sábado, 3 de noviembre de 2012

MADERAS UTILIZADAS EN EL MOBILIARIO DOMÉSTICO SAJAMBRIEGO DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII



Al ser el trabajo de la madera una industria tradicional, tanto el maderamen de los edificios, como los enseres domésticos de las casas campesinas eran fabricados por los propios sajambriegos sirviéndose de la riqueza de sus bosques como materia prima.  

Las maderas que se documentan para tales usos son las siguientes:

Roble: la madera de roble fue la más utilizada en la construcción y en la manufactura de arcas, escaños y tayuelos. Todas las casas del valle, ricas y pobres, poseían objetos fabricados con este árbol, aunque el roble fue el único tipo de madera que podían permitirse los más modestos, a excepción de los vecinos de Soto de Sajambre. 

Plágano: la madera del plágano comparte el espacio de las viviendas de Soto con el roble, documentándose solo allí arcas de este material. El arce blanco o plágano es un árbol autóctono de Asturias, León y parte oriental de Galicia. En Sajambre debía darse especialmente en Soto, en donde se documenta durante toda la Edad Moderna.  

Fresno:  en algunas casas medianamente acomodadas existían arcas de fresno. Esto se registra sobre todo en el fondo del valle y, en especial, en Ribota. 

Castaño: sucede lo mismo que con el fresno, documentándose únicamente en la vivienda de Juan Fernández de Ribota en el año 1662. 

Cerezo: como sucede con el fresno y el castaño, lo encontramos muy pocas veces en los siglos XVII y XVIII. Hasta el momento solo he visto descrita un arca de este tipo de madera en la casa de un vecino de Pio del año 1714, que también poseía algún que otro objeto doméstico de calidad. 

Nogal: como en la actualidad, el nogal fue en el pasado una de las maderas nobles más apreciadas y más caras. Por eso no extraña que, en el Sajambre del Antiguo Régimen, solo aparezca en las casas de los más acomodados. Así nos lo cuentan varios documentos que hablan del contenido de las viviendas de los Piñán de Cueto Luengo, de los diferentes párrocos que se sucedieron en las iglesias del valle y de los Díaz de la Caneja que fueron herederos y sucesores del escribano Tomás en Oseja.  En estas casas había arcas, escaños, armarios y alacenas de roble, pero también había bufetes, sillas torneadas, bancos, mesas, arcas y otros objetos suntuarios hechos con madera de nogal que acostumbran a calificarse en los inventarios de bienes como buenos, refiriéndose a su alta calidad.