miércoles, 8 de julio de 2009

SOBRE LA GUERRA CIVIL EN SAJAMBRE (I).

FOTO 1.- AHN, Fiscalía del Tribunal Supremo, Causa General, 1345, exp.2, n. 9.


FOTO 2.- AHN, Fiscalía del Tribunal Supremo, Causa General, 1345, exp.2, n. 10.

El Decreto de 26 de abril de 1940 da comienzo a la Causa General que estaría abierta hasta el año 1964 y que se ideó para registrar los asesinatos cometidos durante “la dominación roja en España”, aunque su verdadero objetivo fue demostrar la violencia de sus enemigos para legitimar la suya propia y la sublevación contra el gobierno republicano. Sobra decir que ni uno solo de los crímenes de los nacionales fue inventariado en estos documentos. Además, la información acumulada sirvió como instrumento para la represión sistemática que había adquirido rango normativo el 9 de febrero de 1939 con la Ley de Responsabilidades Políticas, un perverso retruécano que convirtió a los defensores de la legalidad republicana en los culpables de la Guerra Civil.

La Causa General puso en marcha una exhaustiva investigación por toda la geografía peninsular con un sorprendente resultado: se censaron menos de la mitad de las víctimas que los franquistas esperaban documentar. En los expedientes que se conservan en el Archivo Histórico Nacional de Madrid son muchas las páginas vacías y los escritos de los ayuntamientos declarando la inexistencia de víctimas represaliadas por los “rojos” en sus municipios.

Uno de estos documentos “sin nombres” es el que el Ayuntamiento de Oseja de Sajambre remitió al Fiscal Instructor de la Causa General en Oviedo y León el 1 de mayo de 1941 sobre los acontecimientos del 18 de julio de 1936 (véanse las fotografías 1 y 2, pinchar en ellas para verlas ampliadas). Los 243 documentos del expediente de la provincia de León de 1941-1942 están digitalizados y pueden consultarse a través del portal PARES.

Los estudios históricos han establecido en unas 45.000 las víctimas en la retaguardia republicana y en unas 130.000 las víctimas de los nacionales en iguales circunstancias, además de otras 40.000 muertes como resultado de la represión institucional tras la contienda. Aunque parafraseando a don Miguel de Unamuno, hay que considerar algunos más “entre los hunos y los hotros” que no quedaron registrados en ningún documento o de los que, simplemente, se perdió su recuerdo. Digamos al hilo que, como se sabe, la cantidad tópica del millón de muertos de nuestra Guerra Civil es un mito literario sin ninguna base científica desmentido desde hace tiempo por especialistas de todas las tendencias historiográficas.

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