domingo, 23 de septiembre de 2012

NUEVAS NOTICIAS SOBRE LA OBRA DEL ARCEDIANO DON PEDRO DÍAZ DE OSEJA (y 3)



En su testamento de 1665, Don Pedro Díaz de Oseja dejó establecido que se hiciera un monte de piedad y un almacén de grano en su tierra natal, que sirviera este último para cubrir las necesidades de sus paisanos en época de invierno. 

Sin embargo, en el año 1708 los sajambriegos se quejan a los albaceas del Arcediano de que no han podido aún construir la alhóndiga del pan, ni el mencionado monte de piedad: 

«por estarnos debiendo dichos señores deán y cabildo ciento y ochenta ducados de vellón atrasados y para que llebemos a efecto la cobranza de ellos, y assimismo el cumplimiento de la alhóndiga de dinero y pan»(1). 

Por lo que parece, ni una cosa ni la otra llegaron nunca a hacerse realidad. En la documentación conservada existen testimonios abundantes de las tierras y ganados que formaban parte de la obra pía del Doctor Oseja, que se arrendaban o se entregaban en comuñas, así como documentos sobre su gestión por los distintos administradores. Pero no he hallado ni una simple noticia, directa o indirecta, referida a la alhóndiga o al monte de piedad.  

Además del legado conocido y de la construcción de la alberguería de Saúgo, los documentos conservados nos obligan a redimensionar la obra del Arcediano en el concejo que le vio nacer.  

En primer lugar, en 1642 costeó la reconstrucción arquitectónica de la iglesia de Soto, con la participación de maestros de cantería llaniscos. Y debió colaborar también en la construcción de la capilla de San Antonio de la iglesia de Oseja, que fue panteón de sus descendientes.  

Además de ello, el Arcediano estuvo detrás de varias adquisiciones documentadas, como una lámpara para la iglesia de Oseja, de cuya compra se encargó el párroco Don Domingo Piñán, y como la ropa clerical que regaló a los curas de Sajambre en 1642. En la carta autógrafa ya editada, Don Pedro Díaz envía «dos casullas de Damasco» para las iglesias de Oseja y Soto y «para el señor Sant Pedro de Orzales haré haçer otra, avisando el señor Julián Gómez si estará bien del mismo tamaño y si gustase se hará más pequeña», lo que nos dice que el párroco de Ribota era de corta estatura. En la postdata añade: «por no perder la ocasión de inviar vien tratada la casulla, la hize haçer y va con las demás. Tomaráse el señor Julián Gómez la más pequeña» (1).   

Y aunque el Arcediano es claro en hacer su donación a las iglesias y no a las personas, en ningún templo de Sajambre perduró ropa de este tipo en la segunda mitad del siglo XVII, por lo que su riqueza debió ser atractiva para los herederos de cada uno de los párrocos. 

Una vez que Don Pedro fue nombrado arcediano de Villaviciosa se incorporaron a su criazón mocitos sajambriegos, a quienes se les proporcionaba estudios y la oportunidad de conseguir una vida mejor.  Tres años antes de su muerte, en una carta suya heterógrafa, el propio Arcediano hizo un balance sobre la suerte de quienes se fueron a Oviedo bajo su tutela: 

«Ese muchacho, hijo de el scrivano Julián Díaz, que dize estar aý desanparado, puede henbiar acá por un año, le daré un pedazo de pan y si fuere virtuoso más, pero me temo que hará como los otros que, en veniendo, acá se hazen pícaros».   
  
Hasta el final de su vida, el intermediario entre el Arcediano y Sajambre y encargado de ejecutar casi todos sus proyectos en su tierra natal fue su sobrino,  Don Diego de la Caneja, que en el año 1662 vivía en la madrileña Plaza de la Cebada, esquina con la Calle del Humilladero.  

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NOTAS
(1) Elena E. Rodríguez Díaz, «La Senda del Arcediano y el Camino del Beyo: nuevos documentos para su historia», Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos, núm. 175-176 (2010), pp.95-116  ISSN: 0020-384X.

6 comentarios:

lourdes Vega dijo...

Bien podemos decir que fue el padre de Sajambre y cómo se preocupó por todo y por todos aunque "algunos"se hayan quedado con lo que él dejó para otras obras buenas en su tierra y ellos se quedaron con lo que no era suyo...Toda la vida hubo y sigue habiendo abusos.

Elena dijo...

Sí, forma parte de nuestra naturaleza sin duda.

Por cierto, Lourdes, así como se recordó el lugar en donde estuvo la antigua escuela del Arcediano, ¿a que no existió ninguna memoria paralela sobre la ubicación de una alhóndiga o almacén de grano y menos del "almacén del Arcediano"?

lourdes Vega dijo...

Yo al menos nunca oí nada...ni rastro.

lourdes Vega dijo...

Qué fotografía tan espectaculas....es preciosa.

Josefina dijo...

Preciosa foto, y muy acertada

Elena E. Rodríguez Díaz dijo...

La foto es esplendorosa, se ven los cinco pueblos y se comprende su geografía.

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