lunes, 21 de noviembre de 2011

EL BARRIO DE QUINTANA DE OSEJA (2): el caserío.

Voy a intentar plasmar en una especie de plano narrativo virtual cómo era una parte del barrio de Quintana entre 300 y 400 años atrás. Los referentes topográficos serán el Camino Real, el Camino del Ribero, la ería de Palacio y la tierra del Cimploño que, en el siglo XVII, ocupaba todo el espacio comprendido entre la Casa Rectoral (en la zona alta del barrio de Las Cortes) y el caserío del barrio de Quintana. Aun así,  hemos de aproximarnos a la antigua geografía humana del lugar con mucha precaución porque los caminos pudieron haber ido modificando parte de su trazado con el tiempo o la ería de Palacio pudo haber ocupado una mayor o menor extensión que en la actualidad.   

Esta aproximación a la antigua fisonomía de Quintana servirá asimismo para mostrar las dificultades de interpretación que ofrecen los documentos antiguos. A pesar de su extensión, mantengo el artículo en un único post para no romper el encadenamiento que existe entre cada uno de los siguientes párrafos y subapartados.   

1. En los años 1660, 1667, 1671, 1675, 1701, 1711 y 1752 se documentan las casas que la familia Vega tenía en Quintana y que se van dividiendo a causa de la transmisión hereditaria.  En 1675, la “casa nueva” de Juan de Vega se hallaba “según linda con casa de Domingo Amigo y Juan Amigo y de Juan Díez de Caldevilla y con la güerta”.  La mujer de este Juan de Vega se llamaba Eugenia Amigo, así que probablemente era pariente de los vecinos apellidados de la misma manera.  

En otro pasaje del mismo documento se dice que la huerta anteriormente citada se hallaba detrás de la casa, que limitaba con la ería de Palacio y con un huerto que, a su vez, lindaba con el Camino del Ribero: “yten ynventariaron un güerto de hortoliça en el dicho barrio de Quintana, linda con la güerta de tras de cassa y con el Camino Real del Rivero de Quintana”. Por tanto, el huerto de Juan de Vega debía bordear su casa nueva por alguno de los laterales y la casa debía localizarse entre El Palacio y el Camino del Ribero. Esta disposición se confirma en un documento de 1701 del que hablaremos en el punto 2. 

La edificación de la “casa nueva” de Juan de Vega provocó un conflicto por derechos de paso con la familia Amigo que se solucionó en 1667 tras establecerse un protocolo entre Domingo Amigo y Juan de Vega. En este documento se dice que el antojano de la casa de los Amigo “está junto y  pegado al Camino Real que ba al barrio de Las Escortes”, o sea, al Camino del Ribero, junto al cual se hallaba también la casa de Juan de Vega, lo que hacía que los carros de uno y de otro no pudieran pasar a los respectivos pajares cuando coincidían en dicho camino. Los Amigo tenían también un “güerto de ortoliça, que está debajo de la dicha casa de los Amigos y delante del órrio de dicho Juan de Vega”.  

La casa nueva de los Vega se había hecho “bajo” la casa vieja, lo que creo debe interpretarse como que la casa nueva se hallaba más abajo en el Camino del Ribero.  Por su parte, esa “casa vieja” de la familia Vega limitaba con la casa de Pedro Alonso de la Mata (o Pedro de la Mata) y “con el Camino del Rivero que ba para Las Escortes”, lo que se confirma en el inventario post mortem de Pedro de la Mata (o Alonso de la Mata), fechado en 1675 y un mes antes que el de Juan de Vega, cuando se dice que su casa de morada lindaba “con cassa de Juan de Vega y sus herederos y con el órrio nuevo y camino de Las Escortes”.  

Los Mata (o Alonso de la Mata) eran dueños también del “órrio viexo del Rivero de Quintana, de madera y texa, según linda con órrio de Juan de Vega”.  Este último hórreo es el que se describe en el inventario de Juan de Vega de 1675 como “otro quarto de órrio en el dicho barrio de Quintana, de madera y texa, que linda con órrio de los herederos de Pedro de la Mata y de Agustín y Torivio de Vega, vecinos de dicho lugar”.  A su vez, en el inventario de la viuda de Pedro de Vega (1671) y madre del Agustín de Vega citado se describe un cuarto de hórreo que lindaba con hórreo Toribio de Vega, Juan de Vega y Pedro de la Mata. Es decir, el mismo hórreo perteneciente a varios vecinos del mismo lugar. 

Juan de Vega era dueño también de otro medio hórreo que lindaba con el hórreo de Juan Díaz de Caldevilla y con el Camino del Ribero. Este hórreo partía con los herederos de su hermano, Pedro de Vega, y con el hórreo de la familia Alonso de la Mata. La aparición de un Díaz de Caldevilla añade el nombre de otra familia que también residía en el lugar, como veremos en el punto 5. 

2. La “casa vieja” de Juan de Vega se partía con sus hermanos y con los herederos de sus hermanos, llamados Pedro, Toribio, Agustín, Julián de Vega, nombres que se repiten en varias generaciones de esta familia. Por su parte, la “casa nueva” de Juan de Vega se fue dividiendo entre sus hijos y los herederos de sus hijos. Así, en 1701 en el inventario post mortem de un Pedro de Vega se dice que su casa de morada lindaba con la de Dominga de Vega (hija del Juan de Vega muerto en 1675) y con la casa de Juan Alonso de la Mata, y que detrás de esta casa había una huerta y pegado a la casa había también un huerto, es decir, este documento de 1701 confirma lo que expusimos al respecto en el punto 1 al analizar el documento de 1675. Este Pedro de Vega había construido también una casa nueva que lindaba con la casa de Juan de Vega (hijo del homónimo que muere en 1675) y con la casa de Lorenzo Alonso de la Mata.   

3. El 19 de mayo de 1711 se escritura el inventario post mortem de Juan Díaz de la Caneja, hijo del escribano público Tomás Díaz de la Caneja y bisabuelo de Ignacio y Joaquín Díaz-Caneja y Sosa. Su casa se describe así: “primeramente inbentariaron la cassa en que bibía dicho difunto que se conpone de rezebimiento, cozina, apossentos, bodega, bajo, portal, caballeriza y pajar, que linda de un lado con cassa de herederos de Lorenzo Alonsso de La Mata y de otro lado con la hería de Palaçio”.   

Esta descripción no coincide con lo que llegó al siglo XX como casa familiar de Ignacio y Joaquín Díaz-Caneja. Primero, la casa del bisabuelo era considerablemente más grande y segundo, se levantaba junto a la ería de Palacio y junto a la casa de Lorenzo Alonso de la Mata que, a su vez, limitaba con la casa de Pedro de Vega, la cual estaba al lado de la casa de Dominga de Vega, hija del Juan de Vega muerto en 1675, o sea, que en aquella época los Díaz-Caneja vivían al lado de los Alonso de la Mata y de los Vega de Quintana, en la zona que se hallaba entre El Palacio y el Camino del Ribero.

Sabemos que Juan Díaz había ido adquiriendo la parte que sus hermanos poseían en la casa familiar, como lo demuestra un documento de 1707 cuando Catalina Díaz de la Caneja, casada en Vierdes, vende a su hermano “la parte de cassa que le correspondió en el barrio de Quintana, que es en la que biven los dichos Juan Díaz y Ana Díez”.  De esta manera el bisabuelo de Ignacio y Joaquín pudo hacerse con una buena propiedad inmobiliaria. La casa familiar a la que nos referimos era la de su padre, el escribano Tomás Díaz quien, al mudarse a Oseja desde Ribota, se instaló en la casa que su mujer tenía en el barrio de Quintana.

Inmediatamente después de la casa de morada, el inventario de Juan Díaz de la Caneja describe otra casa en Quintana, más modesta “que se conpone de cozina, establo y pajar, según la heredó de Juan Alonsso, su tío, que linda de un lado con cassa de herederos de Pedro de Bega y con güerto de herederos de Juan de Bega”. Se menciona también “un poco de güerto que está pegado a la casa de Juan Alonsso, que linda con güerto de Pedro de Vega por todas partes”.  Este Juan Alonso era el hermano de María Alonso, mujer del escribano Tomás Díaz de la Caneja, y de Ana Alonso, quien en 1660 vendió la parte de la casa familiar que le correspondió por herencia de su padre, Juan Alonso de Quintana, a su hermana María y a su cuñado Tomás.  La vecindad de la casa del padre con los Vega de Quintana indica que, casi con seguridad, la madre de Juan Díaz de la Caneja pertenecía a la familia de los Alonso de la Mata.

Pero esta casa que Juan Díaz de la Caneja hereda de su tío tampoco se hallaba en el lugar en el que hoy se levanta la casa de los Díaz-Caneja, pues limitaba con la casa de Pedro de Vega (cfr. punto 2) y con el huerto de Juan de Vega (cfr. punto 1). Es decir, volvía a localizarse en la parte del barrio de Quintana comprendida entre El Palacio y el Camino del Ribero. 

Considerando que los hórreos se encontraban delante de las casas de morada o en sus proximidades inmediatas, veamos qué dice el documento de 1711 sobre la ubicación de los hórreos del bisabuelo de Ignacio y Joaquín.  El inventario de Juan Díaz de la Caneja registra dos hórreos: “medio hórrio en dicho barrio que linda por todas partes con hórrio de Juan Amigo” e “yten otro medio órrio en dicho barrio que linda con órrio de herederos de Juan de Bega por todas partes”. 

Cuarenta años antes, una de las casas de Juan de Vega lindaba con la casa de Juan Amigo (cfr. punto 1), luego el primer hórreo de los Díaz-Caneja se encontraba en las proximidades de la casa de los Amigo que, a su vez, lindaba con una de las casas de los Vega. Y el segundo hórreo de los Díaz-Caneja que lindaba con los Vega quizás fuera el mismo que, cuarenta años antes, pertenecía a los Vega y a la familia Alonso de la Mata (cfr. punto 1). ¿Recibiría Juan Díaz de la Caneja el medio hórreo descrito más arriba por herencia de la familia de su madre, María Alonso, por pertenecer ésta al linaje de los Alonso de la Mata? Me inclino a creer que sí.  De todas formas, los hórreos de los herederos de Juan de Vega se hallaban junto al Camino del Ribero y todas las propiedades que lindaban con las casas, hórreos, huertas y huertos del bisabuelo de Ignacio y Joaquín pertenecían a los Vega, a los Amigo y a los Alonso (de la Mata), cuyas casas se hallaban entre lo que era El Palacio y el Camino del Ribero en aquel entonces, lo que es plenamente coherente con la aparición de la ería de Palacio como linde de la antigua casa de los Díaz-Caneja. 

4. En 1668, Pedro de Granda tenía una casa en Quintana en la que vivía. Esta casa lindaba con la de sus hermanos, por un lado, y con el “Camino Real”, por el otro. Frente a esta casa se hallaba el hórreo que, a su vez, se encontraba situado junto al de los hermanos Pedro y Juan de Vega. Nos encontramos, por tanto, en la misma zona que estamos describiendo. La casa de los Granda estaba cubierta de teja, pero la cocina y el hórreo estaban cubiertos de paja.  Y en cuanto a este “Camino Real” que se utiliza como referente espacial, ¿qué camino era? ¿El que iba a Soto o el que bajaba al barrio de Las Cortes?

5. Otra de las familias que vivían en Quintana por aquellos años era la de José Díaz de Caldevilla, escribano público, primer administrador de la obra pía del Arcediano y posible pariente del mismo por esta causa. La ubicación de la casa de los Díaz de Caldevilla en Quintana la proporciona el Catastro de 1752 cuando dice que limitaba con la casa de Manuel de Vega, con el Camino del Ribero al norte y con la tierra del Cimploño al sur.  Frente a la casa de los Díaz de Caldevilla había un hórreo que lindaba “a los quatro aires con las calles del concejo”.

La casa de este Manuel de Vega que menciona el Catastro de Ensenada formaba parte de la heredad de los Vega de Quintana, en concreto de la casa que Juan de Vega construyó en 1667 y que lindaba con la familia Amigo y con la casa de Juan Díaz de Caldevilla, como asimismo uno de los hórreos de aquel Juan de Vega lindaba con el de los Díaz de Caldevilla (cfr. punto 1). Manuel de Vega fue hijo de Domingo de Vega y nieto de Juan de Vega. En 1701 quedó huérfano de padre junto a su hermana María.

En 1711, uno de los jurados que efectúan el inventario post mortem de Juan Díaz de la Caneja se llamaba Francisco Díaz de Caldevilla. Los inventarios de bienes siempre eran hechos ante la presencia de algún miembro de la familia del difunto y algún vecino cercano al fallecido, quienes juraban ante el escribano y juez del lugar. O sea que este Francisco Díaz de Caldevilla vivía al lado, o muy cerca, de Juan Díaz de la Caneja.   

En el actual barrio de Quintana, Camino del Rivero abajo, se conservan los restos de un caserón derruido que, a juzgar por sus características, debió ser casa de importancia en sus tiempos. ¿De los Díaz de Caldevilla quizás? ¿O de los Díaz de la Caneja?

6. En Quintana vivieron durante el 1.600 otras familias apellidadas González (Cristóbal, José, Ana), Martínez (Juan Martínez Pasos), Piñán (Domingo), Díaz/ Díez o Díaz de Quintana (Damián, Pablo, Pedro), cuyas casas no podemos localizar por el momento.

7. En conclusión y siempre según el estado actual de nuestro conocimiento puede decirse que

A. Las casas documentadas bordeaban la ería de Palacio y se extendían por una franja comprendida entre dichas tierras y lo que entonces era el Camino del Ribero.

B. Todas las casas tenían una huerta detrás de las viviendas, algunas tenían un huerto en un lateral, todas poseían al menos un hórreo delante y algunas estaban todavía cubiertas de paja a mediados del siglo XVII. 

C. Frente a ellas había varios hórreos, cuatro o cinco con seguridad. 

D. Las casas, hórreos, huertas y huertos de la familia Vega tuvieron una extensión mayor y/o una ubicación diferente a la que se conoció en el siglo XX. 

E. La casa del bisabuelo de Ignacio y Joaquín Díaz-Caneja era mucho mayor que la que llegó al siglo XX y debía, además, ser una de las destacadas de Oseja, ya que sólo en las más principales se menciona la existencia de “aposentos”.  Pero lo que resulta más llamativo en este caso es que se hallaba en un emplazamiento distinto, pues lindaba con la ería de Palacio y con una de las casas de los Vega.    

F. La división de las casas y de los hórreos a causa de las herencias, así como las mejoras y construcción de nuevas viviendas y de nuevos hórreos que se llevan a cabo en casi todas las generaciones, además de compras o de la movilidad de la población, son algunos de los factores de cambio que marcan diferencias importantes entre lo que describen los protocolos notariales de la Edad Moderna y lo que llegó al siglo XX y recuerdan los más veteranos. No podemos extrañarnos en absoluto porque los 300 y 400 años que distan entre ellos y nosotros son muchos años. 


2 comentarios:

Lourdes Vega dijo...

Fantástica decripción y estudio del barrio de Quintana. He disfrutado leyédolo, es claro que era muy distinto a como es hoy y está muy transformado, quizá no para mejor...Yo, aún recuerdo dos hórreos en Quintana, el último hace poco que cayó, el otro ya hace muchos años pero, lo recuerdo algo. Lo que sí sé, es que todas las casas de los Vegas lindaban con el Palacio y quizás algunas más abajo hacia lo que llamamos hoy, lo mismo, El Rivero pero de éstas no recuerdo nada. En mi Familia se han repetido los nombres con frecuencia y es curioso, que el que menos Juan...que según parece es el primero que llegó a Oseja .

Elena dijo...

Sí, bordeando el Palacio y a uno y otro lado del Camino del Rivero es donde se localizan todas estas casas y hórreos. El Cimploño, que era de la Rectoría desde la época del cura Posada, es un límite incuestionable. En el Rivero había hórreos en época del Comisario Piñán, en 1630, por lo que también había casas allí. Los Amigo, Alonso, Vega, Díaz de Caldevilla, Granda, Díaz de la Caneja, todos estos vivían allí, junto al Palacio, en el siglo XVII. Sería interesante observar cómo evolucionaron estas propiedades. Quizás en algunos casos pueda hacerse, como en el de los Díaz-Caneja, quizás también en el de los Vega. En la Casa Piñán están los documentos. Yo los estoy ordenando todos, aunque voy estudiándolos por partes.

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