miércoles, 12 de noviembre de 2008

MÁS SOBRE APELLIDOS SAJAMBRIEGOS (V): VARALES, REVUELTA, GRANDA, PANADERO Y SIMÓN.

VARALES.- Las variantes más antiguas aparecen siempre documentadas como Barales. Atestiguado en Oseja ininterrumpidamente desde 1552 hasta la actualidad. Es muy probable que tuviera origen en un oficio, sobre todo conociendo la antigua dedicación de los vecinos de Sajambre al trabajo de la madera. El origen de Varales se entendería por la especialización artesanal que también explica el origen de apellidos como Rueda o Correa.

REVUELTA.- Apellido que viene siendo considerado originario del Valle del Pas, en Cantabria, aunque existe un foco asentado en el concejo asturiano de Aller desde los epílogos de la Edad Media.- Por las noticias que poseo a día de hoy (susceptibles de corrección en caso de inexactitud por mi parte), este apellido llega a Sajambre en la primera mitad del siglo XX instalándose en Oseja.

GRANDA.- Al igual que el caso ya analizado de VEGA, es forma toponímica que procede de una palabra de origen prerromano que sirve para designar “una elevación estéril o un suelo de piedra o arenoso”. Muy extendido en el Cantábrico occidental, especialmente en tierras asturianas. Su uso como apellido puede proceder de algún emplazamiento así designado bien de la toponimia mayor, o bien de la menor.- En Sajambre aparece documentado desde 1552, localizándose los testimonios más antiguos en Oseja. En 1631, un “Xuan Granda” poseía una casa en La Pandiella, junto a las Cortinas Viejas.

PANADERO.- Apellido que tiene su origen en la identificación por el oficio, en el mismo sentido que casos tan comunes como Herrero, Sastre, Alcalde, Guerrero, o de otros como Merino, Ferrer, Jurado, Ballester, Fuster, Sabater, etc.- Se documenta en Sajambre, en concreto en Oseja, desde 1996 y adquiere oficialidad el 26 de octubre de dicho año.

SIMÓN.- Apellido utilizado también como nombre y documentado en Soto y Oseja desde el año 1552; bajo la grafía “Ximón” aparece en Ribota en 1621.

Una de las estrategias en la formación de los apellidos españoles fue la siguiente: la costumbre tradicional del mundo rural de designar y distinguir a las personas indicando el vínculo con el padre, la madre o los respectivos consortes (“Pepe el de María”, “Esperanza la de Esteban”) fue un práctica antigua que, con el uso frecuente y el paso del tiempo, se fue simplificando (“Pepe de María”, “Juana de Simón”) hasta convertirse los antropónimos de referencia en apellidos autónomos. Este es el origen de SIMÓN como apellido y, junto a la posibilidad toponímica, explicaría también el origen de MARTINO. Veámoslo a través de las propias fuentes documentales.

Si nos fijamos, por ejemplo, en los documentos notariales del siglo XVII encontramos casos como el de los vecinos de Oseja llamados “Pedro de Gonzalo” en 1632 y “Pedro Gonzalo” en 1669; “Juan de Francisco” (1631, 1632); “María de SIMÓN” (1627); “María de Santos” (1631); “Alfonso de Martino” (1627); “Toribio de Suero” (1633); o la forma evolucionada de “Pedro Miguel” a mediados del siglo XVII.

Es decir, al igual que la designación del tipo “María (la) de Simón” acabó derivando en la simplificación “María SIMÓN”, el apellido MARTINO (variante leonesa de Martín como dije en otro lugar) bien pudo proceder de una primitiva identificación expresada al modo de, por ejemplo, “Juana (la) de MARTINO”.

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