jueves, 25 de febrero de 2010

LA IGLESIA DE LA ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE OSEJA DE SAJAMBRE (final): a modo de conclusión.

En su conjunto, la iglesia de la Asunción de Oseja de Sajambre es una obra maciza y monumental en su apariencia externa, pero sobria y austera en su decoración. El clasicismo dominante colabora en ello con efectividad. Es una construcción de líneas geométricas desnudas. No existen elementos de ostentación y el único lugar en el que aparece el nombre de los committenti (la inscripción fundacional) es un rincón modesto, junto a la puerta lateral.

Dentro del templo no hay pinturas en los muros, ni vistosas molduras, ni llamativos retablos. El espacio interior es diáfano y elegante. Pero esto no quiere decir que sea una obra simple, pues se trata de un edificio con un lenguaje propio, en el que se establece un juego continuo entre diferentes tipos de volúmenes, de arcos, de ventanas, de bóvedas, de techumbres con un significado concreto en cada caso. Los elementos arquitectónicos no fueron elegidos al azar. En la iglesia de la Asunción las formas tienen sentido. Por esta causa, por su plasticidad, por su hechura y su elegancia, la iglesia mandada edificar por el obispo Ignacio Díaz-Caneja es una obra de arte perteneciente a un incipiente eclecticismo, aunque en ella dominen las soluciones neoclásicas.

En cierta forma, el resultado final es también un reflejo de la personalidad de don Ignacio: un hombre sencillo pero de sólidas y profundas convicciones que supo ejercer con honestidad a lo largo de toda su vida. Sin ninguna duda, de todos los sajambriegos ilustres, don Ignacio Díaz-Caneja y Sosa fue -para mí- el de mayor categoría humana.

La inscripción fundacional dice que don Ignacio costeó la iglesia con la herencia de su hermano ya fallecido, luego no debemos olvidar nunca el nombre de don Joaquín cuando hablemos de este monumento. Y dice asimismo que el obispo se encargó de “dotar y decorar” el templo. ¿Se refiere esta expresión sólo al contenido (mobiliario e imágenes) de la iglesia? ¿O participaría también don Ignacio en el diseño del edificio mismo? Está claro que a él hubo de corresponder dar el visto bueno al proyecto y escoger al arquitecto que lo materializase, pero ¿intervendría en algo más el (buen) gusto del obispo Díaz-Caneja? De la una o de las dos formas, la frase del epígrafe “este santo templo decorado y dotado” por don Ignacio trasluce una implicación personal del obispo en la fisonomía última de la iglesia.

Lo que yo he estado escribiendo sobre este monumento del Patrimonio Artístico sajambriego en estas semanas es, como decía al principio, una mera aproximación, porque sería conveniente estudiar a fondo el edificio con los planos, las medidas, la documentación de archivo que pueda existir sobre la construcción del conjunto formado por la iglesia, el cementerio y el atrio, así como sobre su contenido, especialmente por lo que se refiere a los retablos. Creo que este monumento se merece la mirada experta de un especialista en Arquitectura y en Historia del Arte que sepa descifrar con rigor y exactitud lo que las formas elegidas quisieron expresar.

3 comentarios:

Lourdes Vega dijo...

Muy bien Elena, yo te doy un Sobresaliente porque desde ahora saboreo con mucho gusto el estilo de nuestra Iglesia,y todos los detalles que nos has comentado, conozco un poco más a Don Ignacio Diaz Caneja...y estoy muy orgullosa de tan grade legado por él y por su hermano Don Joaquín...

Elena dijo...

Gracias por esa buena nota, Lourdes. También sería interesante hacer algo parecido con las restantes iglesias del Valle. Espero hacer una visita a cada una de ellas el próximo verano con este objetivo, empezando por la de Vierdes, por ser la más antigua.

Lourdes Vega dijo...

Creo que será muy interesante para la historia de cada pueblo de nuestro Valle sin investigar a fondo hasta ahora y bueno sería lo que tu pides, que alguien más jóven y con conocimientos, se interesara por seguir avanzando...en el estudio

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