jueves, 30 de junio de 2011

EL EFECTO DE LA RENOVACIÓN PEDAGÓGICA DEL SIGLO XX Y LA ESCUELA DE SOTO

Cuando se habla de la Escuela de Soto fundada por don Félix de Martino, al frente de la cual se encontraba el maestro don Leonardo Barriada, siempre se dice que éste se sirvió de las técnicas didácticas más avanzadas de su época. Esto es una gran verdad, aunque también es necesario contextualizar histórica y adecuadamente esta afirmación para entenderla en su justa medida. 

La primera persona en acercarse a dicha contextualización fue Lorenzo Sevilla Gallego en su utilísimo libro titulado “100 años de una intención”, en donde biografía a don Félix de Martino y analiza las características y el alcance de su extraordinaria y desinteresada labor de mecenazgo. Al hacerlo, define muy bien este autor la obra pedagógica de Martino y Barriada como perteneciente a la llamada Escuela Nueva, que tuvo cultivadores tanto entre los católicos, como entre los liberales. 

Pero cuando intentamos buscar un único modelo que sirviera de inspiración al colegio privado de Soto, no terminamos de encontrarlo. Esto sucede porque para él se eligieron soluciones eclécticas, inspiradas en diversas fuentes, aunque pertenecientes todas ellas a las diferentes tendencias que constituían la escuela progresista, Escuela Nueva o Escuela Activa.  Es cierto, como afirma Lorenzo Sevilla, las coincidencias del método didáctico utilizado en Soto con algunos aspectos de las Escuelas del Ave María de Andrés Manjón. Pero la proximidad en este caso no fue total, ya que en el planteamiento pedagógico del padre Manjón, el catecismo y la religión eran las asignaturas más importantes y a las que se dedicaban más horas lectivas por encima de las restantes asignaturas(2). Sin embargo, don Félix de Martino dejó muy claro en una ocasión que Lorenzo Sevilla destaca (pp.56-57), que la religión había de ser en su escuela simplemente una asignatura más, sin ninguna preeminencia con respecto a las restantes materias. Esta es, por tanto, una diferencia fundamental entre el método utilizado en Soto y el modelo de las Escuelas manjonianas.    

Tampoco coinciden Martino y Barriada al cien por cien con las propuestas de Decroly, otro de los grandes ideólogos de la Escuela Activa, pues aunque se aproximaron en algunas técnicas didácticas, les distanciaban otras como el alejamiento de la división de los contenidos discentes en asignaturas, la impartición de una o dos materias al día o muy pocas al mes, la ausencia de exámenes tradicionales, la elección democrática de los tutores por parte de los alumnos, la supresión de los castigos…, principios pedagógicos defendidos por Decroly y aplicados por sus seguidores que no se llevaron a cabo en la escuela de Soto.     

Existieron asimismo coincidencias notorias con algunos procedimientos didácticos del krausismo que difundió en España la Institución Libre de Enseñanza (ILE)  aplicados a la instrucción primaria, como fueron las clases al aire libre y las excursiones que estuvieron presentes en la ILE desde sus orígenes en 1876. 

La filosofía krausista obligaba a poner en contacto directo al alumno con la naturaleza y con los objetos de estudio, por lo que adquirían una enorme importancia las sesiones experimentales y las excursiones, tanto en el entorno de la escuela, como a más larga distancia, tal y como hizo Barriada en varias ocasiones. El arboreto de Soto debió estar inspirado en el jardín botánico de la Institución, así como el gabinete de física fue similar en su planteamiento a los gabinetes de la ILE. La dedicación de Barriada “más allá de lo exigible”, según las expresión de Lorenzo Sevilla (p.61), que se materializó en las Clases Dominicales destinadas a reforzar el aprendizaje, y no a la discencia de la mera doctrina cristiana, son paralelas a las “conferencias dominicales” de la ILE y al pensamiento de María de Maeztu expresado en su célebre frase: “es verdad el dicho antiguo de que la letra con sangre entra, pero no ha de ser con la del niño, sino con la del maestro”.   También coinciden ambas fundaciones privadas en la coeducación o enseñanza mixta, en la preocupación por la higiene de los alumnos, así como en el cuidado por la construcción del edificio de la escuela, que debía ser sólido, con adecuada iluminación y suficiente amplitud de espacios. Sin embargo, Martino y Barriada se alejan del krausismo y de la ILE en todo lo que ambas poseían de defensa a ultranza del laicismo.   

Estos paralelismos reseñados se deben a que todos ellos se inspiraron en los mismos fundamentos pedagógicos de origen roussoniano, unos principios que en España empezaron desarrollándose precisamente en las escuelas privadas de finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, y que tuvieron como principales representantes a Andrés Manjón, Francisco Ferrer Guardia y Francisco Giner de los Ríos. El denominador común de estas tres grandes personalidades de la Pedagogía española fueron los presupuestos básicos de las mencionadas orientaciones pedagógicas, aunque luego les separasen las respectivas interpretaciones, como la mayor presencia de la religión en el caso de la escuela católica del padre Manjón frente a la defensa de la libertad de cátedra y el laicismo de Giner de los Ríos o el anticlericalismo y la ausencia de exámenes en las escuelas de Ferrer Guardia.  

En este sentido, no puede afirmarse que Leonardo Barriada fuera un adelantado para su época, sino precisamente un hijo de su época.  Las técnicas didácticas utilizadas en Soto de Sajambre ya se habían aplicado antes en otros lugares y por otros maestros. Lo que hizo Leonardo Barriada fue crear una escuela un tanto ecléctica, al efectuar una selección y consiguiente adaptación de procedimientos didácticos de diferente origen aunque pertenecientes todos ellos al pensamiento de la Pedagogía progresista del momento.     

Ahora bien, ¿fue don Leonardo Barriada el único responsable de la selección y aplicación de tales principios didácticos? Desde luego que no o, por lo menos, no al cien por cien, porque por encima de don Leonardo había un árbitro que tenía las ideas muy claras y que sabía a la perfección lo que quería para su Escuela: don Félix de Martino.   Y, desde luego, a don Félix correspondió el mérito de situar al "remoto y pobre" lugar de Soto de Sajambre al mismo nivel que algunas de las más avanzadas instituciones educativas de las ciudades de la época.

Gracias al trabajo de Lorenzo Sevilla Gallego, sabemos que don Félix obligó a Leonardo Barriada a mantenerse al día sobre avances pedagógicos, financiando su formación continua y sus viajes de estudio por España y Europa (p.58).  Por eso, sería muy difícil pensar que Leonardo Barriada no hubiera leído o conocido no sólo lo que hacía el padre Manjón, sino también las propuestas de un Sanz del Río, de un Ferrer Guardia, de un Giner de los Ríos,  de un Manuel Bartolomé Cossío o de un Gumersindo de Azcárate. En realidad, sería absolutamente impensable que no hubiera sabido de la ILE dada la proximidad geográfica de la Fundación Sierra-Pambley (nacida en 1887).   
  
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NOTAS
(1) Lorenzo Sevilla Gallego, 100 años de una intención. Escuela de Soto de Sajambre, s.l., 2007.
(2) Esta orientación fue desarrollada en “El Catecismo como asignatura céntrica”, ponencia pronunciada por Andrés Manjón en el I Congreso Catequético Nacional, celebrado en 1913, ed. en Andrés Manjón, El Catequista. Hojas meramente catequistas del Ave-María, Tomo II, Patronato de las Escuelas del Ave-María, Alcalá de Henares, 1946.  
 


5 comentarios:

ESPERANZA dijo...

Elena, estoy de acuerdo contigo en que Felix de Martino tenia una visión muy clara de los principios que debían inspirar su escuela y gracias a ello se impidió la intromisión de otros ámbitos en la educación.

Larry hizo un magnifico trabajo de investigación con motivo del libro y desde la Asociación seguimos indagando para tener una visión completa de este hombre generoso y de su obra.

Elena E. Rodríguez Díaz dijo...

El libro de Larry es muy bueno, es cierto, muy documentado y acertado en sus comentarios. Él mismo afirma en varias ocasiones cómo don Félix llevó el timón y, al fin y al cabo, él mismo fue quien quiso un determinado tipo de maestro y el que dio el visto bueno a Barriada.

Larry dijo...

Hola Elena.
Gracias por tus generosas citas, de verdad. Es para mi un auténtico honor que mi modesto trabajo sea valorado por personas como tu.

Pero muchas más gracias por profundizar en estos temas relacionados con Sajambre y, especialmente, por compartir desinteresadamente con el resto del mundo toda esta información y los análisis derivados, que sin duda incrementan y ponen en valor el patrimonio histórico sajambriego.

Un saludo afectuosos y todo mi ánimo para continuar.

Elena E. Rodríguez Díaz dijo...

Enhorabuena por tu trabajo en el libro de Soto, Larry, porque no recuerdo habértela dado personalmente. Tu libro está sólidamente documentado, como debe ser. Tal como son las cosas, así las digo. Además está escrito de manera narrativa y amena, sin ser retórico, ni pretencioso, muy bien. Puedes estar satisfecho, porque los demás estamos contentos de tener una obra tan útil.

Gracias por tus ánimos. Se hace lo que se puede, en unos meses más que en otros, y este curso he tenido tantos compromisos que no he podido atender el blog como me hubiera gustado. Pero, en fin, poco a poco, seguiremos avanzando entre todos.

Pablo Lorente Muñoz dijo...

Hola, me gustaría conocer la fecha de fallecimiento de Leonardo Barriada, ¿alguien me podría ayudar? Gracias, pueden contestar a: librolorentepablo@gmail.com

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