martes, 9 de octubre de 2012

EL ORIGEN ASTURIANO DE LOS SAJAMBRIEGOS



El núm. 177 del Boletín de Letras del Real Instituto de Estudios Asturianos que se publicó el pasado mes de julio, aunque con fecha de 2011, contiene un artículo mío titulado «Genealogía y derecho de patronato: relaciones entre Sajambre, Amieva y Ponga en el siglo XVII», en el que se dan a conocer varios documentos que demuestran el origen asturiano de familias sajambriegas, cuyos descendientes llegan a la actualidad.  

Para dar a conocer este descubrimiento y estando ya editado el artículo con los cinco documentos que interesan al caso, el 18 de  agosto di una charla en Oseja de Sajambre sobre el particular. El trabajo completo será colgado en la red cuando el Real Instituto de Estudios Asturianos lo considere conveniente. 

Lo que voy a exponer en este post no es un resumen de dicho artículo, sino solo una parte del mismo centrándome en lo que resulta de mayor interés para los sajambriegos. 

Y para aquellos que saben Historia debo empezar diciendo que cuatro de los cinco testimonios que nos interesan en este caso (se editan seis) son documentos de presentación de clérigos intitulados por los patronos de varias iglesias asturianas que estaban sometidas al derecho de patronato bajo la modalidad del patronato laical. 

Como resulta obvio, para que un público no especializado pueda entender bien el párrafo anterior (y alguna otra cosa) es necesario que lo explique de la manera más sencilla posible, pues los documentos hablan de realidades jurídicas e institucionales desaparecidas. 

Lo que estos documentos dicen es que una serie de familias (que se enumeran) de Oseja, de Soto, de Ribota y de Vierdes poseían derechos recibidos por herencia de sus antepasados en iglesias parroquiales de Amieva y de Ponga. Dicen, en concreto, que eran patronos de Santa María de Viego (Ponga), Santa María de Mián (Amieva), San Juan de Casielles (Ponga) y, algunos de ellos, también de San Pedro de Sobrefoz (Ponga). Los documentos están datados en los años 1660 y 1670, y se conservan en el Archivo de la Casa Piñán. 

Pero ¿qué significa esto de que un grupo de familias sajambriegas eran «patronos» de iglesias de concejos distintos al suyo? Vamos a explicarlo a través de un caso actual que guarda cierto parecido.

Hoy existe un patronato laico de ermitas y así los vecinos de Oseja son los patronos de la ermita de San Roque o los vecinos de Burón son los patronos de la ermita de Pontón. Lo que estos documentos retratan es algo similar que hunde sus raíces en la Edad Media y cuyos rescoldos siguieron vivos en la Edad Moderna.

En la Edad Media los laicos podían ser dueños de monasterios, de iglesias o de ermitas y la Iglesia reconocía y respetaba esos derechos de propiedad. Este fue el origen, por ejemplo, de la iglesia de Santa María de Oseja que había sido propiedad de los condes de Flaínez hasta que fue entregada al monasterio de Sahagún.

Cuando a partir del siglo XII empiezan a desaparecer muchos de los grandes dominios monásticos, algunos de aquellos templos que fueron en su origen «monasterios propios» o «iglesias propias» (id est, de propiedad privada laica) y que acabaron absorbidos por los grandes señoríos monásticos, se convertirán en parroquias, aunque la Iglesia seguirá reconociendo a los antiguos propietarios permitiéndoles elegir al párroco, participar en los diezmos, disfrutar de asientos destacados en las iglesias, etc. 

De todos estos privilegios, nos interesa fijarnos en la elección de los clérigos porque, una vez elegido por los patronos, el candidato se «presentaba» al obispo, quien a su vez se aseguraba de que éste cumpliera con los requisitos establecidos en los cánones y, si no existía impedimento, procedía a su institución canónica. Esto se conocía con el nombre de «derecho de presentación». Por eso, el monasterio de Sahagún poseyó el derecho de presentación de los clérigos presbíteros en la iglesia parroquial de Oseja. 

De esta manera, desde la Edad Media, la Iglesia reconocía derechos de fundación y construcción de iglesias a los laicos y, asimismo, reconocía derechos de fundación o dotación de los beneficios (curados o simples). Para que todo el mundo lo entienda y simplificándolo, podemos decir que el beneficio curado era “una plaza de cura” adscrita a un templo determinado y, por consiguiente, a efectos institucionales y administrativos una cosa era el templo y otra cosa era el beneficio que se obtenía de la administración de los sacramentos, los derechos parroquiales y los diezmos. En el pasado, los laicos podían fundar templos y acompañarlos de una dotación económica y podían también fundar beneficios y dotarlos sin que necesariamente hubieran construido la iglesia a la que se adscribía dicho beneficio.  En ambos casos, se les reconocían los derechos derivados de haber sido los fundadores, dueños o «patronos» tiempo atrás.

Estos derechos fueron disminuyendo según avanzaron los siglos a favor de la Iglesia, hasta que el Concilio de Trento estableció límites a aquella vieja servidumbre a la que estaban sometidos los obispos. A partir de entonces, los derechos de los patronos quedaron reducidos al derecho de presentación.

Y esto es lo que hacen algunas familias sajambriegas en 1660 y en 1670, como patronos que eran de los beneficios de Santa María de Viego (Ponga), Santa María de Mián (Amieva), San Juan de Casielles (Ponga) y, algunos de ellos, de San Pedro de Sobrefoz (Ponga): elegir a los clérigos de los beneficios de los que eran patronos y presentarlos al obispo de Oviedo. Ese acto jurídico se plasma en cuatro documentos que se conservan: dos hechos en Oseja, uno en Soto y otro en Ribota que incluye a los presenteros de Vierdes.

Los documentos de 1660 nos dicen que los patronos del beneficio de Santa María de Mián vivían en Sajambre y en Valdeón; y que los patronos de Santa María de Viego vivían en Sajambre, en Amieva, en Ponga «y en otras partes». Ahora bien, como los documentos conservados solo contienen la elección hecha por los patronos sajambriegos, únicamente conocemos los apellidos de éstos y no los de las familias amievenses, ponguetas o valdeonesas. 

Todos los patronos pertenecían al estado noble (hidalgos), lo que no podía ser de otro modo, pues los miembros del estado llano no podían disfrutar de tales privilegios. 

Los patronos sajambriegos de Santa María de Mián se apellidaban Alonso, Díaz/Díez, Fernández, González, Mendoza, Suero y Vega. 

Los patronos sajambriegos de los restantes beneficios se apellidaban Alonso, Amigo, Blanco, De la Puente, Díaz/Díez, Fernández, García, González, Granda, Gutiérrez, Martino, Mendoza, Muñiz, Palacio, Simón, Suárez, Suero, Vega y Viya. 

Pero lo más interesante a efectos genealógicos es que los documentos fechados en Oseja, Soto y Ribota en 1670 nos dicen de dónde procedía el derecho de patronato que tenían estas familias sajambriegas. Veamos el pasaje correspondiente del documento hecho en Soto, el 19 de marzo de 1670, que dice exactamente lo mismo que los instrumentos hechos en Oseja (el 23 de marzo) y en Ribota (el 26 de marzo):

«...todos vezinos y naturales del dicho lugar de Soto de Sajanbre, dijeron y otorgaron que por quanto el beneficio curado de Santa María de Biego, arçiprestazgo de Ponga y Amieba, en el Concexo de Ponga, diócesis de Obiedo, es de patronato laizal y presentación en todo tienpo de los susodichos, con otros muchos patronos y presenteros de los dichos concexos de Amieba y Ponga y otras partes, como descendientes que son de las casas de Monasterio, Rubín y Corral de Cortés, por justos y legítimos títulos de tienpo inmemorial a esta parte...».

De manera que varias familias que, en el siglo XVII, vivían en Sajambre, en Amieva, en Ponga y posiblemente también en Valdeón eran descendientes de los linajes nobles de Monasterio, Rubín y Corral de Cortés, los tres de origen asturiano y los tres radicados en Ponga, con casas solariegas los dos primeros en la localidad de Viego. 

Como decía más arriba, el artículo ofrece más información sobre este asunto en base a lo que sabemos de estas iglesias y de estos linajes asturianos afincados en Ponga, aunque su principal finalidad fue la edición de los documentos conservados en el Archivo de la Casa Piñán. 

Por otra parte, este mismo fondo documental está demostrando la procedencia asturiana de casos concretos por otras vías, como sucede con los Vega, y de otras familias que no aparecen en estos testimonios de 1660 y 1670, lo que está permitiendo que las piezas dispersas de este rompecabezas vayan encajando

Resumiendo y a los efectos que aquí interesan, podemos decir que los documentos publicados muestran lo siguiente:
  
1.       La existencia de antiguos vínculos genealógicos entre algunas de las familias hidalgas que vivían en los concejos de Ponga, Amieva, Sajambre y Valdeón por proceder todas ellas de linajes nobles del Oriente de Asturias. 
  
2.      Una parte importante de los hidalgos de Sajambre descienden de los linajes asturianos de Monasterio, Rubín y Corral de Cortés. 

3.      La existencia de una población de origen común (en este caso, asturiano) asentada en el territorio que son los actuales concejos de Sajambre, Amieva, Ponga y Valdeón es totalmente coherente con la lógica geográfica por encontrarse Sajambre y Valdeón aguas vertientes a Asturias.  

4.      Los documentos sobre Sajambre que se conservan en el Archivo de la Casa Piñán y en otros archivos peninsulares están mostrando que no sólo existió una confluencia social y económica entre Sajambre, Amieva y Ponga, sino también una coincidencia histórica de carácter más amplio entre poblaciones y territorios que acabaron disgregándose en distintas realidades político-administrativas con el correr de los siglos.

_____________
Elena E. Rodríguez Díaz, «Genealogía y derecho de patronato: relaciones entre Sajambre, Amieva y Ponga en el siglo XVII», en Boletín de Letras del Real Instituto de Estudios Asturianos, n.177 (2011), pp.79-101.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Por mi parte y después de tu conferencia en Oseja este verano más las explicaciones de ahora, me quedo muy contenta y enriquecida al poder comprobar ésta coincidencia Histórica entre las poblaciones de Sajambre Amieva y Ponga y más, que por ahí andaban mis antepasados también.

lourdes Vega dijo...

Lourdes Vega

Elena E. Rodríguez Díaz dijo...

Gracias, Lourdes. Como decía este verano, a veces los documentos nos van llevando por senderos insospechados, como pasa en este caso. Aquel patronato que compartieron algunos sajambriegos con otras familias de los concejos vecinos, al modo gentilicio, es un indicio tardío de las estrechas relaciones que mantuvo Sajambre con Asturias en el pasado. Y ya sabemos que ni siquiera el tajo del Beyo fue un impedimento para ello, sino todo lo contrario.

Anónimo dijo...

pero como os parecéis los asturianos a los gallegos y a los castellanos, en lo colonialistas que sois.
ya quisierais atoupar sayambre y valdion, pero estan donde tien que estar, en leon, ya que la montaña llama a montaña, y las montañas estan casi todas pa esti llau da llinde rapacines.
a ver si dais dejado de hacer pindadinas de esto ye asturies, que dais cansado ya, maxime cuando teneis un buen trozo leones en somieu, que sois mas lamprones..

Elena E. Rodríguez Díaz dijo...

Sr. o Sra. Anónimo, lo que aquí se publica está fundamentado en documentos históricos, unos documentos que usted mismo o misma puede leer en el último Boletín del RIDEA en donde han sido publicados. Y esos documentos lo dicen muy clarito. Si a usted no le agrada, no es mi culpa sino su problema.

Publicar un comentario

Escribe tu comentario aquí