sábado, 18 de octubre de 2008

MÁS SOBRE APELLIDOS SAJAMBRIEGOS: LOS PATRONÍMICOS.

Hoy voy a hablar de todos los que llevamos apellidos tan comunes como Álvarez, Díaz, Fernández, Ibáñez, González, Martínez o Pérez e, incluso, Alonso, García y Martino.

En un documento del año 1304 que ha llegado hasta nosotros gracias a una defectuosa transcripción del siglo XVIII aparecen individuos llamados Domingo Fernández, Martín Domínguez, Juan Pérez, Domingo Rodríguez. Más adelante, encontramos nombres como Alfonso Pérez, Suero Díaz y Martín Díaz en 1406, María Alonso y Diego Díaz en 1408, Toribio Martínez, García Sánchez, Pedro Díez o Juan Alonso en 1411. Como se ve, pese a su vulgaridad, resultan ser los apellidos más antiguos del valle, hecho que no es privativo de Sajambre, sino que se trata de un fenómeno general que paso a explicar de la manera más sencilla posible.

Todos estos apellidos son patronímicos, lo que quiere decir que derivan del nombre del padre. El proceso histórico que dio lugar a los apellidos más característicos de nuestro país está muy documentado y muy estudiado, de tal manera que

Hasta 1100 aprox. = el apellido deriva del nombre del padre.

De 1100 a 1200 aprox. = conviven los dos sistemas.

A partir de 1200/1250 = se adopta el apellido del padre.

No obstante, en determinadas épocas veremos aflorar costumbres algo distintas a la práctica actual, como por ejemplo que los hijos varones adopten el primer apellido del padre y las hijas el de la madre.

El castellano, así como el asturleonés hablado en Sajambre, derivan del latín vulgar y la antroponimia deriva tanto del latín medieval como de las prácticas sociales de dicho período. En la alta Edad Media, la filiación se indicaba diciendo “Pedro hijo de Gonzalo” (“Petrus filius Gundisalvi”) simplificándose en un “Pedro de Gonzalo” o “Petrus Gundisalvi”, en donde el nombre de pila del padre (Gonzalo/Gundisalvus) aparece en genitivo indicando procedencia. A estos nombres en genitivo empieza a añadírseles una desinencia de origen prerromano que tiene el mismo significado: “-z” (“Gundisalviz”). La evolución del latín medieval al romance hará el resto y el antiguo “Gundisalviz” se transformará en el moderno “González” que, por esta razón, significa hijo de Gonzalo.

Paso a enumerar el desarrollo de algunos patronímicos usuales, considerando 1º) que la doble “n” evoluciona a “ñ”; la “e” y la “i” se intercambian; que la “o” deriva en “u”; que la “i” larga se convierte en “j” ó “y” según pronunciación; y 2º) que a veces conviven diferentes grafías y diferentes maneras de pronunciar un mismo nombre que sufrirán distintas evoluciones:

ÁLVAREZ

Aluarus / Alvarus > Alvarii > Álvarez (= hijo de Álvaro)

DIEGO

Didacus > Didaci > Didaz > Díaz / Díez (= hijo de Diego)

FERNANDO

Fredenandus > Fredenandi > Fernandi > Fernández (= hijo de Fernando)

Fredenandus > Ferrandus > Ferrandi / Ferrández / Ferrándiz, Ferrandi (= hijo de Fernando)

GONZALO

Gundisalvus > Gundisalvi > Gunsalvi > González / Gonzálvez (= hijo de Gonzalo)

JUAN

Iohannes > Iohanni/Iohanne > Joanniz/Joannes > Juánnes/Yuánnez > Yáñez (= hijo de Juan)

Iohannes > Iohanne > Iohanniz/ Iohannez > Iuánnez > Ivánnez > Ibáñez (= hijo de Juan)

MARTÍN

Martinus > Martini > Martiniz > Martínez (= hijo de Martín)

PEDRO

Petrus > Petri > Petriz > Pétrez > Pérez (= hijo de Pedro)

RODRIGO

Rodericus > Roderici > Rodríguez (=hijo de Rodrigo) y su hipocorístico Ruy > Ruiz (= hijo de Rodrigo)

SANCHO

Sancius > Sancii > Sanz (= hijo de Sancho)

Sancius > Sancho > Sanchiz > Sánchez (= hijo de Sancho)

Otros antropónimos tuvieron el doble uso de nombres de pila y apellidos sin la “-z”, a pesar de que en determinadas épocas se utilizara (Adefonsiz y Garciaz aparece en documentos de los siglos XI y XII). Es lo que sucedió, por ejemplo, con:

Adefonsus > Adefonso > Alfonso > ALONSO (el Martín Alfonso de 1304 es, en realidad, un Martín Alonso). La forma Alonso se utiliza con posterioridad al siglo XVI.

Garcia > recibe la “z” en Garcíaz > para perderla en el posterior GARCÍA. Fue usado como nombre y como apellido.

El hipocorístico de Martinus, MARTÍN se usa como nombre y como apellido.

Martinus > se castellaniza en MARTINO y es variante asturleonesa (recuérdese el célebre Santo Martino de León y los muchos topónimos). Se utiliza como nombre y como apellido.

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