sábado, 5 de marzo de 2011

3. LOS HIJOS Y HEREDEROS DE DÑA. FRANCISCA DÍAZ DE LA CANEJA.

Su testamento proporciona claves muy interesantes para comprender muchos documentos que han llegado hasta nosotros entre los protocolos notariales de la Casa Piñán. Limitémosnos hoy a los hijos y herederos de la Casa de la Caneja.

El matrimonio formado por Leonardo García y Francisca de la Caneja y Mendoza tuvo tres hijos: Manuela, la primogénita, nacida en 1665, María y el más joven, Leonardo. En la práctica cotidiana, todos ellos se hacen nombrar por el primer apellido del padre y el segundo de la madre: García de Mendoza. En los documentos importantes, desarrollan sus apellidos de la manera correcta: García de la Caneja y Mendoza.

De Manuela ya dijimos que casó con Alonso Gómez de Caso (III) y el testamento de Dña. Francisca sólo proporciona el nombre de un hijo de ambos, Fausto Gómez, que será, junto con su padre, uno de los albaceas de las últimas voluntades de su abuela.

Al marido de Dña. Francisca, Don Leonardo García, no le gustó que su hija María decidiera contraer matrimonio con un soldado de infantería llamado Antonio Flórez Abarca Maldonado. Y sólo estuvo dispuesto a dar su consentimiento cuando la joven puso por escrito la renuncia a que sus hijos y nietos pudieran heredar cosa alguna de su familia. Dña. Francisca deja constancia en su testamento de su oposición a esta drástica medida pero también manifiesta su intención de respetarla: “por haber hecho a favor de su marido, Don Antonio Flórez, una escriptura de no hacer manda ni mejora a hijo, ni a nieto para se casar con el susodicho. La qual otorgó a persuasión de Don Leonardo García, mi marido, aunque contra mi voluntad. Como quiera, no voy contra ella” (Archivo de la Casa Piñán, Not., Saj., Agustín Piñán, leg.1711, ff.24rº-27rº). Por tanto, a efectos de rastrear la titularidad de los bienes habidos en Soto, no hay que contar con los descendientes de esta rama de la familia.

No obstante, Dña. Francisca declara que en vida había hecho muchos regalos a sus yernos y a los nietos que se veía obligada a ignorar en su testamento, y aquí nos enteramos de algunos de los objetos suntuarios que había en su casa y que resalto en negrita: “por quanto han llevado mis yernos Don Antonio Flórez y Don Alonso Gómez y sus hijos muchos alaxas de plata, cuadros de mucha importancia, censos, ganados y otras cosas que por no lo tener en la memoria dejo de especificarlo cada cosa de por sí”. Es probable que “los cuadros de mucha importancia” hubieran llegado de Oviedo como parte de la herencia de su hermano, el arcediano Diego de la Caneja.

Su hijo menor fue el inquieto y ya familiar para nosotros, Don Leonardo García de Mendoza. El testamento nos permite empezar a comprender por qué fue turbulento su comportamiento. En primer lugar, porque era joven y, como tal, impetuosamente irreflexivo. Y en segundo lugar porque, según Dña. Francisca, la ayudó a defenderse de sus enemigos. Fuera como fuera, por dos veces (en el testamento y en el codicilo) Dña. Francisca deja por escrito su total apoyo a las actuaciones de su hijo, quien para entonces ya había muerto.

Así, en el testamento reconoce que Leonardo García de Mendoza gastó mucho en vida (“como son censos, ganados vacunos y alaxas de plata”), pero que todo se hizo bajo su consentimiento y sus órdenes, habiendo sucedido “por defender sus bienes y defenderse de sus enemigos y para lo más de ello le di diferentes poderes, en lo que me afirmo”.

Y en el codicilo vuelve a afirmar que había delegado en su hijo, mediante poderes, para litigar en pleitos civiles y criminales y vuelve a declarar que todo fue bajo sus órdenes y consentimiento: “los aprueba, ratefica y rebalida y quanto el dicho su hijo hubiese hecho después de haber salido de la minoridad y con su poder o sin él, lo da por bastante y en bastante forma y quiere no se le meta en quenta cosa que hubiese gastado, por haber salido con su horden y consentimiento” (Archivo de la Casa Piñán, Not., Saj., Agustín Piñán, leg.1711, ff.28rº-29rº).

Al margen del porqué de los acontecimientos, que tendrán que ser analizados en sus respectivos contextos, en esta reiteración de Dña. Francisca de la Caneja con respecto a su hijo, asoman no sólo los reproches que debían estar haciendo las hermanas y los yernos sobre los despilfarros de Leonardo, sino también la necesidad que tenía la madre de defender y respaldar la vida peligrosamente vivida de su hijo, así como la memoria del mismo tras su muerte. Porque, aunque por ahora desconocemos la fecha exacta, parece que Don Leonardo García de Mendoza no llegó a cumplir los 30 años de edad.

Para más información puede consultarse la genealogía de esta familia que estoy reconstruyendo en http://lacasadelabolera.blogspot.com/p/linaje-del-arcediano-pedro-diaz-en-soto.html


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