, el 21 de febrero de 1667, y se trata del testamento incompleto de Cosme Díaz de Caldevilla, casado con Catalina González, y padre de Fabián, Dominga y María, que tras las mandas piadosas encarga lo siguiente: “Yten mando se paguen diez y ocho reales a Juan Alonso de Liébana. E la refición de La Torre, de techo y trillado y paredes lo hiçimos Pedro Díaz, mi ermano, y yo y es medio a medio en pago de la misma cosa, de la parte que toca a Juan Díaz, mi sobrino, le tengo dado cinco ducados”(Oseja de Sajambre, Archivo de la Casa Piñán, Notarial, Gonzalo Piñán de Cueto Luengo 1667, último folio).
Es decir, que la familia Díaz de Caldevilla reconstruyó el techo y las paredes de La Torre con anterioridad a febrero del año 1667, utilizando paja en la obra, posiblemente la techumbre, como vimos que en estos mismos años poseían todavía muchas casas en todo Sajambre. Si la construcción poseyó alguna vez una cubierta almenada, quizás fue entonces cuando la perdió, porque al siglo XX habría de llegar con teja y a cuatro aguas.
El principal motivo de esta refacción debió estar relacionado con la ocupación que varias familias hicieron del edificio. En el inventario de bienes de este Cosme Díaz de Caldevilla, datado el 18 de junio de 1667, leemos lo siguiente: “Primeramente declararon ser y aver quedado del dicho Cosme Díaz, difunto, la cassa de su continua morada donde vivía, en La Torre, e que es una cozina. Tócale desta cozina, le toca la quinta parte de ella, dividida entre çinco hermanos. Linda con casa de Andrés Díaz y herederos de Julián de Palaçio”. El documento expresa más adelante cómo la vivienda de los Díaz de Caldevilla está separada de los restantes inquilinos por una división interna hecha de madera: “según lo parte el tablado que linda con casa de Pedro de Caldevilla y cassa de los herederos de los Palaçios”.
Este Cosme Díaz de Caldevilla es homónimo del primo del Arcediano, pero este último estaba casado con Francisca Rodríguez, no con Catalina González, y murió en Madrid, no en Oseja. De manera que, en principio, no hay ninguna conexión entre estas familias.
El anteriormente citado Pedro de Caldevilla que vivía en La Torre y que, en realidad, se llamaba Pedro Díaz de Caldevilla muere en el año 1675 y entre sus bienes se inventaría "un quarto de cassa en La Torre, en que al presente vive Andrés Díez, declarante", es decir, el Andrés Díaz también mencionado en el documento de 1667.
Algunos años después, el 27 de septiembre de 1718, un sajambriego avecindado en Medina Sidonia otorga carta de poder para que su representante legal se haga cargo de la herencia que le corresponde por la muerte de sus padres y hermanos. La carta de poder, hecha ante tres escribanos públicos de la localidad gaditana, está otorgada por Juan Bautista Díaz de La Torre de Caldevilla, “natural de la villa de Osexa” e “hijo lexítimo de Joseph Díes de la Torre de Caldevilla y de Francisca Gonzáles, su lexítima muger, mis padres defunttos, vezinos y natturales que fueron de dicha villa” (Oseja de Sajambre, Archivo de la Casa Piñán, Notarial, Agustín Piñán de Cueto Luengo; original cosido al protocolo de 1718).
Lo que sucede es que cuando se efectúa el inventario de bienes en Oseja, el 22 de junio de 1719, la Justicia y el escribano público de Sajambre se refieren a los miembros de esta familia llamándoles “Juan Bautista Díaz de Caldevilla, vezino que pareze ser de la ciudad de Medina Sidonia, natural que fue de este dicho lugar... por carta de poder espezial para partir y dibidir los vienes que quedaron por fin y muertte de Jossephe Díaz de Caldebilla y Francisca González, padres del referido Juan Bautistta Díaz”. ¡La Torre ha desaparecido de sus apellidos!
Es más que evidente que Juan Bautista había adoptado como apellido este rimbombante “De La Torre de Caldevilla” cuando sólo le correspondía como tal un vulgar “Díaz”. Bien lo sabían la Justicia y el escribano de Sajambre cuando atinadamente lo suprimieron tanto del nombre del hijo, como del de sus progenitores.
Pero lo que aquí nos interesa es que si Caldevilla se trata de una indicación de procedencia que ya conocemos bien, La Torre también debió serlo, posiblemente porque como en el caso de 1667 esta familia era una de las que vivía en el viejo caserón medieval a comienzos del siglo XVIII. Y todos estos Díaz de Caldevilla debieron pertenecer, posiblemente, al mismo linaje.
Como ya habíamos explicado en otras entradas, es muy probable que esta construcción tuviera su origen en una torre o casa fuerte señorial de la Baja Edad Media. Pero a partir del siglo XV, estos edificios pierden totalmente su sentido originario convirtiéndose en torreones anexos a casas solariegas o siendo ocupadas por habitantes del lugar para diferentes usos. Uno de estos usos fue el de adaptar los viejos caserones medievales para lugares de habitación y vivienda. Y esto último parece ser lo que le sucedió a La Torre de Oseja, ocupada por más de una familia. Hasta el momento conozco 4 documentos: tres hablan de La Torre directamente y el cuarto lo hace de manera indirecta.
El primer caso está datado en Oseja, el 21 de febrero de 1667, y se trata del testamento incompleto de Cosme Díaz de Caldevilla, casado con Catalina González, y padre de Fabián, Dominga y María, que tras las mandas piadosas encarga lo siguiente: “Yten mando se paguen diez y ocho reales a Juan Alonso de Liébana. E la refición de La Torre, de techo y trillado y paredes lo hiçimos Pedro Díaz, mi ermano, y yo y es medio a medio en pago de la misma cosa, de la parte que toca a Juan Díaz, mi sobrino, le tengo dado cinco ducados”(Oseja de Sajambre, Archivo de la Casa Piñán, Notarial, Gonzalo Piñán de Cueto Luengo 1667, último folio).
Es decir, que la familia Díaz de Caldevilla reconstruyó el techo y las paredes de La Torre con anterioridad a febrero del año 1667, utilizando paja en la obra, posiblemente la techumbre, como vimos que en estos mismos años poseían todavía muchas casas en todo Sajambre. Si la construcción poseyó alguna vez una cubierta almenada, quizás fue entonces cuando la perdió, porque al siglo XX habría de llegar con teja y a cuatro aguas.
El principal motivo de esta refacción debió estar relacionado con la ocupación que varias familias hicieron del edificio. En el inventario de bienes de este Cosme Díaz de Caldevilla, datado el 18 de junio de 1667, leemos lo siguiente: “Primeramente declararon ser y aver quedado del dicho Cosme Díaz, difunto, la cassa de su continua morada donde vivía, en La Torre, e que es una cozina. Tócale desta cozina, le toca la quinta parte de ella, dividida entre çinco hermanos. Linda con casa de Andrés Díaz y herederos de Julián de Palaçio”. El documento expresa más adelante cómo la vivienda de los Díaz de Caldevilla está separada de los restantes inquilinos por una división interna hecha de madera: “según lo parte el tablado que linda con casa de Pedro de Caldevilla y cassa de los herederos de los Palaçios”.
Este Cosme Díaz de Caldevilla es homónimo del primo del Arcediano, pero este último estaba casado con Francisca Rodríguez, no con Catalina González, y murió en Madrid, no en Oseja. De manera que, en principio, no hay ninguna conexión entre estas familias.
El anteriormente citado Pedro de Caldevilla que vivía en La Torre y que, en realidad, se llamaba Pedro Díaz de Caldevilla muere en el año 1675 y entre sus bienes se inventaría "un quarto de cassa en La Torre, en que al presente vive Andrés Díez, declarante", es decir, el Andrés Díaz también mencionado en el documento de 1667.
Algunos años después, el 27 de septiembre de 1718, un sajambriego avecindado en Medina Sidonia otorga carta de poder para que su representante legal se haga cargo de la herencia que le corresponde por la muerte de sus padres y hermanos. La carta de poder, hecha ante tres escribanos públicos de la localidad gaditana, está otorgada por Juan Bautista Díaz de La Torre de Caldevilla, “natural de la villa de Osexa” e “hijo lexítimo de Joseph Díes de la Torre de Caldevilla y de Francisca Gonzáles, su lexítima muger, mis padres defunttos, vezinos y natturales que fueron de dicha villa” (Oseja de Sajambre, Archivo de la Casa Piñán, Notarial, Agustín Piñán de Cueto Luengo; original cosido al protocolo de 1718).
Lo que sucede es que cuando se efectúa el inventario de bienes en Oseja, el 22 de junio de 1719, la Justicia y el escribano público de Sajambre se refieren a los miembros de esta familia llamándoles “Juan Bautista Díaz de Caldevilla, vezino que pareze ser de la ciudad de Medina Sidonia, natural que fue de este dicho lugar... por carta de poder espezial para partir y dibidir los vienes que quedaron por fin y muertte de Jossephe Díaz de Caldebilla y Francisca González, padres del referido Juan Bautistta Díaz”. ¡La Torre ha desaparecido de sus apellidos!
Es más que evidente que Juan Bautista había adoptado como apellido este rimbombante “De La Torre de Caldevilla” cuando sólo le correspondía como tal un vulgar “Díaz”. Bien lo sabían la Justicia y el escribano de Sajambre cuando atinadamente lo suprimieron tanto del nombre del hijo, como del de sus progenitores.
Pero lo que aquí nos interesa es que si Caldevilla se trata de una indicación de procedencia que ya conocemos bien, La Torre también debió serlo, posiblemente porque como en el caso de 1667 esta familia era una de las que vivía en el viejo caserón medieval a comienzos del siglo XVIII. Y todos estos Díaz de Caldevilla debieron pertenecer, posiblemente, al mismo linaje.
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