Sobre la autora

SECCIÓN II: Páginas monográficas

viernes, 23 de enero de 2009

LA ERMITA DE SAN PELAYO DE PIÓ

El niño Pelayo, de 13 años, era sobrino de Hermigio, obispo de Tuy. Ambos fueron capturados y llevados a Córdoba como rehenes en el año 920. La tradición dice que Pelayo sufrió martirio en la ciudad califal y que sus restos fueron trasladados, primero, a Oviedo en el 994 (monasterio de San Pelayo) y más tarde a León. Su culto se extendió rápidamente por todo el norte peninsular a partir del siglo XI.

Esto indica que la advocación de la ermita de Pió no puede ser anterior al año 1.000. También sabemos que a comienzos del siglo XVIII, en el año 1703, el templo se hallaba en estado ruinoso (lo que denota antigüedad) y que se trasladó desde su antiguo emplazamiento al pueblo de Pió. El documento habla de bóveda, vanos, campanario, piedra y madera.

De manera que la ermita de San Pelayo debe encuadrarse entre el año 1.000 y el 1.700, aunque a juzgar por el estado en el que se encontraba a comienzos del siglo XVIII y su advocación, debemos suponer una fábrica medieval, románica o gótica. Ahora bien, esto no excluye que el templo hubiera podido cambiar de advocación y fuese, en realidad, más antiguo.

Su traslado y restauración costó más o menos lo que el contemporáneo aderezo de la ermita de San Roque. Hay que pensar, por tanto, que fuera de reducidas dimensiones, estilo popular, planta cuadrangular o ligeramente rectangular, una única nave, alguna ventana, una puerta con arco, paredes de mapostería, un pequeño pórtico empedrado y un campanario para una sola campana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario aquí